El secuestro como problema etico

La acción de privar a alguna persona de su libertad física y pedir algo, como dinero o actos, a cambio de devolver la libertad es llamada secuestro. A la persona que comete este acto se le llama secuestrador y a la víctima se le llama secuestrado. A continuación voy a analizar éticamente el hecho del secuestro desde el punto de vista del secuestrador y también desde el punto de vista del secuestrado y su familia.

La conciencia del secuestrador nunca podrá negar que el hecho de secuestro es algo éticamente malo. La inteligencia de toda persona reconoce inmediatamente el desorden que ve o que comete. Aun cuando se tuviera una conciencia deformada, y la realidad le diga lo contrario, la inteligencia jamás deja de reconocerlo porque el desorden es contrario a la naturaleza humana. La inteligencia jamás podrá aceptar que quitar la libertad física a alguien y además desvalorizar y reducirlo a un simple instrumento no es un desorden.

Al privar a una persona de su libertad y pretender algo a cambio de regresar su libertad, el secuestrador está reduciendo a esta persona a un mero instrumento para conseguir una perfección. Esta reduciendo al hombre al producto de su esfuerzo, y el hombre jamás puede ser superado ni por su esfuerzo ni por el producto del mismo, así sea de el mismo o de alguna otra persona. Esta perfección bien puede ser dinero o algún acto que otra persona pueda cometer para librarse de algo que le obstruye el camino para obtener una perfección.

En el caso de que sea dinero la recompensa que el secuestrador busca, se está engañando a sí mismo. El dinero no representa nada para el hombre, es sólo un medio por el cual puede obtener algún instrumento que le ayude a realizarse. Obtener este dinero en nada va a ayudar al secuestrador porque todo aquello que no implica un esfuerzo por parte de la persona, no ayuda en su proyección hacia su fin. Aun cuando la persona secuestrada hubiera obtenido el dinero que el secuestrador quiere, de forma no ética, seguiría siendo sólo un medio que no representa un esfuerzo verdadero para la persona y no ayuda a su realización. El secuestrador estaría tomando la justicia en sus manos y ejecutándola como el cree que debería ser. El hombre sólo podrá realizarse haciendo un esfuerzo cuyo producto le ayude a lanzarse hacia su fin último que es el amor.

Si la recompensa que el secuestrador busca es una acción que otra persona ejecute para poder lograr una perfección, regresamos al mismo argumento del esfuerzo.Sólo mediante el esfuerzo hecho por la persona, el hombre mismo podrá lanzarse hacia su realización. Nadie puede hacer algo que me lanza hacia la realización. Las demás personas solo pueden sugerir algo, pero la persona por ser libre, puede o no decidir hacer el esfuerzo y lanzarse al amor.

El secuestrado está privado de su libertad física, aún tiene su libertad metafísica, la cual nunca puede ser tocada por nadie. El valor de la persona, aun cuando está privada de su libertad física, sigue intacto. De no ser así, estaríamos presuponiendo que el valor de la persona se lo da la posición o el lugar que ocupa la persona físicamente. El valor de la persona se la da su esencia, que es un don, un regalo de la Persona Infinita. Ese valor nunca puede ser tocado ni superado por nada. Aun cuando la persona secuestrada está privada de cualquier movimiento físico,

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