LAS CUALIDADES DE UN SERVIDOR
Enviado por DRAKO_ALEJANDRO • 9 de Marzo de 2014 • 2.683 Palabras (11 Páginas) • 2.340 Visitas
LAS CUALIDADES DE UN SERVIDOR
“Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes”. Isaías 61:6
EL PROPÓSITO: El propósito del Señor es que seamos íntegros, sujetos, obedientes a su palabra y las autoridades que el ha puesto en su iglesia, que seamos siervos espirituales, ungidos, capacitados, que estemos dispuestos a pagar el precio de un ministerio para la gloria de El
EL LLAMADO: Si tu ha sentido el llamado de Dios y has deseado pertenecer a algún ministerio dentro de la iglesia donde te congregas, o ya perteneces a él, debes entender varias cosas importantes que van a venir a darte sabiduría, visión, unción y dirección del Espíritu Santo para ser usado como Ministro suyo. Por lo que debes de tener en consideración al menos estos principios como requisitos elementales:
¿COMO DEBE SER UN SERVIDOR DEL SEÑOR?
I.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR ama a Jesús con todo su corazón. Le preguntaron al Señor Jesús; maestro ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Jesús le dijo: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y gran mandamiento. y el segundo es semejante: amaras a tu prójimo como a ti mismo. MATEO. 22:36,39.
Y en Lucas 6:45 nos dice: el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
El servidor que ama al Señor no critica, no blasfema, no anda en chismes, no juzga, no pelea, sino que es obediente y busca la unidad del Espíritu Santo en el cuerpo de cristo, se duele cuando hay rebeldía o desobediencia porque tiene al Espíritu Santo y el Señor Jesús vive en su corazón.
II.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR debe de atraer la Presencia del Señor cuando ministra dando ejemplo de una vida dedicada y consagrada al Señor, lejos de todo aquello que contrista al Espíritu de Dios, como lo dijimos en el punto anterior como son: los pleito, las iras, las disensiones, los enojos, las contiendas y las divisiones, que solo traen muerte espiritual, vergüenza y confusión a los ministerios. Pero cuando somos rectos El promete lo siguiente;
Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jeremías 29:12-13
Cuando vivimos una vida recta delante del Señor, sin importar el lugar, el día o la hora, en el preciso momento que le invocamos Él nos responderá, porque no habrá nada en nosotros que impida que su presencia no se manifieste.
III.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR es sujeto siempre, está bajo autoridad y ministra bajo autoridad. Un ministro respeta a las autoridades civiles, de gobierno y espirituales de la Iglesia, pues la obediencia en todos los aspectos le traerá cobertura y bendición para su vida personal y ministerio, ya que todo acto de rebeldía y de falta de sujeción no proviene de Dios sino de Satanás. (Si alguien da muestras de no querer sujetarse debe ser exhortado con amor y en caso de reincidir volver a ser exhortado y quedar bajo disciplina, y si no entiende ni admite la disciplina debe ser dado de baja de los ministerios, pues es la muestra de un líder que no desea ser pastoreado, que no es maduro ni su corazón esta rendido completamente al Señor)
En hebreos 13:15-17 la palabra dice así; Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Y en 1ra. de Cor. 16:16. dice lo siguiente; Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.
IV.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR es considerado un siervo y debe de tener siempre un corazón dispuesto para servir, predicando, ministrando, ayudando en los quehaceres de la iglesia hasta en la más sencilla tarea, ya que si en verdad somos siervos debemos de tomar la enseñanza y el ejemplo del señor Jesús que nos dice;
“Porque no será así entre vosotros, sino el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Marcos 10:43-45)
En la escritura encontramos que los siervos estaban consagrados en el templo ellos lo cuidaban, lo limpiaban, además ministraban y llevaban al pueblo adorar a Dios, ¡¡que privilegio tenían!!
Los que se enseñorean sobre el liderazgo o la congregación o sobre los discípulos que pastorean no hacen otra cosa que mostrar falta de madurez, imponen su voluntad con soberbia maltratando a la viña, ¡esto no agrada al Señor Jesucristo ni le glorifica! Sino que debemos conducirlos con amor y paciencia, enseñándoles y guiándoles como a hijos, ¡¡ Pues un ministro tiene el Espíritu de Cristo!!
V.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR debe de ser un adorador, además de ser un siervo consagrado al Señor y tenerlo como estilo de vida, debe ser un adorador no solo un simple músico que toque algún instrumento, que cante, que dance, que enseñe o tenga cualquier otro ministerio en la iglesia.
¡Adóralo día a día!
¡Adóralo por su amor! ¡Adóralo por la vida! ¡Adóralo por su poder! ¡Adóralo por su grandeza! ¡Adóralo, porque Él tiene tu vida en sus manos! ¡¡¡ Adóralo porque el se lo merece y ÉL ES DIOS!!!
La adoración es la máxima expresión de un siervo para su Señor, si en verdad le amas ¡adóralo! con todo tu corazón.
VI.- UN SERVIDOR DEL SEÑOR es un Intercesor, pues debe velar por su vida espiritual y por los que preside. Siempre estar dispuesto para interceder por la obra y por el pueblo de Dios.
En Joel 2:16-19 su palabra nos exhorta lo siguiente: “Reunid al pueblo santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de
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