Lenguaje Inclusivo

En los últimos años ha surgido un debate acerca del lenguaje inclusivo, este es el lenguaje no sexista el cual busca incluir a los distintos géneros en él. Esta disyuntiva ha sido tomada con importancia a lo largo del mundo. Distintos grupos defienden que es inaceptable utilizar el lenguaje inclusivo para comunicarnos. Por otro lado, se argumenta que el lenguaje inclusivo se debería de utilizar por el cambio cultural y social que se está viviendo durante este siglo. Por esta razón no es extraño cuestionarse si el lenguaje inclusivo es correcto y debería de fomentarse. Ante esta pregunta se sostiene que este si se debería de utilizar en ciertos casos y se debería de enseñarse, sin embargo, no sería correcto llevarlo al extremismo.  

El lenguaje inclusivo busca dejar de utilizar el masculino genérico para que se englobe a todas las personas a las cuales se le dirige el mensaje. Esto quiere decir que se dejaría de utilizar palabras en masculino como “alumnos” para referirnos a un grupo de personas el cual tenga hombres y mujeres. Otro ejemplo es la palabra “soldados” no tiene un femenino para poder referirse a las mujeres que se enlisten en el ejército. Por esta razón se debería de dejar de utilizar el masculino genérico, ya que deja de lado a un grupo de personas. Se debería de implementar el lenguaje no sexista, en el caso de alumnos se podría emplear estudiantes para referirse a un grupo de personas que conforme ambos sexos y se debería de implementar un femenino o genero neutro en palabras que no lo tengan, esto va a hacer que todos los remitentes se sientan que el mensaje no los excluye.

Por otro lado, si bien hay ciertas palabras las cuales podrían cambiar o ser empleadas de distinta forma, también se plantea que el lenguaje no es exista, su empleo sí. Álex Grijelmo en una publicación del “El País” del 2018 nos explica que el verdadero problema radica no en el lenguaje mismo si no en como lo empleamos, que el lenguaje es variado sin embargo que las palabras que utilizamos para comunicarnos no siempre son las correctas para poder englobar a todas las personas a las que nos dirigimos. El autor explica que modificar todo el lenguaje es una idea irracional y que la mejor solución no es cambiar el lenguaje si no como lo empleamos. Si se analiza esta propuesta se ve mucho más fácil de emplear a la realidad y podría ser lo que acabe con este eterno debate.

En conclusión, si bien existen palabras que deberían de ser reformadas como es el caso de “soldados” y existen otras las cuales cuentan con sinónimos que podrían solucionar este problema, sin embargo, el verdadero problema radica en el empleo de la lengua y no en esta específicamente. La solución idónea para solucionar este interminable debate debería de ser la educación fomentar el lenguaje no sexista sin modificar nuestra lengua.

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