Letras Prohibidas
Enviado por alejo535 • 23 de Agosto de 2014 • 1.686 Palabras (7 Páginas) • 536 Visitas
Su segundo lugar de reclusión fue La Bastilla. Allí, como "preso de lujo", se hace llevar "40 cuadernos de papel, un frasco de tinta, 6 grandes plumas cortadas"2, y sus libros preferidos.
Sade siempre escribió y sus cartas lo testimonian, pero el paso a la escritura novelesca nace fundamentalmente en la situación carcelaria misma. La mayor parte de su producción literaria fue escrita en prisión, las escenas que el capricho de su erotismo le exigían no encontraban allí otro modo de expresión más que el de la escritura.
¿Cómo escribir? No solo Sade, también nosotros. Como afirma Panero, la imposibilidad es el tema de la escritura sadiana. No lo prohibido, sino lo inalcanzable. Toda escritura testimonia lo inalcanzable y suplencia lo imposible.
Política de la escritura, que es del exilio en Joyce, que es del encierro en Sade. Escritura que se niega a la división desarticulada entre lectura y escritura y que crea un lector. En el caso de Sade con novelas que no tienen otro argumento, al decir de Leopoldo Panero, que la repetición, con personajes opacos, descriptos por la dimensión de sus órganos sexuales, textos impublicables, publicados para no ser leídos sino mostrados.
Lacan señala la contemporaneidad de "La Filosofía en el Tocador" con la "Crítica de la Razón Práctica" de E. Kant, que apareció en 1788, a 7 años de su "Crítica de la Razón Pura" (1781) y 7 años antes de la citada novela de Sade; " ... en su extremo el mundo sadista es concebible... como una de las realizaciones posibles de un mundo gobernado por una ética radical, por la ética kantiana tal como esta se inscribe en 1788" [2]. En ambos la pregunta es por la Cosa, en cuyo horizonte se muestra el dolor. En la vecindad de la Cosa, Sade rebasa los límites. "Por encima de la moral, una erótica" [3] . Y qué es el placer, un límite a lo absoluto del goce.
Múltiples relaciones se establecieron entre la filosofía kantiana y la del "tocador". Agregaremos otra, como observación a título de curiosidad, el encierro. Por razones distintas, como aislamiento, podemos hablar de cierto "encierro" de Kant. Poco salió de su Koenisberg natal, en Prusia Oriental, incluso se afirma que bien poco salió de su casa.
En el encierro de Sade su producción literaria se convirtió en su "única escapatoria para la pasión, y propició que un afán de exceso hiciera retroceder los límites de lo posible, más allá de los sueños más insensatos que jamás hubiera engendrado el hombre" [4].
Lacan se refiere a Sade como un teórico un tanto pobre del erotismo. Las atrocidades que describe si bien aparecen enmarcadas dentro del terreno de lo sexual terminan velando, oscureciendo su posible función erotizante.
A la manera de los excesos que Lacan describe en el Seminario VII respecto de los mártires de la historia del cristianismo, (como aquellos que beben el agua con la que limpian los pies de los leprosos), es el goce el que sale a escena dejando poco margen al placer.
Su obsesión por las mediciones y por la enumeración de sus proezas sexuales y las de sus personajes parece confirmar su inclinación por los excesos y la mostración escénica.
En sus obras intentaba afirmar valores inaceptables, "la vida, según él, era la búsqueda del placer, y el placer era proporcional a la destrucción de la vida" [5]. Sus orgías, reales o de ficción, giraban en torno del control absoluto del semejante.
La lista de sus obras crece hasta que en octubre de 1788 cuenta con 15 volúmenes escritos, sin contar sus manuscritos clandestinos.
"Justine" fue editada con una serie de grabados obscenos. Para colocarlos Sade eligió pequeñas obreras de 14 años. Su "educación en la lujuria" fue puesta en práctica también en este acto. En el siglo XVIII los libertinos se ufanaban de practicar la perversión de los jóvenes a través de la literatura. "Los ciento veinte días de Sodoma se subtitula -La escuela del libertinaje-; -Los preceptores inmorales- es el subtítulo de La Filosofía en el Tocador" [6].
Sade estuvo mucho tiempo preso por sus malas costumbres, por los disturbios familiares, por sus actitudes políticas, pero el 6 de marzo de 1801, agentes de policía irrumpen en el local de su editor Nicolás Massé, donde se encontraba trabajando, y confiscan diversos manuscritos. Luego de algunas investigaciones lo encarcelan en la prisión de Sainte Pelagie. Para ello basta un argumento: "la infame novela de Justine, y la obra aún más espantosa de Juliette" [7].
Sade había adoptado con respecto a sus escritos una relación exhibicionista, su necesidad de darlos a conocer sobrepasó los límites de lo conveniente y puso en riesgo su vida, o puso su vida al servicio de la "mostración". "Justine" tenía como pie de imprenta una editorial holandesa y figuraba como de autor anónimo, pero todos sabían quién le había escrito y que provenía de una imprenta en París. El público de sus transgresiones "pronto se convertiría en la totalidad de la nación francesa [8].
Lo más escandaloso era para él el principal medio para procurarse placer. Quizá las "irregularidades" sexuales que se encargaba de presentar en
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