La concepción del alma humana en el pensamiento griego

LA CONCEPCIÓN DEL ALMA

HUMANA EN EL MUNDO GRIEGO

Lourdes Patricia Román Cano

Grado en Estudios Franceses

Lengua Griega

Facultad de Filología – Universidad de Sevilla

Desde hace miles de años, el ser humano, por su capacidad reflexiva y su natural curiosidad, ha intentado dar respuesta a cuestiones de carácter profundo, que no obedecen ni a la lógica ni a las leyes físicas. Al meditar acerca de su propia existencia y de todo aquello que caracteriza a la persona, el hombre sospecha que una parte de él mismo no es visible, ni si quiera material. Se convence de que debe haber una entidad incorpórea, perteneciente al mundo espiritual y no al terrenal, que explicaría los sentimientos y pensamientos personales que configuran a cada uno de los seres humanos, más allá del cuerpo e incluso de la propia muerte. Es aquí donde surge la necesidad de definir el alma, un aspecto que, a pesar de haber sido ya intuido por los pueblos primitivos, resulta novedoso y ampliamente tratado en el mundo griego.

Al tratarse de un término tan abstracto, no ha sido tarea fácil definir qué es el alma humana en la antigua Grecia. En un primer acercamiento hacia su descripción, se concibe el alma (psique)1 como un soplo, un aliento similar al de la respiración que mantiene con vida al cuerpo inanimado (soma), y que cuya ausencia deriva en la muerte del individuo. Es decir, el alma tendría en este sentido un principio vital. Así podemos observarlo por ejemplo en el siguiente pasaje del canto XI de la Odisea de Homero, conocido como la evocación de los muertos, donde la sombra de Elpenor, uno de los guerreros aqueos que acompañaba a Ulises en su expedición, le cuenta como perdió accidentalmente la vida en el palacio de Circe:

«Laertíada, casta de Zeus, ingenioso Ulises, me dañó el desamor de algún dios y el exceso de vino. Me dormí en el tejado de la Casa de Circe; olvidándolo, en lugar de bajar la escalera, me eché hacia adelante y caí desde el techo y rompí en el suelo las vértebras de mi cuello, y mi aliento bajó a la morada del Hades».2

Cuando Elpenor muere, su psique queda atrapada en el Hades o reino de los muertos bajo la forma de una sombra, un mero recuerdo de su existencia, ya que el alma separada del cuerpo se halla incompleta, carece de vigor. Obras como las de Homero y Hesíodo reflejan que únicamente se puede hablar de auténtica vida cuando el alma y el cuerpo están unidos. Esta primera percepción hace por lo tanto una distinción entre el “alma

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1. Rohde, E. (1948). Psique La idea del alma y la inmortalidad entre los griegos.

1. Homero (siglo VIII a. C.). La Odisea, Canto XI.

de los vivos” y el “alma de los muertos”3. Al permanecer esta última prisionera en el Hades, se podría asumir que el alma de una persona concreta tiene poca importancia una vez abandona el cuerpo de la vida terrenal. Esto podría deberse al estilo de vida de la época, que considera a cada sujeto como miembro de una comunidad, y no como un individuo independiente cuya alma sea tan significativa como para perdurar tras la muerte.

El alma cobra un sentido complementario al cuerpo cuando se la valora como un componente fundamental de la persona. Así puede apreciarse en un texto de Simónides:

«…el tiempo de la juventud y de la vida es corto para los mortales. Pero tú, aprendiendo esto al final de la vida, resiste, atrévete a obsequiar a tu alma con cosas venturosas».4

Simónides hace alusión a la fugacidad de la vida en aquel tiempo e invita a aprovechar las experiencias que se presenten como “regalos para el alma”. Esta idea es un precursor de la posterior expresión latina carpe diem. El alma es pues, el medio indispensable para disfrutar de la juventud, un valor tan preciado como efímero.

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