Sobrevevir Para Contarlo

“La vida no es la que uno vivo si no la que uno recuerda y como la recuerda para contarla”

Su madre abia llegado a Barranquilla pero habi ago el qee impedio reconocerla al instante pero todavía conservava la belleza romana de su retrato de bodas pero ahora adornada por un aura otoñal, ella había ido a Barranquilla para pedir de favor que le acompañe a vender la casa, dije que si, la vieja casa de los abuelos en Araca, Gabriel era infractor del servicio militar y veterano de dos blenorragias y se fumaba cada dia 60 cigarros de tabaco barbaro, lucia un bigote silvestre, cabello alborotado, pantalones de vaquero camisas de flores y sandalias de peregrino. Ni su madre ni el se imaginaban que ese paseo hiba a ser determinante para el.

El recordaba su pueblo como era, un buen lugar para vivir, todos se conocían entre si, situado a la orilla de un rio, su madre y el emprendieron su viaje el sabado 18 de febrero de 1950, , era una lancha en la que cada quien se acomodaba como podía donde abia unos pocos camarote ocupados por putitas de mala muerte que prestaban servicios durante el viaje, su madre abia nacido en una casa modesta pero recibió una buena educación en el colegio de la santísima virgen en santa marta, sus virtudes mas notorias eran un buen sentido del humor y una salud de hierro, también el talento con el que disimulaba su gran fuerza de carácter.

Gabriel abia dejado un año atrás la universidad con la ilusión temeraria de vivir del periodismo i la literatura sin estudiarlos animado por una frase de Bernard Shaw “ Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela”, tratar de converser a sus padres de esa locura era tiempo perdido.

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