Analisis Bergman
Enviado por dmac89 • 1 de Noviembre de 2012 • 588 Palabras (3 Páginas) • 437 Visitas
INTRODUCCIÓN
Bergman escribió acerca de esta película: “La idea de El Séptimo Sello me vino contemplando los
motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega ajedrez, las
hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas. Esta película no pretende ser una imagen realista de
Suecia en la Edad Media. Es un intento de poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un
hombre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos medievales. En mi película el
caballero regresa de las Cruzadas, como hoy un soldado regresa de la guerra. En el Medievo los hombres
vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El Séptimo Sello es una
alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única
seguridad. Cuando era niño acompañaba muchas veces a mi padre cuando tenía que ir a presidir el
servicio religioso en las pequeñas iglesias aldeanas de los alrededores de Estocolmo. Para mí eran
fiestas. En bicicleta viajábamos por los campos primaverales. Mi padre me enseñaba los nombres de las
flores, de los árboles y de los pájaros. Pasábamos el día juntos, sin ser molestados por la vida ruidosa. El
pequeño niño que yo era entonces, pensaba que la predicación era asunto de los adultos. Mientras que mi
padre predicaba desde el púlpito y la congregación de los fieles rezaba, cantaba o ponía atención, yo
concentraba toda mi atención en el misterioso mundo de la iglesia: sobre las bajas bóvedas, los gruesos
muros, el aroma de la eternidad, la luz solar vibrante y de vivos colores sobre la extraña vegetación de
las pinturas medievales y de las esculturas sobre los techos y paredes. Había todo lo que la fantasía podía
desear: ángeles, santos, dragones, profetas, demonios, niños. Había animales aterradores como la
serpiente del paraíso, la burra de Balaam, la ballena de Jonás, el águila del Apocalipsis. Todo rodeado de
un paisaje, celestial, terreno y submarino, hundido en una extraña belleza que, sin embargo, era bien
conocida. En un bosque estaba la muerte sentada y jugaba ajedrez con el caballero. Un personaje
desnudo con los ojos muy abiertos se agarraba a las ramas de un árbol, mientras que abajo la muerte
serraba el tronco con dedicación. En el horizonte de las colinas suavemente curvadas la muerte conducía
la última danza hacia el valle de las tinieblas. En otra representación la Virgen María llevaba al Niño
Jesús de la mano por un jardín de rosas. Sus manos eran como las de una campesina, su rostro serio
sobre su cabeza batían las alas de los pájaros. Los pintores del Medioevo reprodujeron todo eso con gran
sensibilidad y con gran comprensión artística
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