Cultura

Cultura

Sandra milena bastos molina

Según el diccionario filosófico abbagnano Nicola, dos principios fundamentales definen cultura. El primero siendo el más antiguo, significa la formación del hombre su mejoramiento y perfeccionamiento, tomando como base al hombre culto, el cual, es aquel intelectualista que evoluciona y descubre, pero que mantiene el pasado anclado. Así mismo, es el que aunque no acepte la posición del otro la respeta y la entiende, compartiendo de este modo sus pensamientos e ideales, algunos en común y otros no, lo que los pueden llevar a un debate interminable, pero librándolos de caer cada uno en su mundo, de volverse individualistas. De este modo Francis Bacon considera la cultura como la geórgica del alma. El segundo se define como la civilización de este “animal político” (el hombre- Aristóteles) donde se toma esta como “el destino de toda cultura” (-spengler), abarcando y definiendo las formas  y  proyectos de vida  de grupos tanto civilizados como  primitivos, haciendo de la cultura a diferencia del primer fundamento una formación colectiva que es hereditaria.

El primer fundamento en mi opinión es muy paradójico ya que está constituido de dos principios antagónicos, en los que se dice que, un  hombre para poder encontrarse a sí mismo debe conocerse, concentrarse en él, ensimismarse buscando el bien propio sin buscar el bien común. Y a su vez el hombre no puede encontrarse a si mismo sin la relación con la sociedad tal como lo plantea platón con la mayéutica, entonces surge entre ellos un complemento vital. Pero mí incógnita nace en que, Porqué, si buscamos el bien propio para conocernos y satisfacernos, ¿tenemos necesidad de relacionarlos con los demás?,  es que, ¿usamos a la sociedad para encontrar nuestros placeres sin importar si el otro siente?, ¿por eso es que no podemos satisfacernos sin el otro? Y, ¿por eso es tan vital en nuestras vidas?, pues no pensamos en él otro como persona al igual que nosotros.

A través del tiempo se han reformado algunas afirmaciones, ya que en los principios de la cultura se tenía el trabajo como algo despreciable, no digno de un hombre culto, pues solo era culto el que practicaba el estudio y lo era mucho más si practicaba la filosofía convirtiéndose en sabio, aislándolo por completo de los demás hombres, por ser los únicos seres libres. A partir de lo anterior Bovillo plantea que el sabio se diferencia del ignorante porque es dueño de sí mismo, pero agrega que el trabajo se encuentra relacionado. A pesar de este nuevo paso para erradicar el pensamiento desagradable del trabajo, la sabiduría continuó siendo el principal medio para diferenciar unos hombres de otros. Solo a partir de la ilustración se consideró la cultura como instrumento de renovación de la vida social e individual, erradicando por completo la idea de que esta pertenecía a los que poseían más conocimientos. Pero es actualmente, donde la cultura toma un sentido de formación grupal en la que todos son beneficiarios de ella.

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