Capítulo 2. Esencia humana, necesidades y capacidades humanas en la obra de Marx de Giörgy Markus

NAVA ANGULO PRISCILA

Capítulo 2. Esencia humana, necesidades y capacidades humanas en la obra de Marx. La lectura antropológico-filosófica de Giörgy Markus.

2.1 El hombre como ser natural universal

El punto de partida de las investigaciones marxistas es la convicción de que el hombre es una parte de la naturaleza, que sólo puede subsistir por su constante intercambio o metabolismo con la naturaleza. Los objetos de sus impulsos existen fuera de él como objetos independientes de él, esos objetos son objetos de sus necesidades imprescindibles y constituyen por así decirlo el cuerpo inorgánico del hombre.

2.1.1 El trabajo, la actividad vital y esencia del hombre.

La diferencia entre el hombre y el animal radica en la diversidad de sus respectivas actividades vitales.

Los animales sólo pueden convertir en objetos de su actividad y de su vida aquellos objetos cuyas propiedades físicas, químicas, etc., satisfagan sus necesidades constantes.

El hombre desarrolla una específica actividad vital: la actividad vital del hombre es el trabajo y se orienta a la satisfacción de las necesidades no directamente sino sólo a través de mediaciones.

Las consecuencias de esta actividad humana específica radican en que se amplía constantemente el ámbito de las cosas que pueden servir de objetos de aquella actividad, el hombre puede aplicar cada vez más objetos a la satisfacción de necesidades, ya que el hombre se apropia crecientemente de las cosas de la naturaleza, su relación con la naturaleza externa es cada vez más compleja y múltiple, por tanto, cada vez más flexible. otra consecuencia es que el proceso de trabajo origina constantemente objetos con lo que altera paulatinamente el mundo circundante del hombre.

Concepto marxista de objetivación: hace una mera alusión a la función específica, que tienen esos objetos artificiales en la actividad vital de los hombres (la copa de vino sirve para beber vino el jabón para lavarse).

Los individuos tienen que desarrollar las cualidades humanas específicas que permite el uso “adecuado” de los objetos del trabajo, la esfera social aparece como una esfera empapada de normas. Los productos del trabajo no son simplemente objetos de uso sino también valores de uso. La objetivación de la naturaleza humana es lo que constituye la posibilidad de una historia como tal.

Otra consecuencia es que no sólo transforma la naturaleza exterior, sino que transforma al hombre mismo a través de la producción constituyen fuerzas y representaciones nuevas, nuevas necesidades y nuevo lenguaje. El hombre desarrolla sus capacidades de producción al objetivarlas. Conexiones naturales objetivas a la esfera de la actividad del sujeto es pues capaz de transformar en leyes en principios de su propia actividad.

El hombre es un ente activo esto es capaz de satisfacer sus necesidades exclusivamente mediante el desarrollo de determinadas capacidades. El abismo o la escisión entre capacidades y necesidades es una consecuencia de la división del trabajo y de la alienación.

Existe un carácter histórico de las necesidades humanas estas son, por ejemplo:

1. El objeto que sirve para la satisfacción de las necesidades humanas no es un objeto inmediatamente natural es un producto de determinado carácter humano-social.
2. En el curso de la producción aparece necesidades completamente nuevas, sociales por su origen y por su contenido.
3. Surgen también nuevas necesidades radicales, necesidades que por su propia naturaleza rebasan las posibilidades productivas y sociales dadas.
4. Sobre la base de la actividad vital humana se producen también nuevas necesidades individuales de carácter histórico-social.

El hombre es esencialmente un ser natural universal, es potencialmente capaz de transformar en objeto de sus necesidades todos los fenómenos de la naturaleza, capaz de adaptar crecientemente su actividad a la totalidad de las leyes naturales y de alterar su propio entorno en expansión progresiva.

2.1.2 La concepción de las necesidades radicales de Marx según Agnes Heller.

Marx atribuye al comunismo valores positivos. Esta atribución de valores posee para Marx la condición de un deber: el comunismo debe ser realizado.

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