SINGULARIDAD

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TÍTULO:

SINGULARIDAD

NOMBRE DEL ALUMNO:

GONZÁLEZ LIMÓN MADELINE JAKMERY

GRUPO:

“A”

MATERIA:

CREACIÓN LITERARIA

NOMBRE DE LA MAESTRA:

OLAYA SOLANO

INTENTO OCULTARLO

Europa Siglo XVII

Eran finales del siglo XVII, una brecha de oscuridad y disturbios se presentaba en todo el continente. Las mujeres y niños se resguardaban en su casa, los hombres no querían que salieran a exponerse. Cada mañana encontraban cuerpos tirados en distintas zonas para crear un estado de alerta a los ciudadanos. No tenían pruebas de quien era el responsable de estas calamidades, sin embargo, afirmaban ser las mujeres que habían hecho pactos con Lucifer y ahora debían pagarle con almas inocentes.

—Irme...

Caminó con la vista borrosa apoyándose solo de la pared. Soltaba unos jadeos cansados, limpió el sudor de su frente con un pañuelo que traía guardado en el bolsillo de su saco.

—Quiero... Irme

Apenas podía hablar, su garganta ardía por todos los gritos de esa tarde. Llevaba unas sandalias viejas que casi dejaban sus pies desnudos, sentía la brisa fría del lugar. Ya se había alejado lo suficiente del pueblo como para no ver ninguna casa cerca. Sonrió victoriosa y se aventó al piso por el cansancio acumulado.

—Todo está bien aquí...

No tenía la completa noción de todo el recorrido que hizo para huir de los aldeanos que la persiguieron desde su casa. Fue una estúpida al querer iniciar una vida desde cero en un nuevo lugar. Su pasado siempre la atormentaría. ¿Qué si estaba cansada? Es lógico que lo estaría, parecía que la diosa no la dejaría ser feliz.

—Permíteme tener paz, diosa mía. —Giró el rostro a el cielo oscuro lleno de estrellas—Haré cualquier cosa… déjame ser feliz.

Y como si de una señal se tratara cada estrella se fue apagando una a una, hasta quedar todo en una completa oscuridad.

SINGULARIDAD

América Siglo XIX

El tiempo parecía detenerse a su entorno, las nubes se quedaron estáticas en el cielo, el viento ya no movía las hojas de los árboles y un silencio sepulcral invadía el lugar.  Se detuvo un momento para mirar por la senda. El vestido que llevaba ese día ya estaba salpicado por el abundante lodo en el camino, suspiro frustrado y quito sus zapatos con furia. Sus planes no habían salido como quería y solo consiguió que lo corrieran de la cantina.

—Estúpido guardia. ¿Qué se cree? — Si ese guardia no hubiese insistido tanto desde el principio. Ahora ya no podía seguir con la farsa de la dulce mujer perdida pidiendo unas cuantas monedas.

Llegó a su humilde morada, la cual estaba muy escondida dentro del bosque. Entró a la pequeña casa y dejó su abrigo en el perchero; su gato, Mimi, lo recibió con unos maullidos el dejó una caricia en su cabeza para después dirigirse al baño. Se desnudó e ingresó a la tina para quitar la suciedad en su cuerpo.

Nuestro protagonista, Dafnis; un joven de 21 años. Su historia fue un poco trágica desde su nacimiento.

El día que su madre una niña de 15 años dio a luz a un bebé con ojos de un color peculiar color azul y la tez tan blanca como el papel, decidió dejarlo en el bosque para no hacerse cargo de él, pensaba que no pasarían un día sin sobrevivir con tantas presas alrededor. Sin embargo, en la madrugada de ese mismo día una mujer regresaba de su trabajo contando el dinero que había juntado esa noche.

—Será suficiente para comer el resto de la semana— venía hablando consigo misma hasta que escuchó el llanto de un bebé. Se puso alerta pensando que alguien la siguió desde el pueblo, cada paso que daba el llanto era aún más intenso.

Un bulto yacía en medio de la vereda, asustada al ver a un animal querer acercarse. Quería dejar a el bebé ahí y huir antes de que el lobo fuera tras ella, pero, un nuevo gritó del bebé la hizo retractarse. Tomó valor para correr por el bebé y después marchar sin que el animal salvaje la alcanzará. La casa no estaba lejos, no tuvo problemas en llegar y encerrarse.

Desde ese día ella se hizo carga del bebé que poco a poco fue creciendo para convertirse en un joven muy hermoso por una peculiaridad que empezó tener con el tiempo, sus ojos azules cambiaron a un hermoso tono violeta. Para cuando el cumplió 16 años, su nana lo llevó a su empleo, el que era prácticamente persuadir a los aldeanos con su charlatanería, fingiendo ser una adivina. Desde sus dieciochos años él empezó a hacer lo mismo cuando Mérida, su cuidadora, enfermó gravemente llevándola a la cama. Dafnis, trabajó duró para comprar todo lo que requería. Sin embargo, su cuerpo no pudo combatir la extraña enfermedad y un año después ella falleció dejando una gran tristeza en el chico de ojos violetas.

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