Vision Filosofica De La Evaluaion Educatiiva
Enviado por nevertz • 14 de Enero de 2012 • 1.864 Palabras (8 Páginas) • 616 Visitas
Durante mucho tiempo el hombre ha buscado el progreso científico y social, lo que ha generado diferentes concepciones filosóficas que proporcionan modelos y metodologías para la solución de problemas. Por años los investigadores han utilizado el enfoque cuantitativo para el estudio de las ciencias exactas, pero al tratarse de las ciencias sociales, este paradigma resulta inapropiado en la mayoría (por no decir que en todos) de los casos. Esto es debido a que el ámbito social es más complejo y no puede desvincularse del contexto que le rodea.
Un campo fértil para la investigación es la evaluación educativa, y como prueba de ello se encuentran las teorías que se han desarrollado para determinar las fallas o aciertos en esta materia. Seguidamente se pretenden explicar los pro y los contra de cada metodología y lo que resulta de la fusión de dos enfoques como el cuantitativo y el cualitativo. Para esto se debe tomar en cuenta que el positivismo está aunado a lo primero, es objetivo y no acepta la heterogeneidad. Como es el caso de la evaluación, que no se debe considerar como un simple proceso de medición, sino de análisis de las circunstancias, estrategias, técnicas, entre otros, que rodean el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Antes de abordar en profundidad el complejo tema de los paradigmas, es importante que sea definido este término. Como lo hace Patton, (1978 citado en Salcedo, 1995, pág. 16) “una visión del mundo, una perspectiva general, una manera de simplificar la complejidad del mundo real”. Esta es una definición que hace referencia a la utilidad que representa un paradigma para facilitar la comprensión y estudio del complejo universo del conocimiento. Existen otras explicaciones más elaboradas en relación con este concepto como la que hace Eisner (1991 citado por Salcedo, 1995, pág. 17) “Aquellas estructuras ideacionales reflejan a los seres humanos como seres que generan diferentes formas mediante las cuales esperan comprender y representar el mundo en que viven y quienes creen en tales formas deberían ser evaluadas a través de criterios apropiados”. Se puede observar la pluralidad del pensamiento de la cual gozan los seres humanos, y que cuando es compartida por otros se convierte en un modelo a seguir.
Ahora bien, una de las estructuras del conocimiento que ha generado polémica a lo largo de la historia de la investigación es la evaluación educativa. Tomando en cuenta que la educación es generalmente la base del conocimiento formal, si se quiere realizar un trabajo de investigación sobre este tema es imperativo que se conozcan los diferentes paradigmas epistemológicos que existen, con la finalidad de formar una visión general y crítica para luego seleccionar, bajo una serie de criterios, el que mejor se adecue al objeto en estudio y a los propósitos que tenga el investigador.
Debido a que se trata de una ciencia social hay que determinar si el hecho que se quiere investigar se puede desligar o descontextualizar del resto de los elementos que lo rodean, sin desnaturalizarse (elementos homogéneos) o por el contrario se trata de una realidad de interdependencia (elementos heterogéneos). Para decidir luego cual es el método más adecuado para realizar la investigación.
En primer lugar, se puede decir que existen dos paradigmas que siempre han estado en conflicto, el cuantitativo y el cualitativo. El primero fue el dominante durante muchos años, los científicos lo consideraban como la única forma de observar un fenómeno, de manera objetiva, sin considerar relación alguna del que este tuviera con el investigador. Surgieron diversos marcos de referencia paradigmáticos, entre los cuales se destaca la filosofía del “positivismo”, que surgió a fines del siglo XIX fundado por Augusto Comte. Se perseguía la idea de investigar los problemas de la vida social utilizando los métodos de las ciencias naturales.
De igual forma conviene mencionar algunos de las reglas y principios del positivismo para no caer en los errores mencionados por (Salcedo, 1995, pág. 18) “que con frecuencia incurren quienes se refieren críticamente al positivismo sin tener una clara noción acerca del mismo…”. La regla básica en este enfoque es que solo se registra lo que pueda manifestar la experiencia, nada de establecer diferencias entre esencia y fenómeno. Además no se estudian cosas abstractas solo se puede estudiar lo real, nada de suposiciones, solo lo que pueda someterse experimentalmente.
En cuanto a los principios, se encuentra la observación sistemática, donde el investigador solo juega el papel de observador, como si fuera una pasiva cámara oscura o fotográfica que copia pequeñas imágenes de esta realidad exterior; idea que plantea en la analogía de Loke, 1960 citado por (Martínez, 2009, pág. 16) cuando habla del modelo especular que resulta lo mismo que el positivismo. Otro principio mencionado por (Salcedo, 1995) lo constituyen “las ciencias naturales, y en particular la física, consideradas como ideal metodológico o punto de referencia para el desarrollo y perfección de todas las demás ciencias”.
Si se relaciona el primer principio mencionado, referido a la objetividad del investigador, con la investigación en el campo de la evaluación educativa, y se supone que en la mayoría de los casos el investigador es el propio docente, surge entonces la siguiente interrogante ¿Cómo desvincular, en este caso, al investigador del objeto de estudio?, no se puede obviamente hacer tal cosa, y en caso dado, los resultados de dicha investigación estarían desvirtuados de la realidad educativa y no serviría de nada el trabajo realizado. Como lo expresa (Flórez Ochoa, 2000, pág. 9) “Si el paradigma del conocimiento para comprender la actividad humana fuera todavía el viejo y prestigioso modelo positivista, sería como ir a la guerra con palos y escopetas”
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