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LEYENDAS LATINOAMERICANAS


Enviado por   •  28 de Febrero de 2015  •  1.735 Palabras (7 Páginas)  •  207 Visitas

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LEYENDA DE EL SALVADOR

LA CARRETA BRUJA

Cuentan que desde hace mucho tiempo y hasta la fecha todos los viernes por las noches, en algunos pueblos de El Salvador, al filo de la media noche se escucha el sonar de una carreta que comienza en lo profundo de los llanos y se acerca lentamente, se puede escuchar claramente el chirrido de las ruedas al rozar con los ejes con resequedad de grasa.

Hay muchas historias de la carreta bruja, he os contaré hoy la experiencia de Majin un señor que avanzada edad que vivía cuando era joven en un pueblito del norte de El Salvador, sucede que una noche que él venía de visitar unos parientes en la noche, era casi media noche pero él ya estaba acostumbrado a caminar por aquellos caminos oscuros, solo con la luz de la luna.

A Majin ya nada le asustaba, se había topado con el Cipitilo (personaje que se aparece por las noches como un espíritu burlón haciendo bromas, riendo y bailando alrededor de su víctima), la Siguanaba (espectro condenada a vivir a las orillas de los ríos y lavara ropa constantemente. De esta manera todo el tiempo vera su fea cara reflejada en el río. , Madre de Cipilo que por dejarlo solo fue castigada) y en ocasiones le acompañaba el Cadejo (Bestia), pero esa noche ni Palomo su perro guardián iba con él. De repente faltando unos 2 kilómetros para llegar a su pueblo sintió el ruido de una carreta que se acercaba, de repente pensó, será don Concho que viene noche de traer zacate (Hierba), o será que se les había arruinado, en fin muchas ideas pasaron por su cabeza.

Cada vez aquel ruido se hacía más cercano y estrepitoso (Ruido enorme), para eso Majin estaba por llegar al pueblo, solo le faltaba pasar junto al cementerio, siempre sentía escalofríos al pasar por ese lugar, así que solo se persigno y siguió su camino, al lograr pasar la carreta estaba casi a sus espaldas, cuando sintió una corriente de frio helado que recorrió toda su espalda.

Lo que más le encrespó el cabello fue cuando las gallinas comenzaron con su característico chillar de miedo, los perros salieron espantados asustados, eso infundió más miedo, él sabía que la carreta no era nada bueno, así que se persigno y medio se brincó un alambrado y se refugió detrás de unos árboles cuando sintió que la carreta esta casi en frente, rezo oraciones.

En ese momento se iba apareciendo un bulto, que al ver más de cerca pudo ver la figura de una carreta desquebrajada que avanzaba lentamente, además no tenía bueyes, y en la punta de sus trinquetes llevaba calaveras, en su interior yacían cuerpos de personas, a las cuales no reconoció, y tras ella avanzaban seres con la cabeza de zacate, pasó frente a él y se alejó, Majin no se acuerda como llegó a su casa, solo que paso 3 días con fiebre, desde ese día ya no se deja agarrar más de la noche y peor si es viernes.

* Esta es una de las muchas historias, muchos dicen que la carreta pasaba por los pueblos llevándose el alma de las personas malas y otros dicen que esta leyenda comienza cuando un hombre fue ganado por el diablo y obligaba a sus bueyes a entrar a una iglesia, pero los bueyes se resistían y no lo hicieron, sino que reventaron sus coyundas (cuerda) y escaparon, la carreta rodo sin bueyes cuesta bajo lo raro es que nunca la encontraron, pero la carreta siempre recorre las calles de pueblos y ciudades solitarias en busca de almas malas.

LEYENDA DE PUERTO RICO

GARITA DEL DIABLO

Con un grito de" Alerta" el centinela comenzaba la jornada militar, Esto se efectuaba frecuentemente para no dormirse y atestiguar su vigilancia. Misteriosamente, durante una noche oscura, desapareció un centinela de esta garita, surgiendo así la leyenda de la "Garita del Diablo".

Los habitantes de la isla de Puerto Rico, eran muy propensos a los ataques de piratas. Por tal razón tenían que pasarse la vida vigilando. La ciudad capital estaba rodeada (aún está) por castillos y murallas. Alrededor de las murallas había, entre trecho y trecho (distancia), unas garitas o torrecitas donde los soldados hacían su guardia día y noche. Por las noches se sentías las rondas de gritos que los centinelas gritaban para no dormirse.

- ¡Centinela alerta! - le gritaba uno

Y el más cercano respondía:

-¡Alerta está!

Entre todas las garitas, había una, la más distante y solitaria. Estaba sobre un acantilado profundo en el extremo de la bahía. En el silencio de la noche, el ruido del mar producía un rumor como si los malos espíritus estuvieran cuchicheando (susurrar).

Había un soldado al cual llamaba "Flor de Azahar". El azahar era una flor muy blanca y como el soldado Sánchez tenía la piel blanca como el azahar, le llamaban así. Esa noche le tocó a Sánchez velar en esa garita.

Como de costumbre, los gritos de contraseña de los soldados se escuchaban de trecho en trecho. Pero, al llegar al del soldado Sánchez, nadie contestaba. Solo se escuchaba el viento silbar y el mar con su rumor.

El miedo se apodera de sus compañeros que pasaron la noche temblando, del solo pensar, que le hubiese pasado a su compañero.

Al salir el sol, todos salieron corriendo hacia la garita a ver qué había pasado en la garita, que se había quedado muda durante la noche. Encontraron: el fusil,

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