Disertación filosófica sobre el aborto inducido
Dany RamírezEnsayo19 de Abril de 2019
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO [pic 1][pic 2][pic 3][pic 4]
Pocos son los temas que han dado mucho de qué hablar alrededor de todo el mundo, que han entablado una gran polémica de la que ha sido tan difícil y abrumador poder llegar a un acuerdo, como lo es el caso del aborto inducido.
“El aborto inducido es la interrupción voluntaria del embarazo. La práctica consiste en provocar la finalización prematura del mismo, impidiendo el desarrollo vital del embrión o feto para su eliminación.”
Un gran número de personas ha intervenido en el gran conflicto sobre si el aborto inducido es o no una práctica moral, tales como los médicos, los filósofos, los biólogos, entre otros más, apoyando cada uno posturas diferentes . Algunos han optado por decir que el aborto inducido es una práctica inmoralmente aceptable, otros que es moralmente aceptable y otros más que sólo si se práctica durante cierto tiempo es moralmente aceptable.
La filosofía abarca este tema desde el punto de vista de la moral y nos plantea la siguiente pregunta: ¿El aborto inducido es una práctica moral?
Para poder continuar y entender todo de manera clara, hay que definir algunos conceptos clave como la moral, que es el conjunto de normas que regulan la conducta de los individuos en una sociedad; ética, es la disciplina de la filosofía que se interesa por la praxis humana moral; bioética, se fundamenta en la ética y es un ámbito interdisciplinario que analiza y “propone de manera argumentativa un camino para llegar a la meta de ayudar a nuestros semejantes desde las ciencias de la salud”[1]; aunque no hay una definición única sobre el concepto de persona, pues en cada disciplina del conocimiento existe una, la más adecuada para el análisis sobre el aborto inducido, es la que da Margarita Valdés cuando sostiene que “una persona es un ser digno de consideración moral, dado que le podemos atribuir predicados psicológicos y racionales”.[2]
Una vez dadas las definiciones anteriores, y sabiendo que el sistema nervioso central no está suficientemente desarrollado durante los primeros 90 días de gestación, podemos decir que el aborto inducido es una práctica moralmente correcta sólo si se realiza durante el primer trimestre de gestación.
“El debate sobre el aborto reabierto recientemente en 3 nuestro país debe darse a la luz de una nueva ética que cuestiona de raíz el presupuesto religioso tradicional de que toda vida humana es igualmente sagrada; una nueva ética que trasciende los argumentos de quienes defienden la legalización del aborto y rebate aquellos otros de quienes la condenan.” [3]
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Es bien sabido que el aborto inducido es un tema causante de gran controversia, es por ello que se ha abordado desde distintas posturas, donde cada una intenta convencer a la otra de que sostiene una posición errónea. “Podemos encontrar desde textos que intentan exponer por qué es una práctica inmoral apelado a lo sagrado de la vida humana, o a la humanidad del feto, etc., hasta otros que defienden el aborto echando mano de argumentos que alegan, por ejemplo, la irracionalidad del feto, o los derechos de la mujer.”[4]
El 24 abril del 2007 se llevó a cabo la legalización de la práctica del aborto inducido en la Ciudad de México, hecho que para algunos fue un gran avance para nuestra sociedad, aunque para otros haya sido todo lo contrario.
Según ciertos datos estadísticos arrojados por la Organización Mundial de la Salud, estiman que 66 mil 500 mujeres morían por realizarse abortos inseguros, es decir, sin asistencia médica. A pesar de que éste es ya un dato pasado, nada asegura que no siga muriendo una exorbitante cantidad de mujeres, debido a que su deficiencia de información provoca que recurran a la práctica clandestina de abortos inducidos, ocasionando así desde fuertes infecciones hasta incluso la muerte.
Anteriormente se ha mencionado la existencia de diferentes posturas en cuanto al aborto inducido, entre las más conocidas y las que se estudiaran para llevar a cabo éste análisis están la postura conservadora, liberal y moderada, cada una con diferentes argumentos.
Los argumentos del conservador sostienen que está práctica es inmoral debido a que el llevarla a cabo es estar cometiendo un homicidio, tachando de asesino al que recurre a esta práctica, pero ahora ya se ha dado la estadística del número de muertes ocasionadas por no llevar a cabo abortos inducidos de forma correcta, lo que nos lleva a analizar el daño y las consecuencias que causan los juicios emitidos por la parte conservadora de la población.
Con el cambio de la legislación en el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, y la despenalización del aborto en el primer trimestre del embarazo, por primera vez en el país se da respuesta a las verdaderas circunstancias que motivan a las mujeres a recurrir al aborto, tal como lo menciona el Artículo 16 bis 6 del decreto por el que se reforma el código penal para el distrito federal: “Las instituciones públicas de salud del gobierno del distrito federal atenderán las solicitudes de interrupción del embarazo a las mujeres solicitantes aun cuando cuenten con algún otro servicio de salud público o privado”.
A pesar de la aprobación de esta ley, miles de mujeres tienen miedo a realizarse un aborto inducido, pues es considerado por varias personas como un homicidio. “Los argumentos más socorridos en el debate público, tanto del lado conservador como del liberal, tienen problemas y la gente los utiliza sin darse cuenta de las consecuencias que conllevan o de los compromisos que adquieren al esgrimirlos”.[5] Ahora bien, la iglesia católica ha tenido mucha influencia con el hecho de que mujeres y hombres por igual vean como un homicidio la interrupción del embarazo. Para dar sus argumentos los católicos adoptan dos posturas, la católica liberal y la católica conservadora.
La católica conservadora sostiene una postura conservadora dualista que establece que desde el momento de la fecundación del óvulo y del espermatozoide, Dios infunde el alma, la cual es el principio constitutivo de una persona. Los argumentos de la postura católico conservadora, no tienen validez alguna hacía con los que no comparten las mismas creencias, pues en un Estado laico como el mexicano; ni el Estado ni los no creyentes deben de sentirse comprometidos a aceptar dichos argumentos.
Cabe mencionar que la iglesia católica conservadora tiene como una de sus bases el Donum
Vitae, documento que exige al hombre tomar conciencia de su inestimable valor debido a que es Dios quien le ha dado la vida, también sostiene que el ser humano ha de ser respetado desde el primer momento de su existencia, mencionando lo siguiente “Desde el momento en que el ovulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino un nuevo ser humano que se desarrolla por si mismo[…] desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: Un hombre, este hombre individual con sus características bien determinadas. Con la fecundación de una nueva vida humana cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar”…
Por otro lado, lo que nos dice la postura católico liberal es que el alma se induce cuando el embrión adquiere forma humana durante los primeros tres meses de gestación.
El problema con estos argumentos católicos es que se basan en la religión, y las razones carecen de objetividad porque presuponen creencias religiosas e idiosincrasias[6] ya que las creencias no las compartimos todos, y es por ello que estos argumentos son descartados.
Además de la postura conservadora dualista, existe la conservadora materialista, que sostiene que el ADN es el principio constitutivo de una persona y que el tener el genoma humano hace que el cigoto se considere persona desde el momento de la concepción, hemos de recordar que lo primero en formarse del feto es una mórula, que viene a ser una simple unión de células que contiene los 46 cromosomas; ante esto podemos decir que nuestro cuerpo está lleno de células y que al hacernos una herida estaríamos cometiendo un homicidio ya que esto implica la muerte de muchas de nuestras células.
“Algunos afirman que tenemos que respetar la vida del feto porque se trata de una “persona potencial”; es decir, sostienen que el feto es un ente que tiene el poder de convertirse en una persona real y que eso hace a su vida valiosa. Es un hecho que, a partir de la valoración que hacemos de las capacidades y características típicas de los humanos nacidos, podemos valorar derivadamente a los fetos. Sin embargo, el problema que plantea el argumento de quienes reprueban el aborto alegando que el feto es una persona potencial es que también tienen que admitir que es posible que el feto no llegue nunca a convertirse en una persona real (de hecho, de cada 100 óvulos fecundados, 40 se pierden espontáneamente. Lo que tiene potencia para ser, dice Aristóteles, también la tiene para no ser”. (Metafísica 1050b 8-11).[7]
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