Rebeldia Juvenil
Enviado por Aleksalombana • 19 de Mayo de 2012 • 2.880 Palabras (12 Páginas) • 1.578 Visitas
LA NOCHE DE LOS JÓVENES ¿Moda o rebeldía?
Este artículo fue publicado por el Profesor de Derecho Penal en la Universidad Pontificia Comillas
Madrid, Julian C. Rios Martin.
Solamente le pondre algunos fragmentos que encontre muy interesantes.
Comienza el articulo diciendo así:
"A partir de los ochenta, la juventud comienza a ser mitificada. La obsesión por lo juvenil genera en nuestra sociedad una doble preocupación. Por un lado, entre el mundo adulto se propaga la necesidad de exteriorizar una estética juvenil como garantía de cierto reconocimiento social."
"Frente a esta situación, el sector joven vive una noche oscura. Se ha utilizado su estética y su imagen. A pesar de su mitificación, los
jóvenes quedan al margen de determinados espacios sociales y culturales imprescindibles para el crecimiento personal y el necesario
desarrollo de su personalidad."
"El joven se libera de los elementos restrictivos del día. La noche es su espacio; sus padres están
ausentes. No hay horarios ni censura. La noche es a la vez divertida,porque en ella se descubren cosas desde la autonomía. También es di-vertida, porque aparecen dos personalidades: por un lado, lo
fantástico de lo autónomo y, por otro, la inmadurez y la inseguridad. La noche se convierte para los jóvenes en lugar de denuncia y rebeldía."
Esto son alguno de los pedazos pero el articulo es mas largo y muy interensante.
Tambien habla de por que la mayoria de los jovenes se revela como lo es por la presion de un trabajo en el cual se le da una paga misera y los estudios en los cuales son tan dificiles que la mayoria de los jovenes no terminan sus estudios. Tambien de la presion de grupo que genera la palabra estar "in" o sea a la moda los cual provoca que muchos jovenes no muy agraciados padescan de complejos y he aqui los problemas de bulimia y anorexia.
Les recomiendo que lo lean es muy interesante aqui les pongo un enlace para que lleguen. Y para mi la mayoria o casi todo lo que dice es la pura verdad o sea el pan nuestro de cada día.
Tribuna/Tribuna libre
Rebeldía, juventud y consumo: apuntes para una reflexión
Por Alejandro Lillo, miércoles, 01 de febrero de 2012
1. Vivimos tiempos confusos, de eso no cabe duda. Inmersos en una crisis económica de la que nadie sabe cuándo vamos a salir, la existencia de muchos de los ciudadanos occidentales ha dado un vuelco. El futuro se presenta más incierto que nunca y los acontecimientos parecen sucederse de manera independiente de la voluntad humana. Las empresas que hacen de la especulación la base de sus ganancias imponen sus consignas, y los individuos asistimos atónitos al despliegue de su poder. La mitad de las decisiones que toman nuestros dirigentes políticos nos resultan incomprensibles, y la otra mitad, intolerables. Uno ya no sabe qué pensar, si bajar la cabeza y asentir a lo que comentan los “expertos”, o dar un golpe sobre la mesa y decir basta. La confusión y el desconcierto se han apoderado de la ciudadanía, que no entiende casi nada de lo que está pasando, y se siente impotente para cambiar la dinámica en la que nos hallamos sumidos.
Sin embargo, no quiero hablar exactamente de la crisis, sino de algo que tanto las noticias económicas como el ruido mediático sobre todo este desastre ocultan: el modelo de sociedad que hemos construido y adónde nos ha conducido.
Hace unos años, cuando estaba a punto de llegar la debacle financiera a Europa, un operador de telefonía móvil lanzó una campaña publicitaria en la que se sintetizaba nítidamente el modelo de sociedad en el que vivimos. “Hola, soy Javier”, comenta una voz en off. “Desde siempre he tenido que elegir, pero a mí nunca me ha gustado renunciar a nada”. El anuncio refleja una especie de paraíso adolescente en el que se resume el deseo de todo joven: hacer permanentemente lo que le venga en gana sin tener que rendir cuentas a nadie y, a la vez, gozar de todas las comodidades que tiene vivir mantenido por los padres. El eslogan final reza: “Tenerlo todo y tenerlo ya”. Interesante declaración de intenciones. Analicemos brevemente el lema. Como es evidente que en esta vida no se puede tenerlo todo, resulta innecesario profundizar en este aspecto. Pero lo que es el súmmum del absurdo es querer tenerlo ya. Esas dos palabras, “todo” y “ya”, que por separado son bastante peligrosas, cuando se juntan son pura dinamita. Y cuando ambas se dirigen a los jóvenes, nitroglicerina. Las dos unidas nos conducen inevitablemente al campo semántico de la prisa, de la impaciencia, de la precipitación. No se puede tenerlo todo ya. Sencillamente no se puede. Pero ese es el mensaje. Y dirigido especialmente a los jóvenes.
2. En 1959, Eddie Cochran, uno de los más influyentes artistas de rock y uno de los primeros que, junto con Chuck Berry, componían sus propias canciones, lanzó al mercado un single titulado “Teenage Heaven” (“El cielo del adolescente”). Cochran tenía veinte años cuando compuso la canción, por lo que sabía perfectamente de lo que estaba hablando. ¿Qué dice la letra? ¿Por qué es significativa?
Eddie Cochran: "Teenage Heaven" (víde colgado en YouTube por CHRIS123445)
“Quiero una casa con piscina, menos horas de clase / y una habitación con mi propio teléfono. / Quiero quedarme despierto toda la noche, ver las luces de la gran ciudad, / no más problemas o preocupaciones en casa. / Mmm, solo dadme un poco de tiempo, / quiero hacer mis propios planes, / sí, quiero mi propio Coupe de Ville [un Cadillac] / Hacer que mi papá pague la factura. / Sí, hombre, eso es el cielo para mí”. (1)
Si atendemos a lo que se dice, la campaña publicitaria de 2008 y la composición de Cochran de 1959 vienen a ser muy parecidas. Ambas reivindican unos anhelos juveniles relacionados con la diversión y el disfrute de la vida sin contraprestación alguna, con la figura de los padres como colchón, como parapeto frente a las dificultades de la existencia. Sin embargo, los contextos son muy diferentes. Estados Unidos, durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, vive un período de expansión demográfica y económica sin precedentes. A partir de la década de los 50 el nivel de vida de las familias americanas crece sin parar, disfrutando sus miembros de cotas de bienestar inimaginables unos años antes. Esa prosperidad material que se muestra y representa en la vida cotidiana de Norteamérica esconde, sin embargo, distintos malestares, diferentes problemas que no todo el mundo está dispuesto a ver. Uno de ellos, nada desdeñable, tiene que ver con la inquietud y el descontento que se apodera de una
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