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EL PAPEL DEL PROFESOR EN LA EVALUACION DE LOS APRENDIZAJES

Como punto de partida a nuestra reflexión sobre el papel del profesor y posteriormente sobre la evaluación como una oportunidad de aprendizaje, resulta útil tener a la vista un modelo del proceso de enseñanza-aprendizaje, un modelo claro, que nos ayuda a visualizar en grandes rasgos las variables que entran en juego. La utilidad de la evaluación abre un debate interesante. La aplicación práctica de sus resultados es, en algunos casos, discutible. En este sentido, existen diferentes enfoques respecto a la utilidad de la evaluación que pueden concebirse de forma complementaria en tanto que pretenden trascender la visión de la evaluación como un mero instrumento al servicio de la toma o legitimación de decisiones. Esta perspectiva puede aplicarse transversalmente a todo proceso evaluativo en sus tres niveles individual, institucional y sistémico, contribuyendo constructivamente a satisfacer las demandas respecto al interés por la calidad educativa que se evidencia en el seno de la sociedad.

Efectivamente, podemos observar que cuando se trata de una evaluación, se enfatizan los resultados de nuestro trabajo ya que estos puedan ser adecuados a las particularidades del objeto de estudio.

Desde esta perspectiva, el profesor, debe formular y evaluar proyectos educativos que permitan mejorar la calidad de la gestión educativa.

Entonces, nuestro trabajo como evaluador tendrá, efectivamente, el objeto de emitir juicios de valor respecto a la realidad estudiada, y pese a que la conexión entre tales juicios y la actuación posterior no sea siempre lineal o inmediata, es razonable esperar que tales juicios tengan influencia concreta sobre la toma de decisiones. La evaluación no es un fin en sí mismo sino un instrumento al servicio de unos objetivos que dan cuenta de los factores que han contribuido al éxito o fracaso de una acción.

Al evaluar es preciso determinar qué, para qué y a quienes interesan los resultados de la evaluación.

En conclusión de igual manera, se le atribuye significación en cada análisis realizado a la presencia de la evaluación durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este punto, como se ha establecido, implica transformación en la planificación, en la ejecución, en la utilización de los datos que aporta la evaluación y, consecuentemente, ajustes en las normativas vigentes y determinadas, así como en la preparación de los profesores.

Tradicionalmente, el profesor es el agente que decide qué y cómo evaluar; así se enmarca en el contexto universitario actual. En cambio, la evaluación desde el Enfoque Histórico Cultural supone involucrar al estudiante en todo el proceso, dándole participación activa en la evaluación de su propio aprendizaje y en el de los demás, incluida la práctica evaluativa desarrollada por el profesor, lo cual

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