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Apologia De Socrates


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  2.129 Palabras (9 Páginas)  •  320 Visitas

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Apología de Sócrates

Atenienses la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad. El mentís vergonzoso que yo les voy a dar, haciendo ver que no soy elocuente es el colmo de la imprudencia a menos que no llamen elocuente al que dice la verdad ; confieso que soy un gran orador, pero no lo soy a su manera porque no han dicho ni una sola palabra verdadera y vosotros vais a saber la verdad de mi boca la puras verdad , no por Zeus en una arenga vestida de sentencia brillantes y palabras escogidas como son los discursos de mis acusadores, sino un lenguaje sencillo y espontaneo.

Si os digo cosas justas o no porque en esto consiste toda la virtud de un juez, como la del orador es decir la verdad. Tengo muchos acusadores cerca de vosotros, hace años los cuales nada han dicho que no sea falso. Temo más a estos que Anito y sus cómplices, pero son aquellos mucho más temibles.

Todos aquellos que por envidia o por malicia os han inculcado todas estas falsedades, han persuadido a otros quedan ocultos sin que pueda llamarlos ante vosotros ni refutarlos y para defenderme es preciso que yo me bata con una sombre y que ataque y me defienda sin que un adversario aparezca.

Atenienses que yo tengo que habérmelas con dos suertes de acusadores; los que me están acusando hace mucho tiempo y los que ahora m citan ante el tribunal y es precisó que te el tribunal y es precisó que yo responda a los primeros, porque son los primeros a quienes habéis oído y han producido en vosotros más profunda impresión. Ateniense es preciso defenderse y arrancar de vuestro espíritu, es tan corto espacio de tiempo, una calumnia envejecida y que ha echado en vosotros profundas raíces. Desearía que fuese una ventaja vuestra y mía y mi apología pudiese servir para mi justificación.

Sócrates es un impío, por una curiosidad criminal que quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra, convierte en una buena una mala causa y enseña a los demás sus doctrinas.

Concéntrense en todos esos rumores que se han levantado contra mí, no hay ninguna sola palabra de verdad y si alguna vez habéis oído que yo me dedicaba a la enseñanza y que exigía salario es también otra falsedad. No es porque no tenga el poder de instruir a los hombres, como lo hacen los Gorgias de Leoncio. Prodico de Ceos e Hippias de Elea. Estos grandes personajes tienes maravilloso talento de persuadir a los jóvenes a que se unan a ellos y abandonan a sus conciudadanos cuando podrían ser estos sus maestros sin cortarles un óbolo. Y no solo les pagan la enseñanza sino que contraen con ellos una deuda de agradecimiento infinito.

La reputación que yo haya podido adquirir no tiene otro origen que una cierta sabiduría que existe en mí, quizá es una sabiduría puramente humana y corro el riesgo de no ser en otro concepto sabio, al paso que los hombres de los que acabo hablarlos son sabios de una sabiduría mucho más que humana. Nada tengo que decirles de esta sabiduría porque no la conozco y los que me la imputan mienten y solo intentan calumniarme.

Habien partido de Delfos tuvo el atrevimiento de preguntarle al oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que yo, la Pythia le respondió que no había ninguno. Cuando supe la respuesta del oráculo: la Divinidad no puede mentir. Dude largo tiempo del sentido del oráculo hasta que después de un largo trabajo me propuse hacer la prueba siguiente, fui a casa de uno de nuestros conciudadanos que pasa por unos de los más sabio de la ciudad yo creía que encontraría materiales para rebatir el oráculo y presentar un hombre más sabio que yo. Este hombre de quien basta deciros que era uno de nuestros grandes políticos sin necesidad de descubrir su nombre y conversando con el me encontré con que todo el mundo lo creía sabio, que el mismo se tenía portal y que en realidad no lo era. Después de esto razonaba conmigo mismo y decía: yo soy más sabio que este hombre. Puede suceder que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que no es bueno, pero hay esta diferencia que él cree saberlo aunque no sepa nada y yo, no sabiendo nada, creo no saber.

Me fui a casa de otro que se le tenía por más sabio que el anterior me encontré con lo mismo y me granjee nuevos enemigos. El fruto que saque de mis indagaciones porque es preciso deciros laverdad todos aquellos que pasaban por ser los más sabios me parecieron no serlo.

Después de estos grandes hombres me fui a los poetas examine las obras suyas que me parecieron mejor trabajadas y les pregunte lo que querían decir y cuál era su objeto, no hubo unos de todos los que estaban presentes incluso los mismo autores que supiese hablar ni dar razón de sus poemas. No es la sabiduría la que guía a los poetas sino ciertos movimientos de la naturaleza y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos que todos dicen muy buenas cosas sin comprender nada de lo que dicen.

Fui en busca de los artistas estaba bien convencido de que yo no entendía nada de su profesión, sabían cosas que yo ignoraba y en esto eran ellos más sabios que yo. No halle uno que a título de ser buen artista no se creyese muy capaz y muy instruido en la más grandes cosas y esta extravagancia quitaba todo el mérito a su habilidad.

Me pregunte a mí mismo como si hablar con el oráculo si quería mas ser tal como soy sin la habilidad de estas gentes sin su ignorancia y me respondí a mí mismo y al oráculo que era mejor para mi ser como, soy.

Solo Dios es el verdadero sabio y que esto ha querido decir por su oráculo, haciendo entender que toda la sabiduría humana no es gran cosa. El más sabio entre vosotros es aquel que reconoce como Sócrates que su sabiduría no es nada.

Continúe mis indagaciones no solo entre vuestros

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