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ARISTÓTELES Y PLATÓN


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2021  •  Apuntes  •  4.004 Palabras (17 Páginas)  •  258 Visitas

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ARISTÓTELES Y PLATÓN

Aristóteles (384 - 322 a.C.) fue discípulo de Platón y, al igual que este, su pensamiento ha tenido una enorme importancia en la historia del pensamiento y la ciencia occidental. Fue impulsado durante toda su vida por un solo deseo dominante: el deseo de saber. La felicidad consistía fundamentalmente para este autor en el desarrollo de lo más excelente en la vida humana: la actividad intelectual y la contemplación.

La filosofía de Platón (427-347 a.C.) ha marcado profundamente la historia del pensamiento occidental. El matemático y filósofo inglés Norbert Whitehead considera la historia de la filosofía como “notas a pie de página de los diálogos de Platón”.

TEXTOS: ARISTÓTELES

· Ética a Nicómaco, ARI: Esta obra trata temas de este saber práctico relativo a la conducta individual: la felicidad, la naturaleza de la virtud ética, las acciones voluntarias e involuntarias, las virtudes éticas y las intelectuales (dianoéticas), la amistad, la naturaleza del placer y la felicidad. 

En este texto se subraya, frente al intelectualismo moral defendido por Sócrates y Platón, la necesidad de que el comportamiento ético se convierta en virtud mediante la repetición. En efecto, aquellos consideraban que la virtud ética consiste, ante todo, en conocimiento: quien conoce en qué consiste el bien no puede actuar mal; este es resultado, pues, de la ignorancia. Por el contrario, a juicio del estagirita, la habituación, la costumbre, son imprescindibles en el logro de la excelencia ética. No basta entender para actuar correctamente (si bien la razón es necesaria, pues no se acierta por azar en la elección de lo mejor); hace falta querer el bien (voluntad) y estar dispuestos a ejecutar, repetidamente, las acciones virtuosas. Estas se sitúan en un punto medio (relativo a nosotros y la circunstancia, pero máximo en cuanto a la virtud) entre los extremos del exceso y el defecto. 

Aristóteles concluye, con una ironía que raya en el sarcasmo, que nadie se hace bueno a fuerza de pensar y sopesar razones; nos hacemos buenos, justos y templados, practicando la bondad, la justicia y la templanza.

· Política, ARI: En la Política Aristóteles expone aquella parte de la filosofía práctica que se hace cargo de la acción colectiva para lograr la felicidad dentro de la organización política más perfecta, las polis: la ciudad-estado de la Grecia clásica donde surgió la democracia, la ciudadanía y la filosofía. 

Para Aristóteles, la ciudad es el espacio de desarrollo del individuo, es el único formato sociopolítico capaz de autosuficiencia o autarquía (independencia económica y soberanía política). Ni la familia ni la aldea tienen este rasgo. No es un hecho histórico, sino biológico el que hace que los individuos, incapaces de sobrevivir sin asociarse, se agrupen en familias y aldeas. Pero estas se orientan naturalmente, por la esencia del ser humano (un animal que no solo tiene “voz” [phoné], sino también “lenguaje” [logos] para ordenar su vida social), hacia la ciudad, que es su fin, que es el todo del que aquellas forman parte (“organicismo social”). Aparece, pues, la concepción finalista, teleológica de Aristóteles en el ámbito, también, de la sociedad. La ciudad no es meramente el lugar donde los hombres viven, sino donde tiene lugar la “vida buena”, donde pueden desarrollar plenamente, gracias a la autarquía, sus virtudes éticas e intelectuales (dianoéticas) y su libertad.

BLOQUE ÉTICA

La ética consiste en la búsqueda de la felicidad. La felicidad solo se logrará en la actividad más excelente en un ser humano, en la actividad intelectual o contemplativa. 

En primer lugar, Aristóteles piensa que toda acción humana está subordinada a la felicidad. Sin embargo, hay muchos tipos de bienes y formas de felicidad. Unos buscan la felicidad en el placer; pero ello puede terminar en una esclavitud hacia los apetitos. El honor es dependiente del juicio exterior, y buscarlo como camino hacia la felicidad nos llevaría a valorar más la opinión de los demás que las acciones virtuosas en sí mismas y nuestra perfección. La acumulación de riquezas, no es un fin en sí mismo. La felicidad consiste en alcanzar la perfección en cuanto ser humano, y lo que distingue a los humanos del resto de seres es la vida intelectual, el pensamiento y el conocimiento. 

El hábito es imprescindible en la consecución de la virtud. El intelecto es importante en la guía hacia la vida virtuosa, pero no es suficiente: contra Sócrates y Platón, para ser virtuosos no basta con conocer en qué consiste la virtud; para ser virtuosos hay que practicarla. La virtud es una disposición del alma, una capacidad para obrar de un modo determinado. La virtud requiere voluntad y no solo entendimiento. Más concretamente, consiste en encontrar un término medio entre el exceso y el defecto, entre dos vicios: la valentía es un término medio, entre la cobardía y la temeridad.

Las virtudes que aseguran la felicidad son virtudes morales e intelectuales, llamadas por Aristóteles dianoéticas; persiguen la perfección del intelecto. Estas últimas son la prudencia y la sabiduría. La prudencia es la aplicación del conocimiento al ámbito de la acción, ayudándonos a distinguir y discernir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto. La felicidad auténtica, en todo caso, está vinculada a la sabiduría, la contemplación propia de las formas universales y eternas, es decir, a la actividad científica. La actividad más excelente, en fin, es la actividad en concordancia con la actividad intelectual, aquella actividad que, aun siendo humanos, nos aproxima a aquello que es más divino en nosotros

ANTROPOLOGÍA

El alma es principio que anima a los seres vivos. Aristóteles concibe el alma como algo inseparable del cuerpo: hay que partir del organismo vivo completo, y ninguna actividad que se remita al alma es posible sin él. En una sustancia, el cuerpo es la materia o substrato, y el alma la forma (o esencia) de ese cuerpo. Para entenderlo en términos biológicos, el alma es función, la función integradora de todas las funciones vitales (nutritiva, reproductora, apetitiva, intelectiva…). El alma es el principio de las funciones y se define por ellas: es principio y función unificadora por la que vivimos, percibimos y pensamos.  

Algunos seres vivos poseen todas las funciones del alma (como los seres humanos), otros algunas de ellas (como los animales); otros, solamente una (las plantas solo tienen la función vegetativa). Veamos cuáles son dichas funciones:  

1) función o alma vegetativa: es común a todo organismo y regula las funciones biológicas básicas: reproducción, nutrición y crecimiento.  

2) función o alma sensitiva: está presente en los animales, desarrollando las sensaciones, apetitos y movilidad. Esta función cumple un papel básico en el conocimiento, pues gracias a ella, gracias a la percepción, captamos las cualidades de los objetos exteriores, que dejan su marca (como en la cera) en nuestros sentidos. Sentir es captar una forma sensible que está en un cuerpo, pero captarla sin su materia. La fantasía es la capacidad para reproducir imágenes en ausencia de las cosas; la memoria las conserva y la experiencia las acumula. También el apetito y la movilidad surgen de la sensación, pues son los sentidos los que guían al animal, movido por el deseo, hacia los objetos percibidos. 

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