La Barca Sin Pescador
Enviado por johnsmith333 • 23 de Abril de 2013 • 13.523 Palabras (55 Páginas) • 777 Visitas
La barca sin pescador
Alejandro Casona
http://www.librodot.com
Alejandro Casona (1903 – 1965)
2
OBRA COLABORACIÓN DE USUARIO
Esta obra fue enviada como donación por un usuario.
Las obras recibidas como donativo son publicadas como el usuario las
envía, confiando en que la obra enviada está completa y corregida
debidamente por quien realiza la contribución.
(1945)
Comedia en tres actos
La barca sin pescador (1945)
3
"En el más remato confín de la China vive un Mandarín
inmensamente rico, al que nunca hemos visto y del cual ni siquiera
hemos oído hablar. Si pudiéramos heredar su fortuna, y para
hacerle morir bastara con apretar un botón sin que nadie lo supiese,
¿quién de nosotros no apretaría ese botón?"
(Chateaubriand. "El genio del Cristianismo")
"Después me asaltó una amargura mayor. Empecé a pensar que el
Mandarín tendría una numerosa familia que, despojada de la
herencia que yo consumía en platos de Sèvres, iría atravesando
todos los infiernos tradicionales de la miseria humana los días sin
arroz, el cuerpo sin abrigo, la limosna negada…"
(Eça de Queiroz. "El Mandarín") 1
1 Estas dos notas deberán figurar en los programas, como lemas de la comedia.
Alejandro Casona (1903 – 1965)
4
Personajes
ESTELA
FRIDA
LA ABUELA
ENRIQUETA
RICARDO JORDÁN
EL CABALLERO DE NEGRO
Tío MARKO
JUAN
BANQUERO
CONSEJERO 1º
CONSEJERO 2°
La barca sin pescador (1945)
5
ACTO PRIMERO
Despacho del financiero Ricardo Jordán. Lujo frío. Sobre la mesa, ticker y
teléfonos. En las paredes, mapas económicos con franjas de colores, banderitas
agrupadas en los grandes mercados y cintas indicadoras de comunicaciones
Una gran esfera terrestre, de trípode. Reloj de péndulo.
Invierno.
Enriqueta, sentada. Ricardo acude de mal humor al teléfono que llama desde
que se levanta el telón. Mientras él habla, ella retoca su maquillaje.
RICARDO.
¡
Hola! ¿Larga distancia...? Sí, sí, diga... Aquí también: otros cuatro enteros en
media hora. Pero le repito que no hay ningún motivo de alarma. No, eso nunca;
mis órdenes son terminantes y para todos los mercados. ¡Pase lo que pase,
comprenden! ¡Nada más! ¡Gracias! (Cuelga. Mira el ticker que señala la
cotización del momento.)
ENRIQUETA.
¿
Siguen las malas noticias?
RICARDO.
Así
parece.
ENRIQUETA.
¿
Graves?
RICARDO.
Peores
las he conocido y he sabido capear el temporal. Cuando se ve de
dónde viene el golpe es mas fácil evitarlo.
ENRIQUETA.
SI
te limitaras a evitarlo... Pero te conozco; no eres hombre que se conforme
con encajar un golpe sin devolver otro.
RICARDO.—(Ofreciéndole un cigarrillo.)
Es
lo que he hecho siempre. ¿Voy a acobardarme ahora?
Alejandro Casona (1903 – 1965)
6
ENRIQUETA.
No
se trata de valor, sino de cifras. ¿Cuánto han subido hoy las acciones de la
Canadiense?
RICARDO.
Catorce
enteros más. Los mismos que hemos bajado nosotros.
ENRIQUETA.
¿Y hasta dónde puedes resistir la baja?
RICARDO.
No
me importa el límite, puesto que se trata de una baja provocada
artificialmente. El juego está bien claro: o la Canadiense o yo. Veremos quién
ríe el último.
ENRIQUETA.
Ellos
pueden permitirse el lujo de perder indefinidamente con tal de hundirte.
No se trata de una empresa que defienda sus intereses. Es un hombre que te
odia. Josué Méndel.
RICARDO.
Josué
Méndel... Un aprendiz. Los primeros negocios sucios que hizo en su vida
los aprendió conmigo. Yo le enseñaré a respetar a su maestro.
ENRIQUETA.
Pero
hoy es el gran conductor de la industria y de la banca. Sabe sonreír en
los salones; y las mujeres le admiran.
RICARDO.
Ya
veo, ya.
ENRIQUETA.
Sin
ironías, Ricardo. Es un juego peligroso. Puedes arrastrar a la ruina a
mucha gente contigo.
RICARDO.
No
puedo perder mi tiempo pensando en los demás. ¿Tienes miedo?
ENRIQUETA.
Por
ti. Tú eres un apasionado, capaz de poner la vida entera a una carta. El
tiene los ojos fríos, camina despacio... y llega siempre adonde quiere ir.
RICARDO.
Nunca
te imaginé tan pesimista. ¿Qué es lo que me aconsejas? ¿Rendirme?
ENRIQUETA.
Pactar.
La barca sin pescador (1945)
7
RICARDO.
¿
Con Méndel? Nunca. Él ha querido la guerra, pues tendremos guerra. Y por
favor, dejemos esto: no me parece elegante para ti. ¿Por qué no me llamaste
anoche?
ENRIQUETA.
Después
de un día tan agitado supuse que necesitarías descanso. Estuve
cenando en el Claridge... con unas amigas.
RICARDO.
¿No hay teléfono en el Claridge?
ENRIQUETA.
No
quise despertarte.
RICARDO.
Qué
extraño... Nunca me ha gustado el Claridge. Es donde suele reunirse la
gente de Méndel.
ENRIQUETA.
¿
Qué quieres insinuar...?
RICARDO.
Seamos
claros, Enriqueta. Hasta ayer nunca habías visto a ese hombre.
¿Dónde aprendiste que Méndel tiene los ojos fríos?
ENRIQUETA.
¡
Ricardo...! ¿Una escena de celos ahora?
RICARDO.
Perdona.
(Entra Juan con una bandeja, dos vasos, coctelera y soda.)
DICHOS y JUAN
JUAN.
Con
permiso, señor.
RICARDO.
¿
Quién ha pedido eso?
JUAN.
Como
el señor lleva tres noches sin dormir, me he permitido... ¡Pruébelo y me
lo agradecerá!; pero con cuidado. ¡Es una fórmula para soñar de pie!
RICARDO.
Alejandro Casona (1903 – 1965)
8
Gracias
Juan.
JUAN.—(Dejando la bandeja.)
El
Director del Banco y los Consejeros esperan.
RICARDO.
¿
Tranquilos?
JUAN.
Pálidos.
El señor Director ha encendido
...