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Leyenda


Enviado por   •  26 de Agosto de 2014  •  Tesis  •  2.375 Palabras (10 Páginas)  •  149 Visitas

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La leyenda, que describe una ciudad encantada en la Patagonia, aún hoy despierta la imaginación y seduce a muchos para ir en su búsqueda. Desde hace tres siglos se realizan expediciones para encontrarla.

Es sabido que la leyenda de La Ciudad de los Césares formó, tempranamente, parte del imaginario argentino. Nacida en el siglo XVI, fue cobrando vida y variantes. Y tras ella se lanzaron infructuosamente exploradores, misioneros y aventureros que batieron el suelo nacional.

Promediado el siglo XVIII, la leyenda ya se había abierto camino más allá del consumo interno del Virreinato del Río de la Plata. En Londres, en 1764, James Burgh publicó una ficción curiosa(1): Burgh se presenta sólo como editor de un conjunto de nueve cartas que un habitante de la Ciudad de los Césares, nada menos que uno de los senadores de la Nación, Mr. Vander Neck, enviara a un amigo suyo en Holanda. Esta correspondencia apócrifa describe desde dentro la ciudad y está en boca de uno de sus gobernantes. Esto ya es una originalidad: que sea un habitante, no un visitante ocasional, quien describa la organización interna de este reino abreviado. La Ciudad o República de los Césares está situada en la vertiente oriental de los Andes, es decir, en el actual territorio argentino, a los 43 o 44 de latitud Sur, justo en la mitad y al oeste de la provincia del Chubut. Según puede observarse en el mapa, su ejido no pertenecía a Chile -está del lado Este de los Andes- ni a la Argentina, que aparece como país limítrofe al Norte y al Este. Sería una suerte de enclave, en neto territorio del Plata -facilitado por cadenas montañosas al Norte, Este y Sur- al Oeste, antes de tocar los flancos de la cordillera. Un río innominado corre casi de Norte a Sur, dándole agua a la República. La capital es Salem, situada en el centro del país, donde ocupa un cuadrado de un kilómetro y medio de lado. La estructura de Salem es de damero, con calles que tienen 27 metros de ancho, lo que da sobrada holgura al movimiento ciudadano. Si nos atenemos al plano, son siete manzanas por lado del cuadrado urbano. Los árboles dan fresco y sombra a las calles. Las casas son de dos plantas, todas iguales, con un jardincito amplio. El asiento del gobierno está en el centro mismo de la ciudad. Ésta cuenta con una biblioteca, tres escuelas, un cementerio y el Museo de Curiosidades Naturales.

La organización social dispone que todos los habitantes son hermanos y se deben mutua ayuda. Sólo no trabajan las viudas y los huérfanos, a cargo del Estado. Nadie puede poseer más de 20 hectáreas. El gobierno tiene dos poderes. Por un lado el Ejecutivo y, por otro, el Legislativo, que es el Senado: el pueblo elige tres representantes con carácter vitalicio. Los ciudadanos, para ser considerados tales, deben tener 25 años, estar casados y ser de religión protestante. Los católicos no participan del gobierno. La República fue fundada en el siglo XVII por 150 familias holandesas al mando de Alphen, su primer gobernador. Llegaron en tres barcos -uno naufragó en el Estrecho- que transportaban herramientas, semillas, alimentos para los tiempos de posible escasez, medicamentos, armas, libros sobre artes, oficios y ciencias, y diez casas prefabricadas para instalarse provisionalmente. Venían a bordo, además, 200 niños huérfanos: 100 varones y 100 niñas. Es interesante la condición de huérfanos, pues de esta manera, al no tener raíces en Europa, se radicarían en la tierra chubutense.

REINOS IMAGINARIOS

Salem tiene cuatro puertas de acceso. La entrada a la República está prohibida a los españoles. Los habitantes deben guardar sigilo sobre el lugar de emplazamiento del Estado. El delator es ejecutado.

La República de los Césares es uno de muchos reinos imaginarios trazados en el siglo XVIII. Se trata de una utopía con una peculiaridad en el género: narra la génesis de la misma, a partir de la expedición a tierras australes del grupo segregado de holandeses. Es una suerte de éxodo, como el de los ingleses a tierras de América del Norte, los peregrinos del May Flower. Es una propuesta protestante enclavada en el seno del Virreinato del Río de la Plata, bajo el dominio de su Católica Majestad de España.

Esta utopía inglesa, disfrazada de holandesa, ¿es un divertimento imaginativo?, ¿es un adelanto de proyecto posible?, ¿es un diseño estudiable y aplicable en la tierra "desolada y vacía"?, ¿se trataba del diseño prematuro de una primera invasión inglesa? Se sabe que los ingleses asocian con eficacia sueño y realidad, imaginación y proyecto. Tal vez, John Burgh estaba dibujando fantasiosamente lo que otros intentarían anclar en la realidad. La utopía inglesa del siglo XVIII es coincidente con intentos y logros de Albión en el Plata, concretados en 1806 y 1807.

Para confirmar cómo la Ciudad de los Césares sigue viva en el siglo XX en el imaginario popular del Chubut, recuerdo una versión oral de un nativo de Esquel (ver recuadro), que recoge Berta Vidal de Battini, en uno de sus diez tomos de Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina.

*Presidente de la Academia Argentina de Letras

(1) Un informe del primer establecimiento, leyes, formas de gobierno y policía de los Césares: un pueblo de Sud América, en nueve cartas. De Mr. Vander Neck, uno de los senadores de la Nación, a su amigo de Holanda, con notas del editor.

EN EL FONDO DEL LAGO

“Dicen en el lugar que la Ciudad de los Césares quedó enterrada, por un terremoto, en el valle donde estaba asentada, y que después se formó allí el lago de los Palos. En el fondo del lago se ven enormes árboles que han quedado sumergidos por un movimiento de tierra que obstruyó la salida natural del agua. La gente cree ver casas y torres de iglesias. Algunos dicen que en diversas oportunidades, cuando andan de viaje, han visto la ciudad desaparecida, pero que no todos pueden verla. En esa zona, la tradición ha conservado el asiento de la Ciudad desaparecida desde muy antiguo.”

2.-La Ciudad encantada de la Patagonia

La leyenda de la Ciudad de los Césares o Encantada de la Patagonia, fue el último gran mito de la conquista americana. Tuvo una vida muy larga que supervivió a la conquista misma. Comenzó en 1529 y duro hasta fines de XVIII.

La también llamada Ciudad errante, Elelín o su más conocido nombre de los Césares, es una ciudad de plana cuadrada, como Buenos Aires; de piedra labrada y edificios techados con tejas. Sus templos eran de oro macizo. El pavimento también es de oro macizo. En algunas versiones está en un claro del bosque; en otras, en una península; otras dicen que esta en el medio de un lago, con un puente levadizo para la única puerta

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