Arte Medieval

Arte Renacentista.

El periodo de la historia europea conocido como Renacimiento constituyó un movimiento artístico que revolucionó no sólo las expresiones estéticas sino la forma en que se concibe la relación del hombre con su entorno. Fue el tiempo de los descubrimientos, una visión nueva del mundo, un mundo en el que el hombre determina su propio destino. Todo el pensamiento se volcó en el arte, en la búsqueda y en la experimentación. La descripción realista de la naturaleza y del hombre fue el objetivo principal de los artistas del Renacimiento.

Las artes, la ciencia y la cultura, sin que con ello se hayan desvinculado de la religión, pasan a construirse en torno del hombre, quien se convierte en la máxima creación de la naturaleza. No cabe duda el profundo impacto que representó, por las repercusiones para los siglos siguientes, el Renacimiento como movimiento cultural e intelectual para el mundo entero.

Durante este período, se pretende mantener la unidad entre todos los saberes, en lo que todo puede ser uno, donde entonces surgirá la figura del humanista. La persona está unida a la pasión por la libertad. La libertad y la naturaleza serán dos motivos fundamentales del período Renacentista.

En esta época, se da una nueva concepción artística, la experiencia interior y personal en la cual el objetivo inmediato es la consecución de la belleza. El renacimiento implico la recuperación de los valores artísticos y estéticos de la antigüedad clásica, que fueron olvidados por los valores religiosos de la edad media a la que se considera una época oscura. Sin embargo, fue gracias a la preservación de las obras clásicas oscuras de la Edad Media que fue posible retomarlos durante el renacimiento.

El renacimiento trajo consigo una nueva perspectiva, el Humanismo. Este era una nueva forma de ver y comprender al ser humano. El hombre deja de ser una pieza más de la creación de Dios para convertirse en al figura central de ella. La naturaleza se vuelve un instrumento para el hombre; así, este puede transformar ahora lo que le rodea. La fijación artística, filosófica y científica pasó a ser el ser humano. Dentro del Renacimiento, el ser humano es perfecto y divino dentro de su propia imperfección y humanidad. La inteligencia gobierna el arte y surgen muchas nuevas técnicas y estilos como se pueden ver en el carácter tridimensional de la Capilla Sixtina, donde parece que hay columnas, cortinas y cuadros, donde solo hay una pared lisa. Así también, La iglesia y sus reglas se convierten en lo menos importante, como Miguel Ángel ejemplifica en su Moisés al voltear hacia el lado contrario de los mandamientos, el telón cae y lo divino hay técnica, trazo, pensamiento.

Al contrario de las representaciones religiosas de la Edad Media, el arte religioso del Renacimiento se destaca por la naturalidad en que se presentan los paisajes y personajes tanto en la escultura como en la pintura.

El hombre establece una nueva relación consigo mismo: ahora es él el centro de su admiración y fijación artística, científica

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