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Suplicio A Caupolicano - Análisis


Enviado por   •  27 de Abril de 2013  •  1.649 Palabras (7 Páginas)  •  306 Visitas

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Índice

Introducción 3

Poesía 4-5

Análisis 6

Glosario 7

Biografía 8

Ilustraciones 9

Conclusión 10

Bibliografía 11

Introducción

En este trabajo se hablara sobre un fragmento de “La Araucana” llamado “Suplicio de Caupolican”, del escritor Chileno Alonso de Ercilla y Zuniga.

La Araucana es un poema épico sobre la conquista de Chile y el encuentro entre culturas. Este poema es interesante por su tono realista y por las circunstancias de su composición supuestamente la única escrita durante el curso de una guerra. Se observa un conjunto de motivos contradictorios que quedan insertados en el monumental espectáculo de una victoria militar elevada a la universalidad espiritual del imperio. La estructura narrativa de la obra está basada en la movilización del imperio araucano contra la segunda expedición de Pedro de Valdivia al sur de Chile en 1553.Este material histórico cubre desde el salto araucano al fuerte de Tucapel hasta la derrota sufrida por los indios en Quipeo a fines de 1558. Lo cual podría tratarse de un desarrollo horizontal en el que Ercilla introduce un eje vertical marcado por la llegada de García de Hurtado y su expedición punitiva a la Isla de Quiriquina en 1557, en la que venía el poeta. Este acontecimiento da la visión ideológica en la que Ercilla habla de la concentración de un poder superior en individuos que al intervenir en el curso de la historia la transforman en una gloria imperial. Está compuesto en octavas reales, consta de 37 cantos que abarcan la descripción de Chile, los preparativos para la guerra, las victorias de Lautaro y Caupolicán. Además incluye muchas digresiones como la historia de la hermosa Glaura y Tegualda, narrada al propio Ercilla, quien en ese momento se convierte en personaje de su propio poema. Por otra parte, "La Araucana" intenta superar la monotonía de su estilo mediante el realismo de sus descripciones bélicas. El logro del autor es solamente parcial, pues tiene notoria dificultad en manejar los transcursos de una escena a otra.

Suplicio a Caupolicán

Descalzo, destocado, a pie, desnudo

Dos pesadas cadenas arrastrando

Con una soga al cuello y grueso nudo,

Cercado en torno de arma, y el menudo

Pueblo detrás mirando y remirando

Si era posible aquello pasaba,

Que visto por los ojos aun dudaba

Desta manera, pues, llegó al tablado,

Que estaba un tiro del arco del asiento,

Media pica del suelo levantado,

De todas partes a la vista exento

Donde con el esfuerzo acostumbrado,

Sin mudanza y señal de sentimientos,

Por la escala subió tan desenvuelto

Como si de prisiones fuera suelto.

Puesto ya en lo más alto, revolviendo

A un lado y a otro la serena frente

Estuvo allí parado un rato, viendo

El gran concurso y multitud de gente

Que el increíble caso y estupendo

Atónita miraba atentamente

Teniendo a maravilla y gran espanto

Haber podido la fortuna a tanto

Llegose el mismo al palo donde había

De ser la atroz sentencia ejecutada,

Con un semblante tal, que parecía

Tener aquel terrible trance en nada

Diciendo: “Pues el hado y suerte mía

Me tienen esta muerte aparejada,

Venga, que yo la pido, yo la quiero,

Que ningún mal hay grande si es postrero

Luego llegó el verdugo diligente

Que era un negro gelofo ; mal vestido,

Al cual viéndole el barbaro presente

Para darle la muerte prevenido,

Bien que con rostro y animo paciente

Las afrentas demás había sufrido,

Sufrir no pudo aquella, aunque postrera

Diciendo en alta voz de esta manera:

¿Cómo? ¿Qué? En cristiandad y pecho honrado

Cabe cosa tan fuera de medida

Que aún hombre como yo tan señalado

Le de muerte una mano así tan abatida?

Basta, basta morir el más culpado:

Que al fin todo se paga con la vida;

Y en usar desde término conmigo

Inhumana venganza, y no castigo

“¿No hubiera alguna espada aquí de cuantas

Contra mí se arrancaron a porfía

Que usada a nuestras míseras gargantas

Cercenara de un golpe aquesta mía?

Que aunque ensaye su fuerza en mí de tantas

Maneras la fortuna en este día,

Acabar no podrá, que bruta mano

Toque al gran general Caupolicano”.

Esto dijo y alzando el pie derecho,

Aunque de las cadenas impedido,

Dio tal coz al verdugo, que gran trecho

Le echó rodando abajo mal herido;

Reprendido el impaciente hecho

Y el súbito enojo reducido,

Le sentaron después con poca ayuda

Sobre la punta la estaca aguda

No el agudado palo penetrante,

Por más que las entrañas le rompiesen,

Barrenándole el cuerpo fue bastante

A que el dolor intenso se rindiese:

Que con serno término y semblante,

Sin que labio ni ceja retorciese,

Sosegado quedó de la manera,

Que si sentado en tálamo estuviera

En estos seis flecheros señalados

Que prevenidos para aquello estaban,

Treinta pasos de trecho desviados,

Por orden y despacio le tiraban;

Y aunque con toda maldad ejercitados,

Al despedir la flecha vacilaban

Temiendo poner mano a un tal hombre

De tanta autoridad y tan gran nombre.

Autor: Alonso de Ercilla y Zuñiga

Análisis de la obra

La obra comienza narrando como un prisionero, posiblemente de guerra, está siendo trasladado en un muy mal estado y al mismo tiempo humillado en frente de todos. Nos describe como este prisionero, a pesar de todo, camina serenamente y sin ningún tipo de forcejeo, cumpliendo su

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