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Nocturno I


Enviado por   •  7 de Febrero de 2012  •  Ensayo  •  2.624 Palabras (11 Páginas)  •  587 Visitas

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Nocturno I

A veces, cuando en alta noche tranquila,

Sobre las teclas vuela tu mano blanca,

Como una mariposa sobre una lila

Y al teclado sonoro notas arranca,

Cruzando del espacio la negra sombra

Filtran por la ventana rayos de luna,

Que trazan luces largas sobre la alfombra,

Y en alas de las notas a otros lugares,

Vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,

Y en gótico castillo donde en las piedras

Musgosas por los siglos, crecen las yedras,

Puestos de codos ambos en tu ventana

Miramos en las sombras morir el día

Y subir de los valles la noche umbría

Y soy tu paje rubio, mi castellana,

Y cuando en los espacios la noche cierra,

El fuego de tu estancia los muebles dora,

Y los dos nos miramos y sonreímos

Mientras que el viento afuera suspira y llora!

....................................................................

¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,

cuando sobre las teclas vuelan tus manos!

Nocturno II

Poeta!, di paso

Los furtivos besos!...

¡La sombra! Los recuerdos! La luna no vertía

Allí ni un solo rayo... Temblabas y eras mía.

Temblabas y eras mía bajo el follaje espeso,

Una errante luciérnaga alumbró nuestro beso,

El contacto furtivo de tus labios de seda...

La selva negra y mística fue la alcoba sombría...

En aquel sitio el musgo tiene olor de reseda...

Filtró luz por las ramas cual si llegara el día,

Entre las nieblas pálidas la luna aparecía...

Poeta, di paso

Los íntimos besos!

¡Ah, de las noches dulces me acuerdo todavía!

En señorial alcoba, do la tapicería

Amortiguaba el ruido con sus hilos espesos

Desnuda tú en mis brazos fueron míos tus besos;

Tu cuerpo de veinte años entre la roja seda,

Tus cabellos dorados y tu melancolía

Tus frescuras de virgen y tu olor de reseda...

Apenas alumbraba la lámpara sombría

Los desteñidos hilos de la tapicería.

Poeta, di paso

El último beso!

¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!

El ataúd heráldico en el salón yacía,

Mi oído fatigado por vigilias y excesos,

Sintió como a distancia los monótonos rezos!

Tú mustia yerta y pálida entre la negra seda,

La llama de los cirios temblaba y se movía,

Perfumaba la atmósfera un olor de reseda,

Un crucifijo pálido los brazos extendía

Y estaba helada y cárdena tu boca fue mía!

* * *

Ronda

(Versión original de "Poeta, di paso")

Poeta, di paso

Los furtivos besos...

....................................................................

La ronda... Los recuerdos... La luna no vertía

Allí ni un solo rayo, temblabas y eras mía

El aire estaba tibio bajo el follaje espeso,

Una errante luciérnaga alumbró nuestro beso...

El contacto amoroso de tus labios de seda...

La selva oscura y mística fue la alcoba sombría

El musgo, en ese sitio tiene olor de reseda...

...................................................................

Filtró luz por las ramas cual si llegara el día

Entre las nieblas pálidas la luna aparecía.

Poeta di paso

Los íntimos besos.

¿De las noches más dulces te acuerdas, todavía?

En señorial alcoba, do la tapicería

Amortiguaba el ruido, con sus hilos espesos,

Desnuda tú en mis brazos, fueron míos tus besos,

Tu cuerpo de veinte años sobre la roja seda,

Tus cabellos dorados y tu melancolía

Tus caricias de virgen y tu olor de reseda...

.........................................................................

Apenas alumbraba la lámpara sombría

Las desteñidas sedas de la tapicería

Poeta di paso

El último beso...

De la trágica noche me acuerdo todavía

El ataúd heráldico en el salón yacía,

Fatigado mi cuerpo por vigilias y excesos

Oí, como a distancia, los monótonos rezos,

Tú, mustia, yerta y rígida entre la negra seda,

La llama de los cirios temblaba y se movía,

Perfumaba la atmósfera un olor de reseda...

Un crucifijo pálido, los brazos extendía,

Y estaba helada y cárdena la boca que fue mía.

Poeta, a las sombras

Temblando me vuelvo.

24/12/89

Nocturno III

Una noche

Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,

Una noche

En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,

A mi lado lentamente, contra mí ceñida, toda,

Muda y pálida

Como si un presentimiento de amarguras infinitas,

Hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,

Por la senda florecida que atraviesa la llanura florecida

Caminabas,

Y la luna llena

Por los cielos azulosos, infinitos y

...

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