ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Resumen Del Fantasma Del Palacio


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  4.243 Palabras (17 Páginas)  •  13.737 Visitas

Página 1 de 17

1. L B A R C O DE VAPOR El fantasma de palacio Mira Lobe Ilustraciones de Susi Weigel

EN un palacio muy grande vivía solo un fantasma muy pequeño. Y EL pequeño fantasma decía: —¡Estoy aburrido! ¡Estoy muy aburrido! A VECES golpeaba el suelo con el pie. A veces daba puñetazos en la mesa con las dos manos. A veces lloraba de pena.

La mayoría de los fantasmas no pueden hacer eso: no pueden llorar ni reír; no pueden golpear el suelo con los pies ni dar puñetazos en la mesa. Sólo saben vagar como espíritus a medianoche y hacer «uuuh». Y eso es tonto, muy tonto. Pero el pequeño fantasma no era tonto. Al contrario, era muy listo. Por eso, se secó las lágrimas con un pliegue de fantasma y dijo: —¡Basta de llorar! Llorando no se consigue nada. Tengo que hacer algo. Haciendo algo, se remedian las cosas. Me buscaré un amigo. EL pequeño fantasma se hizo un nudo en el pliegue superior. Lo hacía siempre que tenía que pensar mucho.

—¿Dónde podría encontrar un amigo? ¿En el pueblo? En ese caso, yo tendría que vivir en el campanario. Pero allí viven los murciélagos y los fantasmas del pueblo. Además, en el campanario está la campana, y MI sonido me marea. ¿Tal vez en la ciudad? No; en la ciudad viven los fantasmas de la ciudad; además, hay muchos coches, y los coches echan un olor que apesta. ¿Quizá en el bosque? No; en el bosque viven los fantasmas del bosque.

Y en la pradera

los fantasmas de la pradera. El pequeño fantasma dio vueltas y más vueltas a este problema, hasta que le empezó a doler el nudo del pliegue, de tanto pensar. —¡No! —dijo en voz alta. Yo no soy un fantasma de bosque ni un fantasma de pradera. No soy un fantasma de pueblo ni un fantasma de ciudad. Luego, sacó de la estufa un trozo de carbón y comenzóla escribir: «Yo soy un fantasma de palacio y me quedaré aquí». SE sentó en su hamaca, comenzó a balancearse y gritó: —¡Amigo! No me iré a vivir contigo. Te traeré a vivir aquí. Luego, recorrió todo el palacio, volando con la rapidez del rayo. Fue del salón amarillo al rojo, del salón rojo al verde, del salón verde al azul.

En el salón azul había colgados muchos cuadros con retratos. El pequeño fantasma bajó de la pared un retrato y le dio la vuelta. Fantasma de palacio solitario, harto de estar aburrido, busca amigo simpático y divertido. no terminó de escribir. —¡Alto! Tengo que encontrar algo más corto. Si pongo un texto tan largo se me va a salir del marco.

PERO Borró las palabras con saliva de fantasma y garabateó: Querido amigo, yo te busco a ti. Ven al palacio y encuéntrame a mí. ¡Demasiado largo todavía! El pequeño fantasma escupió otra vez y escribió de nuevo: Habitante de palacio se busca urgentemente —Con esto basta -dijo el pequeño fantasmaAnuncios y sinsabores, cuanto más cortos, mejores Salió por la ventana, cruzó como un relámpago el parque del palacio y llegó a la carretera general. —Por delante, el retrato de un caballero; por detrás, un letrero -dijo con una sonrisa-. Lo pondré donde empieza el camino del palacio.

Allí podrá verlo todo el mundo. LUEGO, el pequeño fantasma regresó a su palacio volando. Se acurrucó en el balcón y esperó Y mientras esperaba pensó: «Estoy intrigado por conocer a mi amigo». AL cabo de un rato volvió a pensar: «Estoy, realmente, muy intrigado Y AL cabo de otro rato: «Jamás un fantasma ha esperado tan intrigado a un amigo». la carretera general, los coches pasaban rugiendo. El pequeño fantasma esperaba. Poco a poco fue perdiendo la paciencia. ¿Por qué pasaban todos de largo? ¿No sabían leer? ¿Por qué no se detenía ninguno? ¿No había nadie que quisiera vivir en su palacio?

¿O tal vez tenían PORmiedo a los fantasmas? —¡No os haré nada! -gritó el pequeño fantasma. Pero nadie oyó lo que decía. Hizo señas con todos los pliegues. Pero nadie vio sus gestos, pues el pequeño fantasma era invisible de día, como si estuviera hecho de aire. —No viene nadie -dijo decepcionado el pequeño fantasma-. ¿Será porque mi palacio está ya un poco viejo? ¿Porque no hay antenas de televisión en el tejado, ni sauna en el sótano? AL fin se cansó de esperar. —Contaré hasta treinta. ' Si pasan treinta coches sin detenerse, me pondré triste.

Contó hasta treinta. Contó hasta sesenta. Contó hasta cien. Y entonces se puso triste. SlGUIÓ acurrucado en el balcón, con los cuatro pliegues caídos. POR la carretera general cruzaban como centellas coches grandes, elegantes, aerodinámicos. Todos adelantaban a un coche minúsculo. El diminuto cochecillo crujía por delante, chirriaba por detrás y expulsaba nubes negras. El hombre que iba al volante se llamaba Balduino. En los asientos de atrás iban una gata y un perro. La gata se llamaba Princesa y se daba siempre mucho tono. El nombre del perro era Wuff. El coche se llamaba Cacacú.

¿Queréis saber por qué? Porque la gente se partía de risa al verlo. —¿Es un coche este viejo cacharro, esta carreta destartalada, esta ridicula cucaracha? -se preguntaban todos entre carcajadas. Balduino sonreía con ellos: —¡Cacharro, carreta, cucaracha! El nombre de mi coche es Cacacú. Y una vez pintó muy orgulloso tres hermosas ees sobre la chapa abollada. Al pasar junto al letrero, Balduino pisó el freno. —¡Detente, Gacacú! -dijo. Quiero ver qué dice ese letrero. Cacacú chirrió y rechinó. Cacacú se tambaleó y se encabritó.

Wuff y la Princesa saltaron como pelotas de goma. Balduino dijo: —Aquí buscan un habitante de palacio. Creo que también admitirán tres. ¿Qué os parece? WUFF movió el rabo como un abanico e hizo «wuff». Era su forma de decir «de acuerdo». La Princesa era demasiado elegante para mover el rabo como un abanico. Y se limitó a mover un poco la oreja izquierda.

CON eso quería decir: «Una princesa debe vivir en un palacio». CACACÚ retrocedió, tomó la carretera del parque y se detuvo ante la escalera del vestíbulo. Balduino tocó el timbre. Balduino aporreó la puerta y la sacudió. Balduino abrió el picaporte y metió la cabeza por la rendija de la puerta. —¿Quién hay? -gritó-. Me parece que aquí no hay nadie. Pero Balduino se equivocaba. Allí había alguien. Ya sabéis quién. Ei pequeño fantasma estaba escondido debajo de la escalera interior. Le temblaban los cinco pliegues. Balduino abrió la puerta y entró en el vestíbulo. —Mirad lo que ha escrito alguien en el suelo:

Feliz bienvenida. ¿Qué os parece? Wuff movió la cola como un abanico y dijo: —¡Wuff! La Princesa no dijo nada. Se limitó a mover un poco una oreja, esta vez la derecha. Con eso querían decir: —Nos parece un detalle simpático. —A mí también

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (26 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com