Plan Segundo
Enviado por Sergot • 4 de Diciembre de 2012 • 373 Palabras (2 Páginas) • 392 Visitas
El asno y el cochino
Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, mucho maíz, y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfia.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo Cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
«si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.»
El asno y el cochino
Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, mucho maíz, y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfia.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo Cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
«si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.»
El asno y el cochino
Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, mucho maíz, y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfia.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo Cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
«si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.»
El asno y el cochino
Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, mucho maíz, y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfia.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo Cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
«si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.»
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