Redacción ¿Esto es real?
Enviado por Jussara Tamira Verde Segovia • 8 de Junio de 2017 • Informe • 859 Palabras (4 Páginas) • 99 Visitas
¿Esto es real?
Un calor insoportable, ya es más de medio día y una fila interminable para cobrar la pensión de veterano, a este paso no sé si alcance a llegar a ventanilla, definitivamente esperar a fin de mes para cobrar mi pensión en un banco del estado fue un error. ¿Y ahora qué? ¿Por qué toda la gente está dejando su lugar en la fila y voltea desesperadamente? ¿Qué es lo que está pasando? ¡Baaah! Ya no importa, hoy en día la gente se asombra de todo lo que ve, a diferencia mía, ya nada me impresiona, después de haber pasado más de 50 años en el servicio militar de mi país siento que ya lo he visto todo. Aprovechare esto para saltar un par de sitios delante de todos, tal vez solo así alcance llegar a ventanilla y no tenga que volver después de la hora de almuerzo. ¿Pero qué es lo que pasa aquí? ¿Por qué toda la gente está desesperada y hasta han llamado a los policías y ellos han traído una ambulancia? ¿Para qué? ¡Ay no! De seguro ha de haber sido un robo, y el ladrón hirió a su víctima o aun peor, robaron al banco, ¡Santo Dios! No es que yo necesite tanto de ese dinero pero ¿qué hay de las otras personas? Con todo este alboroto será mejor que regrese en la tarde, total hoy no tenía nada planeado. Tomare el camino largo para legar a casa, al fin y al cabo los almuerzos ya no son iguales, ya nada sabe bien, comer solo se siente tan mal, desde hace un mes que Dorita ya no está. Es tan difícil comprender como es que mi vida ha cambiado tanto sin ella, antes yo solo… ¡Hey! ¡Muchacho del demonio! ¡Es acaso que no ves que estoy caminando por este lado de la acera! ¡Hey tú! ¡El de los audífonos que parecen orejas de Dumbo! ¡Respeta a tus mayores, merezco una disculpa al menos! ¿Pero qué es lo que pasa con la juventud hoy en día? En mis tiempos los adolescentes les cedíamos el pase a los ancianos, pero parece que ahora todo ha cambiado, ¡el insolente ese ya ni disculpas a pedido, y por si fuera poco, es como si no me hubiera visto! Espero que esta vez la inútil cocinera que tengo se haya dado el afán de preparar algo apetecible y no uno de esos guisos de los que ya estoy cansado. ¡Ah no! Lo que me faltaba, ahora vendrá el perrito cariñoso de la Lupe y me ensuciara todo. Estos vecinos no saben cuidar a su mascota, deberían dejarla encerrada para que ya no moleste. Y ¡sí! Ahí está el pequeño engendro que dice llamar perro, antes de que termine de contar hasta tres ya estará sobre mí, como siempre suele hacerlo, 1… 2… 3… ¿Qué pasa? ¿Por qué estas ladrando como si hubieras visto a un fantasma? Perro tonto, soy yo, Juvenal, tu vecino, al que todas las tardes llenas de baba, ¿qué es que no me reconoces? ¡Lupita! ¡Lupita! ¡Vieja chocha, tu perro se ha vuelto loco! ¡Lupita! ¿Qué espera esta doña para salir a controlar a su animal? ¡Ah no pues! Si ahí está la susodicha, y ahora que tiene que decir doña, su perro esta me ladra desde que llegue a la esquina. - “Scott, ¿a quién le ladras tanto?, mejor ya cállate, llegará el viejo loco del lado y nos regañara a los dos por escuchar tanto ruido, mejor vámonos, no tengo ganas de discutir con él”. ¡Me ha dicho viejo loco! ¡Usted quien se ha creído que es para ignorarme! ¡Doña Lupe, no se vaya, escúcheme! Pero que es lo que pasa, o es que todo el mundo amaneció hoy de mal humor o soy yo que no me dejo claro todo este asunto de que la gente está cambiando mucho, ya ni me saludo, ni las buenas tardes me dio, está bien que no seamos buenos vecinos pero respeto es lo mínimo que pido. Será mejor que me apresure a entrar a casa, ya no quiero más conflictos por hoy, y de ser tendré uno más cuando descubra que hoy comeré guiso, ¡otra vez! Espera, ¿Qué? Ese olor, es tan, rico, es tan… ¡Familiar! Es el riquísimo seco de cabrito que solo mi Dorita sabia preparar, es imposible que esta inútil cocinera llegue a preparar algo como eso. Todo esto está muy raro, le preguntare como fue que lo hizo, y por su bien será mejor que responda con la verdad. ¡Oye tú...! ¡Cabello ondulado, casi hasta los hombros, un delantal de flores amarillas y rojas, esa camisa floreada, y esa magnífica sonrisa…! ¡Imposible! ¿Qué clase de broma es esta? ¿Es acaso que estoy soñando? ¡No puede ser! ¡Dorita, ¿eres tú?! No, no lo creo, pero si eres tú, ¿Por qué estas más joven? ¡Oh por Dios! Te ves exactamente como cuando nos casamos, ¡cuando tenías 20 años! ¡Esto debe de ser un sueño! – “Viejito testarudo, soy yo, tu Dorita, la de siempre, es hora ya de irnos, será mejor que te apresures y tomes mi mano, no me concedieron mucho tiempo”.
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