Psicologia
Enviado por janeth_123 • 16 de Agosto de 2013 • 3.097 Palabras (13 Páginas) • 346 Visitas
PERTINENCIA NORMATIVA DE RAVEN PARA LA EVALUACIÓN PARA LA EVALUACIÓN DE LA POBLACIÓN INFANTOJUVENIL SOCIALMENTE VULNERABLE
La evaluación de las actividades intelectuales es parte importante de la labor de los especialistas que realizan en la intervención en población infantil vulnerable, aunque existe poca información sobre la calidad psicométrica de alguno de los instrumentos utilizados. Este es el caso del Test de matrices Progresivas Raven (1991) que por su fácil acceso, aplicación y evaluación es uno de los test de despistaje mas utilizado en Chile. El objetivo del estudio fue evaluar la convivencia del uso de baremos disponibles, para la cual se seleccionaron a 75 participantes provenientes de sistemas residenciales de protección. Los resultados indican que baremos chilenos resultan más cercanos a las medidas observadas. Se discute la utilidad del uso de formas especificas para este grupo y sus implicancias tanto étnicas como profesionales.
Palabras clave: Raven, población infantil, vulnerabilidad social.
Introducción
La medición de la inteligencia como facultad mental tiene su origen en los estudios desarrollados por Binet y Simon (Binet, Simon & Kite, 1916) para responder a las demandas de las necesidades de la formación educacional de la época. Spearman (1904) plantea que la inteligencia puede ser entendida como compuesta por un factor general, común a todas las habilidades, y factores específicos a cada una de ellas. En base a esta concepción de la inteligencia se construyeron una serie de instrumentos de medición dentro de los que se encuentra, como uno de los pioneros, el Test de Matrices Progresivas de Raven (MPG). El test de Raven, cuyas bondades como instrumento de medición han sido ampliamente reconocidas, fue publicado por primera vez en 1938 por su autor John C. Raven, cuyo objetivo principal es dar cuenta de la progresión total del desarrollo intelectual de un individuo (Raven, Court & Raven, 1993). Es una prueba desarrollada para una ejecución sencilla, en base a ítems comprensibles a nivel transcultural.
Actualmente, en nuestro país la medición de la inteligencia para uso oficial en medios educacionales, utiliza la Escala de Weschler para niños: WISC - III (Ramírez & Rosas, 2007). Pese a sus grandes cualidades, su principal desventaja radica en su modo de aplicación, el cual es necesariamente individual; requiriéndose gran cantidad de tiempo para evaluar a un niño. Además, investigadores como Kaufman (1984) señalan su fuerte sensibilidad a la educación formal, indicando incluso que se trata de una prueba que mediría la "inteligencia aprendida".
Por el contrario, las MPG pueden ser aplicadas de manera colectiva y de modo práctico, sencillo y económico; funciona como prueba de "despistaje", permitiendo discriminar entre aquellos niños que requieren una evaluación más acuciosa. Por ende, se puede afirmar que las MPG constituyen una alternativa eficaz para la evaluación inicial de la capacidad intelectual en grupos numerosos, y para ser empleadas junto a otras pruebas que en su conjunto permitan llevar a efecto un diagnóstico más exhaustivo (Ivanovich, Forno, Durán, Hazbún, Castro & Ivanovic, 2000). Se le considera, además, como una buena alternativa para la selección de alumnos a través de la detección de personas infradotadas en el ámbito educacional (Ivanovic et al., 2000).
En Chile se han realizado estudios relativamente recientes (Ivanovic et al., 2000), con vistas a obtener normas nacionales del test de matrices progresivas de Raven Escala General en escolares chilenos de 11 a 18 años, en 1986. A pesar de que utilizaron una muestra de más de cuatro mil escolares de la Región Metropolitana, sus resultados fueron escasamente difundidos y son numerosos los profesionales que desconocen su existencia. Es así como cuando el profesional se apresta a estandarizar el rendimiento de un niño(a), utiliza aquellos baremos que han sido desarrollados en naciones extranjeras, en base a una población que a nivel sociocultural resulta distante de las características de nuestro país.
Esta problemática se agudiza al momento de decidir la utilización de baremos extranjeros en población infantil con vulnerabilidad social. Se definirá operacionalmente este último concepto en base a la información obtenida del Censo 2002, estableciendo que vulnerabilidad social es aquella situación en que viven niños y niñas provenientes de hogares con carencias económicas, materiales y educacionales, situación calificada como de riesgo para su desarrollo integral (Álvarez, 2008). La población infantojuvenil puede considerarse como uno de los grupos sociales más desprotegidos y vulnerables, existiendo en nuestro país diversas instituciones que se encargan de acogerles e intervenir psi-cosocialmente, tanto con los niños y jóvenes como con sus familias de origen. En nuestro país "el perfil de los niños, niñas y adolescentes ingresados a la línea de atención residencial combina características individuales, familiares y del entorno que desembocaron en una ruptura de la relación familiar" (Servicio Nacional de Menores, 2010, p.6). Según el SENAME (2010), se debe considerar que a pesar de que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes en régimen de internación vivencian situaciones de marginalidad y pobreza, son las condiciones socio-ambientales en las que se desenvuelve el grupo familiar, incluyendo los factores estresantes del exterior y de crisis, los que han conducido a la vulneración social.
Son escasos los estudios previos que abordan la evaluación psicométrica utilizando las MPG en población infantojuvenil socialmente vulnerable. Uno de ellos fue llevado a cabo el año 1957, y consistió en desarrollar normas en base a una muestra compuesta por niños de nivel socioeconómico bajo en Isla Maciel, de la ciudad de Buenos Aires. Este estudio se enmarcó dentro de una investigación social desarrollada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Estas normas muestran diferencias significativas con otras provenientes de poblaciones argentinas de la capital federal, instalando la discusión de lo conveniente de contar con normas regionales.
Posteriormente, en Guatemala se realizó el estudio "Test de Matrices Progresivas de Raven en Niños Guatemaltecos" (Letona, Di Girolamo & De Baessa, 2009), en una comunidad de clase socioeconómica baja y medio baja en las cercanías de la Ciudad de Guatemala, persiguiendo el objetivo de observar cómo se comportaban las pruebas desarrolladas en otras culturas. Los resultados indican diferencias notorias en los desempeños de niños y niñas, por lo que decidieron realizar normas percentilares por género.
Este estudio
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