EL NOMOS DE LA CIUDADANIA
Enviado por bayronputo1 • 25 de Febrero de 2016 • Ensayo • 5.408 Palabras (22 Páginas) • 294 Visitas
EL NOMOS DE LA CIUDADANIA
Por: Jaime Álvarez López
LA CIUDADANÍA
La ciudadanía como concepto político institucionaliza toda una serie de prácticas de los individuos en torno al Estado y a la forma como este debe responder a estos individuos. La definición del concepto de ciudadanía y como debe comprenderse las prácticas, los derechos y mecanismos de gestión que de allí se derivan, ha sido una ardua tarea donde gran cantidad de filósofos y pensadores han desarrollado múltiples teorías y planteamientos validos todos pero que dejan muy escueto al sujeto, lo fraccionan o lo reducen[1], pues la ciudadanía va más allá de la definición jurídica que establecen los estados. La ciudadanía es el producto de una relación histórica entre sujetos, para nuestra labor de investigación tomaremos la definición de Ciudadano y ciudadanía del texto de Julio Alguacil Gómez por ser el más concreto para la labor que nos proponemos realizar:
Cuando hablamos de ciudadanía nos estamos refiriendo a un proceso y, por lo tanto, a una dinámica social, en sentido histórico, de cambio y de movimiento. Pero la ciudadanía es un proceso que tiene un objetivo que no es otro que la construcción de una condición: la de ciudadano. El ciudadano es el sujeto que tiene derechos y deberes políticos y, en consecuencia, responsabilidad sobre la gobernabilidad de una ciudad, de una nación, de un Estado.[2]
Por lo tanto dependiendo la forma como el sujeto construya su imagen de ciudadano y de ciudadanía va ha prefigurar la concepción de Estado prefigurando también la forma de relacionarse con las instituciones que lo representan. Sin embargo las relaciones sociales cotidianas también están mediadas por lo que el Estado le permite o le prohíbe a los sujetos políticos que el reconoce en su código legal. Estos conjuntos de códigos son los que establecen también las reglas de juego para cuidar y mantener la sociedad, al tiempo que establecen el tipo de relaciones sociales adecuadas entre los individuos y las formas de relacionarse con el mismo Estado individualmente o en grupos. Pero esto trae otra consecuencia no menos importante establece el tipo de prioridades que deben ser asumidas desde las políticas estatales y el tipo de bienestar que se le ofrece a los individuos. Por este motivo la concepción de ciudadanía que maneje un grupo social especifico es importante para comprender sus dinámicas políticas y de agenciamiento, desarrolladas al interior del mismo grupo y desde el Estado, pues desde allí se visualizan todos los sujetos en la sociedad y se visibilizan grupos y prácticas, rechazando también grupos y prácticas que la cultura del grupo considere nocivas, incluso lesionando la dignidad de otros. De ahí que se hagan reales los derechos, los deberes y los preceptos de justicia aplicados en una sociedad. Para Brubaker (1992), la ciudadanía como concepto esta basada en seis componentes básicos que le permiten a los individuos reclamar sus derechos: Pertenencia, participación, asociación, inclusión/exclusión e identidad. Somers (1999) añade otro elemento la soberanía de la ley constitucionalmente establecida[3], por está razón la concepción de justicia está determinada por la concepción de ciudadanía. En el caso de Montelibano es un aspecto recurrente la relación que nuestros estudiantes hacen entre el cumplimiento de los aspectos mínimos de la ley y el hecho de tener que obedecerlos.
Dependiendo... no hay autoridad pero si una jerarquía, se presenta la ley del más fuerte, hay una autoridad de quien divide el tiempo u organiza el espacio que es el más fuerte. Muchas veces en la lucha del más fuerte por la cancha – al árbitro el otro- se presentan peleas, incluso hay una lista de los que pelean[4].
Para los y las jóvenes es claro que la ley debe obedecerse para generar orden y posibilidades de desarrollo, sin embargo también es claro que la democracia empieza a carecer de sentido cuando no se exige el cumplimiento de esos acuerdos mínimos, el rompimiento de estos genera desconfianza frente a los agentes de autoridad, los cuales pierden su autoridad en el sentido moral, aunque en el sentido positivo de la ley puedan exigir su cumplimiento. En este aspecto el contrato social[5], que señala Adela Cortina (Cortina, 2001) empieza a modificarse generando una mutua desconfianza:
En segundo lugar, para que los pactos tengan sentido es preciso que existan entre quienes los sellan relaciones de confianza. No solo es que tienen que saberse bajo la ley de que los pactos deben cumplirse, sino que tienen que poder confiar en que van a ser cumplidos. Sin confianza en el cumplimiento de contratos mercantiles, matrimoniales, políticos, o de cualquier otro orden, el universo entero de los convenios se ve privado de sus cimientos.[6]
Los jóvenes ven como la ciudadanía se vulnera en su aspecto más evidente garantizar el orden social para el disfrute de cada uno de los espacios que tienen los individuos para su propio desarrollo. Si seguimos el planteamiento de Adela Cortina sobre el Contrato Social, vamos a ver que para estos y estas jóvenes el sentido de la ciudadanía se descontextualiza, saliendo del espacio de lo público y tomando las características de lo privado en el sentido de Hannah Arendt:
Con respecto a esta múltiple significación de la esfera pública, la palabra “privado” cobra su original sentido privativo, su significado. Vivir una vida privada por completo significa por encima de todo estar privado de cosas esenciales a una verdadera vida humana: estar privado de la realidad que proviene de ser visto y oído por los demás, estar privado de una vida “objetiva” relación con los otros que proviene de hallarse relacionado y separado de ellos a través de intermediario de un mundo común de cosas, estar privado de realizar algo más permanente que la propia vida. La privación de lo privado radica en la ausencia de los demás; hasta donde concierne a los otros, el hombre privado no aparece y, por lo tanto, es como si no existiera. Cualquier cosa que realiza carece de significado y consecuencia para los otros, y lo que le importa a él no interesa a los demás[7].
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