Hegemonía, medios de comunicación y el poder desde Gramsci

Hegemonía, medios de comunicación y el poder desde Gramsci

Los medios de comunicación y su función en la construcción de hegemonía

Los medios de comunicación constituyen uno de los cuatro elementos centrales de la socialización política, junto a la familia, la escuela, los partidos políticos y las religiones.

Los medios, no solo ahora, pero sí en este momento histórico con una penetración casi total, son herramientas fundamentales para la construcción de hegemonía. Se erigen como una vía fundamental para la consolidación del poder simbólico, que necesita el poder económico y político del capitalismo actual para proliferar.

Desde el nacimiento de la video política, término propuesto por Sartori (1992), hemos visto como los discursos políticos se han transformado en frases fuerza y slogans publicitarios que se repiten hasta el hartazgo (esto también existía y fue registrado en los primeros partidos de masas que surgieron en Europa en la primera mitad del siglo XX, pero seguían los discursos más extensos en simultáneo, con la aparición de los medios masivos de comunicación las campañas políticas se centraron en los medios audiovisuales y se redujo paulatinamente el debate y el discurso por el eslogan). La simplificación del debate político y del tratamiento general de todos los temas que se colocan como eje de la agenda pública se traslada a los fliyers y publicaciones brevísimas repetidas hasta el hartazgo por redes sociales, acentuando el efecto de simplificación.

Se desconocen causas, se evita el desarrollo de las noticias, los testimonios, gana la espectacularidad de los operativos mediáticos, como por ejemplo las coberturas interminables de casos de corrupción al estilo de reality show policial americano, y se reproducen los programas de panelistas que discuten sin argumentos, y con datos erróneos.

En este sentido, el poder político y económico necesita construir y consolidar el poder simbólico, y los medios de comunicación constituyen el ámbito ideal en la actualidad para realizarlo, ya que tienen un poder de penetración impresionante y podría decirse que influyen más que otras instituciones como las religiones.

Sin embargo no se debe caer en la simplificación de pensar que los medios determinan el pensamiento de la sociedad, pero no se puede negar un fuerte poder de condicionamiento y capacidad para instalar como mínimo, los temas de los que se habla en la agenda diaria.

En cuanto al rol que cumplen los medios masivos de comunicación e intelectuales es de suma importancia, ya que son quienes de manera visible y discursiva hacen que el mensaje ideológico de la clase hegemónica llegue a todos, siendo reproductor de la misma, a través de los medios monopólicos que poseen, los cuales van creando la agenda política, e incluso mostrando una realidad recortada, y por otro lado disminuyendo las voces opositoras.

Se puede construir una contra hegemónica pero para ello debe la clase obrera ir conquistando hegemonía, darse cuenta realmente donde está situado, como señala Gramsci despojarse de todo residuo corporativo, integrarse e integrar a los demás grupos sociales, convirtiendo sus propios intereses en los intereses de todos, difundiendo una visión del mundo, opuesta a la clase dominante.

En Argentina como se suceden los discursos hegemónicos?

Es importante poder reflexionar sobre dos discursos hegemónicos diferentes en los últimos gobiernos consecutivos de nuestro país. En este sentido si volvemos a pensar que esta hegemonía política se sustenta en lograr una mirada que atienda los intereses de los dominados, esto quiere decir; el poder político logra, en algún punto "persuadir" al pueblo a fin de que este último acompañe lo propuesto.

En este sentido, el proyecto político del kirchnerismo es un buen ejemplo a la hora de hablar de construcción de hegemonía donde mediante diferentes políticas públicas sociales, culturales y económicas capaces de atravesar a todos los sectores sociales, logró esta propuesta ordenar la crisis que el país atravesaba luego del 2011 trayendo aparejada una construcción ideológica sin precedentes. Sin dudas que el contexto favoreció la posibilidad que sectores invisibles, comenzaran a visibilizarse hasta llegar a tener espacios institucionales dentro del Estado.

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