Literatura Infantil

No hay un estilo particular de escribir para los niños.

A Du Cran, Milot, novela realista de Charles Vildrac, que pone a un joven pobre enfrentándose al trabajo y a sus formas alienantes, responde el fabuloso 35 mai de Kastner, obra de humor, de fantasía totalmente desenfrenada, en la que un caballo montado en patines con ruedas nos arrastra por mundos que caricaturizan sin piedad el militarismo, las costumbres pequeño-burguesas y la educación represiva.

Le Secret du verre bleu evoca el fascismo nipón; Le Tigre dans la vitrine, el fascismo griego de los años treinta; Trois garcons en Amazonie, el Brasil actual.

Tres historias que se hunden en el corazón de dramas de nuestro tiempo y también tres obras maestras fantásticas en las que el sueño se mezcla con lo real tan naturalmente como sucede en la imaginación del niño.

No todo el mundo puede escribir para jóvenes, y algunos intentos de grandes autores no dejan de ser lamentables. Pero estos escritores privilegiados pertenecen a los que se proponen dialogar con la infancia, con la propia o la de los demás, sin abolir su identidad, su estado adulto, pero tomando enserio al niño.

Temas vedados hay realmente pocos. Todos los géneros tienen su lugar. Nada d jerarquía en los géneros ni en los estilos. La literatura infantil no requiere la explicación del texto.

Es más allá fuera de las convenciones morales y escolares esclerosadas, donde debemos buscar lo mejor que la literatura infantil pueda proponer en la actualidad.

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