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La Corrupción en México, consciencia, moral y valores sociales.


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  1.097 Palabras (5 Páginas)  •  118 Visitas

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La corrupción en México es un tema del que se habla a diario, tanto entre la población mexicana, como en las embajadas extranjeras cuando se descubre a duras penas un caso de uso indebido de los recursos, como son los impuestos públicos, para fines de lucro personal.

La corrupción ha existido siempre, que eso quede claro, lo único diferente es que ésta ha venido acrecentándose en cuanto a presencia e influencia en nuestro país desde hace bastante; como un cáncer, sigiloso entre la población, y para cuando todos decidimos hacer caso a los exámenes, el diagnóstico médico ya nos tiene marcados como enfermos terminales. ¿Y cuáles fueron los factores que propiciaron dicho cáncer? La falta completa de respeto a la legalidad, la inmoralidad pública, el castigo al inocente y la premiación al culpable, la inconsciencia de la población y los gobiernos, el egocentrismo de quienes, se supone, deberían velar por el bienestar común, como lo indica la responsabilidad social a la que se comprometieron al ocupar los puestos políticos de los que gozan y de los cuales, también, hacen mal uso…, la lista de factores, tanto exógenos como internos es interminable, pero no tanto como la corrupción en nuestro país.

Y no es que nos hayamos hecho de oídos sordos; de hecho, de acuerdo con el informe del Barómetro Global de la Corrupción realizado en 2013, 91% del pueblo mexicano considera que nuestros representantes políticos son corruptos a más no poder, y de ellos, les siguen los guardianes del orden, con un 90%.

México enfrenta una crisis de confianza para con casi todas las organizaciones que manejan grandes cantidades de dinero. No sólo los gobiernos o la policía, sino también con instituciones que son autónomas de cualquier tinte político, como las universidades de paga, las ONGs, e incluso entre los ciudadanos mismos que ocupan puestos influyentes o importantes entre la población.

Vivimos inconformes hasta con el tránsito de la esquina, pero no podemos quejarnos de la corrupción justo después de que nos pasamos la señal de ALTO y convencemos al buen hombre de restarle valor a la multa, y sobornarlo para no tener que pagar el castigo. El problema no está sólo en nuestros representantes políticos, nuestros jefes o el cuerpo policial… El problema está en nosotros mismos, en nuestros actos y actitudes a la hora de hacerle frente a las situaciones que requieren de nuestro completo uso de los valores sociales e integridad que tanto pregonamos en nuestros hijos y alumnos.

Nuestra falta de consciencia nos está costando no sólo en los aspectos económicos y políticos del país, sino también en la identidad nacional, en la cultura, en la imagen que proyectamos a las demás naciones del mundo, pero más importante aún, nos está costando la perspectiva de lo “cotidianamente aceptable” que perciben nuestros hijos. Tenemos que tomar consciencia de que no sólo estamos hundiéndonos nosotros en el fango, estamos llevándonos de encuentro a las nuevas generaciones, a esas a las que les dices a diario cosas como “Ustedes son el cambio, son la esperanza del país”.

Si seguimos aferrados al pensamiento de que “nada más somos nosotros” y que en el momento en el que desaparezcamos, las nuevas e inmaculadas generaciones próximas arreglarán la porquería de sistemas que hemos dejado para ellos, estamos condenados a vivir dentro de pozo. Las nuevas generaciones ya está aquí, somos nosotros, soy yo, eres tú, ella, su bebé, los alumnos, tus sobrinos… Somos todos. Todos estamos aquí y ahora, aprendiendo y absorbiendo las prácticas corruptas y la frustración de nuestros padres al ver que el sueldo no les alcanza ni para los impuestos que son para mejorar la situación.

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