La Educación Encierra Un Tesoro

La rapidez del crecimiento demográfico en el mundo actual, es muchas veces telón de fondo de otros problemas, sobre todo en los países subdesarrollados. En los sistemas educativos de hoy en día tenemos la presión de más de mil millones de jóvenes escolarizados, y con toda seguridad los avances tecnológicos tendrán que facilitar necesarias decisiones a nivel planetario en un futuro no muy lejano.En un sistema en el que los mercados mundiales imponen su ley a las políticas nacionales proliferan las crisis y sus repercusiones a costa del enriquecimiento de unos pocos países y, además de acentuarse las diferencias entre “ganadores y perdedores”, hecho visible hasta en la creación de redes científicas que marginan a los pobres, observamos algo más preocupante, la globalización de las actividades delictivas.Ya no hay distancias en cuestiones de comunicación, pero gran parte de la población mundial continúa desasistida y excluida de tal evolución por el acceso caro y difícil para muchos países y por no haber sido educados para criticar e interpretar la información recibida con el peligro del sentimiento de pérdida de identidad. La educación tiene sin duda una importantísima función si se desea controlar el auge de las redes de comunicación.

Esta mundialización salvaje tiene muchas consecuencias, en el medio ambiente, en los grandes movimientos migratorios, “metáfora de esta interdependencia planetaria”, y en la vida de las sociedades, donde ubicamos los sistemas educativos, también depositarios de las marcas de la globalización.

Actualmente más de ciento veinticinco millones de personas son extranjeros en su lugar de residencia, mayoritariamente procedentes de los países pobres. Esto provocará un problema como la multiplicidad de idiomas, “expresión de la diversidad cultural de la humanidad”; las migraciones están creando nuevas situaciones que hacen necesaria la aparición de programas escolares que favorezcan el aprendizaje de los llamados “idiomas de comunicación”.Tras el fin de la guerra fría, nos encontramos ante un mundo más complejo y peligroso, numerosas realidades viejas y nuevas han salido a la luz como el resurgir de los nacionalismos y los conflictos religiosos o la proliferación de armas químicas y grupos terroristas. La ONU no tiene autoridad sobre los nuevos conflictos y el temor e inquietud ante éstos son universales debido a la gran difusión informativa de la violencia.

Cada vez somos más conscientes de las desigualdades del mundo, ya sean medioambientales, económicas o sociales, que se traducen siempre en tensiones entre lo local y lo mundial”, situaciones que muchas veces nos impiden ver el rumbo o el futuro del planeta, lo cual aturde y confunde al individuo, siendo él quien ha de superar estas tensiones presentes en numerosas actividades humanas.De las tareas esenciales de la educación actual, una es sin duda “ayudar a transformar una interdependencia de hecho en solidaridad deseada”; podemos así comprobar el poder insustituible de la educación en cuanto a la formación del juicio del individuo, y para desarrollar este aspecto hay que apostar no tanto por nuevas disciplinas sino por relacionar y unir al alumno con su medio, para que conozca y comprenda el mundo en el que vive, sabedor de sus raíces y respetando las demás culturas.La cohesión social es consecuencia tanto de actividades y proyectos comunes como de valores compartidos, siempre bajo la voluntad de convivencia. La misión de la educación en cualquiera de sus manifestaciones es establecer vínculos y desarrollar en el ser humano su dimensión social. Actualmente la educación sufre tensiones entre su principio de homogeneidad y el respeto a la diversidad de los individuos; por ello debe afrontar los posibles conflictos transformando la diversidad en un “factor positivo de entendimiento mutuo entre los grupos humanos” para proporcionar al futuro ciudadano consciente y activo, sólo realizable en contextos democráticos.Desde siempre, las sociedades han visto peligrar su cohesión debido a diversos

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