Relación Entre Lector Y Lectura
Enviado por Andi04 • 6 de Diciembre de 2012 • 2.548 Palabras (11 Páginas) • 751 Visitas
¿Qué relación se puede plantear entre lector y lectura?
Esta problemática no podría ser planteada, sin tener en consideración, primeramente, la existencia de las obras literarias, de textos creados a través de la escritura, los cuales representan realidades y experiencias, ocultas o manifiestas, entre las líneas que va configurando el autor.
Considerando esto, podemos decir que la literatura como tal es arte, al expresarse por medio de la representación de una realidad exterior y por constituir expresión subjetiva. Y por tanto, tiene una relación esencial con la vida, la organiza, le da sentido, la "expresa". Siguiendo esta directriz, tiene gran relevancia el contenido de la obra, el cual transporta el significado del texto literario. De este modo, la idea de contenido dentro de ésta, supone la interpretación, en el sentido que Nietzche acepta, cuando dice: "no hay hechos, sólo interpretaciones" . Del mismo modo, la interpretación es el mecanismo semiósico que explica no sólo nuestra relación con mensajes elaborados intencionalmente por otros seres humanos, sino también cualquier forma de interacción del hombre con el mundo circunstante. Precisamente a través de procesos de interpretación nosotros construimos cognitivamente mundos, actuales y posibles .
La interpretación se lleva a cabo por el lector, en el proceso de la lectura del texto literario. Es en el desarrollo de la interpretación, donde encontramos la relación que une el texto con el lector, y a éste con la lectura.
Para Jane Tompkins la lectura es un fenómeno colectivo, que incluye a un público lector y a textos que son interpretados en un determinado ámbito sociohistórico, y un evento institucionalizado dependiente de convenciones vigentes en una comunidad de lectores.
De este modo, el punto de partida es el autor, ya que es quien crea desde su realidad, desde su experiencia individual. Es por esto, que el texto literario, incorpora normas sociales, históricas y contemporáneas, y las correspondientes referencias al momento en que éste escribe: su época, sus emociones, sus vivencias. Así se va configurando el sentido del texto, el cual tiene el carácter de un suceso, y , por lo tanto, de un correlato de la conciencia del autor, que según G. Poulet, es el punto de convergencia de las posiciones del autor y del lector, ya que el lector en el curso de la lectura pone su conciencia a la disposición de las reflexiones del autor. Del mismo modo, señala que los libros, sólo existen verdaderamente gracias al lector. Aunque desarrollan las ideas del autor, es el lector el que, progresivamente, en el curso de la lectura se convierte en sujeto de esas ideas .
El lector, a medida que lee, va realizando distintas interpretaciones del texto, podrá buscar aquello que el autor quiso decir o lo que el texto realmente dice, de acuerdo a la libertad del intérprete y a la pluralidad de sentidos, que éste encuentre sobre la naturaleza del texto. De este modo, un texto podrá tener innumerables interpretaciones, lo cual enriquecerá a la obra. Aquí se puede comparar con el discurso televisivo, a través del zapping, como modelo de sintaxis, relaciona una imagen con otra a la velocidad que el control remoto cambia de canal, va creando nuevas imágenes que van construyendo sentido a una historia de imágenes que significan cada vez menos y, paradójicamente, son cada vez más importantes. En este medio televisivo, el lector (espectador) sale de su realidad para sumergirse a un mundo ficticio, que le es más próximo que la literatura y el mundo que ésta retrata. Ya que los "acontecimientos de la vida" pueden llevarlo a la televisión y, a falta de "acontecimientos" la calidad de ciudadanos es condición suficiente para estar allí. La televisión juega a ser más transparente y, en este juego, responde a una demanda de rapidez, eficacia, intervención personalizada, atención a las manifestaciones de la subjetividad y particularismo que su público no encuentra en otra parte. Proximidad, que lleva a compartir nuevos lazos a los que se sientan frente a la misma pantalla. Es mimética y ultrarrealista, la televisión construye a su público para poder reflejarlo, y lo refleja para poder construirlo. Para esto se vale de la autorreflexividad, recurso que utiliza para interiorizar a su público mostrándole cómo se hace para hacer televisión. Autorreflexividad que en literatura es una marca de distancia, así como también la cita, plantea la dificultad del reconocimiento, la televisión la utiliza sin preocupaciones: todos los espectadores están preparados para reconocer sus citas.
Volviendo al tema central, de discursos escritos, es el mismo autor, quien al escribir un texto, prevé la participación de un destinatario en la comprensión, actualización e interpretación del texto. Así, el intérprete, sin llegar a escribir o reescribir el texto, lo altera, descubriéndonos su verdadero significado. De acuerdo al estilo moderno de interpretación que excava y en la medida que excava, destruye; escarba hasta "más allá del texto" para descubrir un subtexto que resulte ser el verdadero.
Un texto debe tomarse como parámetro de las propias interpretaciones (aunque cada nueva interpretación enriquezca nuestra comprensión de ese texto, o sea, aunque cada texto sea siempre la suma de la propia manifestación lineal y de las interpretaciones que de él se han dado) .
Así, cada nueva lectura o nueva interpretación por parte del lector, actualizará la misma obra. En el proceso de lectura se produce una actualización múltiple de los contenidos de las retenciones, y esto significa que lo recordado se proyecta en un nuevo horizonte que no existía en el momento en que fue aprehendido. Así también, en el proceso de lectura se mezclan sin cesar las esferas modificadas y los recuerdos transformados.
De acuerdo a la III tesis planteada por H. Jauss, el horizonte de expectativas de una obra, permite determinar su carácter artístico, por medio del efecto en un público determinado. Estas expectativas se van generando a medida que avanza la lectura y el efecto que el relato causa en el lector, éste está inmerso en el proceso de formación de ilusiones. El placer al leer viene causado por sorpresas, por esperas decepcionadas, que causan en el lector distintos efectos. La frustración bloquea o retiene la actividad. Obliga al lector a encontrar nuevas orientaciones para nuestra actividad. La sorpresa provoca simplemente una detención temporal en la fase exploratoria de la experiencia. Incita a contemplar y a observar más intensamente.
El sentido del texto no reside ni en las esperas ni las sorpresas ni en las decepciones, ni menos en las frustraciones. Éstas son más bien reacciones provocadas por el descalabro, perturbación
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