DESCARTES Contexto filosófico

DESCARTES

Contexto filosófico

La atmósfera intelectual que respira Descartes está dominada por tres fuerzas: La filosofía Escolástica, la nueva Ciencia y el escepticismo.

A pesar de las críticas que recibe por parte de las corrientes humanistas del Renacimiento, la filosofía Escolástica, sigue siendo considerada como la filosofía oficial que se imparte en el ámbito académico. Sus principios fundamentales son una mezcla de Filosofía y Teología, fundamentándose en los silogismos de la lógica aristotélica y en las verdades de fe que se apoyan, a su vez, en la autoridad de las Escrituras.

La Nueva Ciencia constituye, en el campo de la Física, una réplica contundente a la filosofía oficial. Ha sido capaz de enfrentarse con éxito a la concepción del mundo de Aristóteles convirtiéndola en algo definitivamente caduco. Los métodos que propone, basados en el análisis experimental, suponen una nueva manera de hacer ciencia y de concebir la realidad.

El escepticismo es, en ese momento, la posición filosófica que expresa el espíritu de una época que ha sido testigo de las polémicas filosóficas del Renacimiento y los continuos enfrentamientos por las ideas religiosas a causa de la Reforma protestante. Esta última pugna religiosa tiene mucho que ver con el resurgir del escepticismo. Los argumentos de los antiguos filósofos escépticos reaparecen de nuevo en esta época, porque suministran las bases para discutir y replantearse la vieja cuestión de si es posible alcanzar un criterio de verdad, que permita decidir la validez de cualquier enseñanza y en particular de las enseñanzas de la Iglesia. Para el escepticismo, en términos generales, no hay ningún saber firme ni podemos encontrar opinión alguna que sea absolutamente segura.

Pero el escepticismo de Descartes no es más que el reflejo de la desorientación intelectual de la época. Él no desea vivir instalado en una duda permanente como el resto de los escépticos y así, el escepticismo le servirá como motivación para buscar una nueva filosofía fundamentada en un nuevo método de pensamiento.

René Descartes: Vida y obras

Nace en el año 1596 en la ciudad de la Haye, en Turena (Francia), en una familia noble, lo que le permite estudiar, desde 1604 hasta 1612, en el colegio más prestigioso de Francia, el centro jesuita de La Flèche. Allí se educa en la filosofía Escolástica. Posteriormente estudia en la universidad de París. Participa en la Guerra de los Treinta años, que enfrenta a católicos y protestantes, y lucha en los dos bandos. Durante su estancia en el ejército, en la noche del diez de noviembre de 1619, tendrá una revelación durante el sueño en la que parecía preguntarse “¿qué camino seguiré en la vida?”. Descartes interpreta dicha “experiencia” como la intuición de un método que le permita alcanzar un saber cimentado sobre principios ciertos e indudables. Para conseguir elaborar dicho método, viaja por distintos países de Europa, buscando en “el libro de la vida” las experiencias y conocimientos que no ha obtenido en la universidad. Pretende encontrar esas ideas evidentes que le puedan servir como punto de partida de una ciencia que responda a la diversidad de teorías. De 1628 a 1649 vivió casi de forma anónima en los Países Bajos (Holanda), economizando su moderada fortuna que le

permitió dedicarse al estudio y a la reflexión de la ciencia y la filosofía. En aquella época a punto estuvo de publicar su “Tratado del mundo y de la luz” (1633), pero la sentencia de la Inquisición contra Galileo le hizo renunciar a dicho proyecto. Publicadas la mayor parte de sus obras fundamentales, durante este período de su vida, Descartes es reconocido como un gran pensador y su fama llegará a Suecia. Invitado por la reina María Cristina, gran amante de la filosofía, viajará a dicho país en 1649. A los pocos meses de su estancia en la capital sueca, su salud se resiente debido a las frías temperaturas y a las tertulias nocturnas que mantiene con la reina a horas intempestivas. Muere en Estocolmo (1650) a los 53 años dejando su obra y su pensamiento inacabados. Enterrado en esta misma ciudad, sus restos acabarán siendo trasladados a Francia en 1666.

Obras: ♣ Reglas para la dirección del espíritu, escritos en 1628 y publicadas en 1701. ♣ Tratado del mundo (1664). ♣ Discurso del método (Discurso del método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, seguido de la Dióptrica, los Meteoros la Geometría, que son ensayos del método), publicado en 1637. ♣ Meditaciones metafísicas (1647). ♣ Principios de la filosofía (1644). ♣ Tratado de las pasiones (1649). ♣ Tratado del hombre (1664).

1. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

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http://palmera.pntic.mec.es/~fantonio/historiafilosofia/fcou_t14.htm

1. El método cartesiano y la razón

Con este autor abandonamos, desde el punto de vista de la historia de la filosofía, la época del ser o época ontológica, para adentrarnos en la época de la conciencia (el sujeto), teniendo como núcleo central de la reflexión filosófica los problemas gnoseológicos. En su opinión, la falta de progreso de la filosofía en particular y del saber en general, se debe a la ausencia de un método que garantice un avance firme y seguro en el conocimiento. Él se propone encontrar un método que avale el descubrimiento de la verdad, pero hasta que lo encuentre debe prescindir de todo lo que previamente ha aprendido, un método riguroso, un camino que haga que la razón juzgue certeramente, con seguridad y aprendiendo a distinguir lo

verdadero de lo falso. Si la razón es única, único será también el método de conocimiento, que también formará un único cuerpo. En consecuencia, Descartes defiende la necesidad de la unidad de la razón, la unidad de la ciencia y, todo ello fundamentado, en la unidad del método.

Descartes admiraba las Matemáticas por su rigor y su progreso constante, por lo que pensó que ese era el método idóneo para el resto del saber. Un método puramente racional, como veremos y que ponde de manifiesto el racionalismo de Descartes. En su obra Reglas para la dirección del espíritu advierte Descartes que, en la estructura de la Matemática, se pueden distinguir dos modos de conocimiento que, más adelante, nos ayudarán en la comprensión de las reglas del método: la intuición y la deducción.

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