ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Leyenda


Enviado por   •  16 de Marzo de 2014  •  Ensayo  •  1.434 Palabras (6 Páginas)  •  245 Visitas

Página 1 de 6

Una de las leyendas urbanas más aterradoras y difundidas en Estados Unidos cuenta la historia de un puente, en el que si detienes tu vehículo por la noche, podrás escucharse los lamentos y llantos de un bebé. ¿Te atreverías a comprobarlo?…

Tom viajaba de noche por una carretera comarcal de Ohio, era un viaje tranquilo y porque no decirlo tal vez un poco aburrido. Para entretenerse había sintonizado una frecuencia de radio en la que un loco predicador hablaba de la salvación eterna, por supuesto después de hacer una generosa donación a su iglesia. Tom solamente de escucharle se estaba poniendo enfermo, ¿cómo podia existir gente que le creyera? ¿no estaría prohibido vender productos falsos como las astillas de la cruz de Cristo o las lágrimas de la virgen María? Estaba tan indignado que casi no se dio cuenta de una jovencita que caminaba por el árcen de la carretera y le hacía gestos para que se detuviera.

Casi frenando en seco Tom detuvo su vehículo pocos metros por delante de la chica.

- Cielo, como se te ocurre caminar sola a estas horas con el frío que hace, he estado a punto de llevarte por delante con mi coche – dijo Tom mientras reducía el volumen de la radio.

- Gracias por detenerse señor, tengo mucha prisa porque mi bebé me está esperando, se me ha hecho de noche y nadie se ha detenido para ayudarme, usted debe ser la tercera persona que veo en media hora y el primero que me ayuda.

- No te precoupes, si no me desvía mucho del camino te acercaré a tu casa.

Tom no acostumbraba a recoger autoestopistas y probablemente si no hubiera estaba tan absorto con el programa de radio que escuchaba no se hubiera arriesgado a detener su vehículo para ayudar a una desconocida. En todo caso al ver la cara de preocupación de la que parecía casi una niña y escuchar la historia de que debía reunirse con su bebé se conmovió.

- Hola, me llamo Tom, no se como no te has congelado en una noche como esta – le dijo mientras le ofrecía una sonrisa.

-Muchas gracias Tom, soy Sarah, no tenía previsto caminar hasta tan tarde, realmente no estoy lejos de casa, sólo hay que llegar al próximo puente que está a un par de kilómetros, allí está mi bebé esperándome.

Tom no se atrevía a preguntarle la edad a la chica, le había dejado impresionado que nombrara dos veces a su bebé pues no aparentaba tener mas de catorce o quince años. Fijándose un poco en las ropas de Sarah se dio cuenta que probablemente perteneciera a algún tipo de congregación amish porque sus holgadas vestimentas parecían casi sacadas del siglo pasado. Estaba confuso y no sabía que tema de conversación sacar pues aunque se moría de ganas de comentar con alguien las estupideces que pregonaba en su discurso el predicador, sabía que los amish eran bastante religiosos y lo que menos pretendía era incomodar a la chiquilla. Casi sin darse cuenta se creo un incómodo silencio que duró un par de minutos hasta que…

-¡Es aquí! – dijo la chica al acercarse al puente que le había mencionado antes.

Tom redujo la velocidad del vehículo hasta que como por arte de magia, al situarse sobre el puente, el coche se detuvo solo. Las luces, la radio y la calefacción se apagaron y por más que trataba de arrancar nuevamente le resultaba imposible. Y entonces sintió algo a su izquierda…

Era como si todos los animales que habitan la noche se hubieran puesto de acuerdo para hacer un silencio absoluto, no se escuchaba nada, ni tan siquiera el viento mover las hojas de los árboles cercanos. Cuando de repente un suave llanto se empezó a oir, era como un susurro que cada vez se hacía más fuerte. Bajó la ventanilla para escuchar mejor y cuando se dio la vuelta vio que la chica ya no estaba en el asiento del copiloto.

Era verdaderamente extraño, porque no había escuchado abrirse o cerrarse la puerta de su acompañante, también le resultó raro que se fuera sin despedirse pues se había mostrado muy educada durante los escasos minutos que la había conocido. Pero lo que verdaderamente le atormentaba era ese llanto que cada vez era más intenso, como el de un bebé que lleva desatendido horas.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (8 Kb)
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com