Contexto filosófico de Кant
Enviado por victoria_s_diaz • 8 de Junio de 2013 • Tutorial • 1.367 Palabras (6 Páginas) • 287 Visitas
CONTEXTO FILOSÓFICO DE KANT
La Crítica de la Razón Pura intenta resolver un problema específico que enfrenta al racionalismo y al empirismo a propósito de la metafísica racionalista. Explicaremos qué es la metafísica racionalista siguiendo a Descartes.
Descartes concibe el proyecto de fundar el conocimiento de tal manera que no quepa el error. Para conseguir tal grado de certeza emplea la duda metódica. Las ideas de origen sensorial no ofrecen ninguna garantía (qué es la cera de acuerdo con los sentidos). Además somos incapaces de distinguir la vigilia del sueño. No podemos estar seguros ni siquiera de las evidencias racionales más simples, pues cabe la posibilidad de la existencia de un genio maligno que me haya hecho de tal manera no tenga más remedio que engañarme cuando pienso tales evidencias. El balance de la duda metódica es desolador: nada puede afirmarse con certeza.
Hay, sin embargo, un pensamiento que al ser pensado es segura su afirmación: Cuando pienso que “yo existo” es completamente seguro que yo existo en la realidad. Luego el pensar es capaz de establecer con total certeza una realidad, una cosa (res en latín). ¿Puedo saber qué es esa cosa que está cierta de existir cuando piensa que existe? Esa cosa coincide exactamente con la idea de pensamiento. Esta es una idea innata. El racionalismo afirmará que la razón dispone de ciertas ideas que no proceden de la experiencia, ni son producto de la actividad de la razón. Esas ideas son connaturales a la razón. Gracias a ellas podemos saber qué son las cosas. De momento la primera cosa que podemos afirmar con certeza, la realidad del propio yo, sabemos que es pensamiento, res cogitans.
¿Podemos conocer más realidades? Descartes piensa que entre nuestras ideas hay una especialmente importante: la idea de infinito. Esta idea representa algo que yo no soy, ni ninguna otra cosa puede ser, pues todas mis representaciones lo son de algo finito. Descartes piensa que a partir de la idea de infinito se puede afirmar con certeza la realidad de una cosa justamente infinita. Por tanto, podemos estar ciertos de que existe una res infinita.
De modo espontáneo tendemos a considerar a los cuerpos como realidades indubitables, sin embargo, Descartes aún no puede afirmar con certeza su realidad. El análisis de nuestra idea de lo corpóreo se resuelve en la idea simple e innata de extensión. Sabemos qué son los cuerpos, cualquier cuerpo: pura extensión, un mero ocupar un espacio. ¿Podemos afirmar con certeza la realidad de cosas extensas, de cuerpos? Descartes considera que la hipótesis del genio maligno queda definitivamente descartada al afirmar la realidad infinita (Dios). Por tanto, podemos dejarnos llevar por nuestra
tendencia natural y afirmar la realidad de los cuerpos. Luego existe con certeza la res extensa.
El periplo cartesiano es extraño. Parte de una desaforada desconfianza en nuestra capacidad de conocer y llega a alcanzar un conocimiento cierto de toda realidad (Yo, Dios, cuerpos) y un conocimiento claro de qué son tales realidades más allá de toda apariencia (pensamiento, infinitud, extensión). No hay ninguna realidad que la razón no alcance a conocer con claridad (esencia) y afirmar con certeza (existencia). La clave de un conocimiento así radica en las ideas innatas. La experiencia no es fuente de conocimiento verdadero, los sentidos sólo proporcionan apariencias que ocultan la verdadera realidad. Mientras que la razón por sí misma, desentendiéndose de la experiencia, es capaz de conocer la sustancia, o verdadera realidad más allá de toda experiencia. Ese conocimiento puramente racional de la sustancia, de la realidad tal cual es en sí misma, es lo que se llama metafísica racionalista.
El empirismo niega tajantemente que haya ideas innatas. Por tanto, todas nuestras ideas proceden de la experiencia. Tales representaciones sensoriales alcanzan únicamente la apariencia de las cosas, no las cosas mismas (sustancia). El empirismo conduce al escepticismo: no podemos conocer la realidad en sí. El empirismo más moderado sostiene que podemos afirmar la realidad de la sustancia (existencia), aunque no podamos saber qué es (esencia).
El empirismo de Hume llega a criticar el argumento en que se funda la realidad de la sustancia. Ese argumento descansa en la relación
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