Aristóteles
Enviado por cedycat • 9 de Septiembre de 2012 • 2.967 Palabras (12 Páginas) • 322 Visitas
Atendiendo a los elementos propuestos por Aristóteles, en este ensayo me propongo a señalar algunos aspectos del silogismo científico, o demostración, que dan paso a la “tradición aristotélica” estudiada en la última actividad en torno al método científico que debe de adoptar la sociedad en cuanto a la historia se refiere, pasando también por el estudio de las causas.
Todo el estudio hecho por Aristóteles, parte de la división que hace de las ciencias; estructura que en sí misma, es incapaz de dar cabida a la lógica, por ser esta la llave a la filosofía, o dicho de otra manera, forma indispensable en cualquier tipo de pensamiento y/o razonamiento, el cual se proponga dar demostración de algo y, en general, que quiere tener valor probatorio. Y es evidente, que no es necesario un estudio riguroso de la lógica para un razonamiento correcto ante un hecho. Aristóteles mencionaba que “Todas las facultades funcionan casi siempre bien. Sin embargo, el error siempre estaba presente, y éste es un accidente porque va en contra de la naturaleza.
Por lo tanto suponemos una lógica natural, que está antes de todo estudio a la que llamamos buen sentido. Este sentido es suficiente para llevar una vida plena e incluso para el desarrollo de las ciencias, porque quien estudia no empieza sus estudios por el de la lógica. Se confía en el buen funcionamiento natural de su razón.
De aquí procede la lógica científica, la cual es una lógica reflexiva, dado que el hombre tiene el deseo de razonarlo todo, incluso los actos de su propia razón. Esto debido a que no nos contentamos con el simple juego espontáneo del espíritu y su lógica natural, exigimos además la elaboración de una lógica científica a base de reflexión para asegurar el máximo rigor a la actividad racional. Esta lógica no trata de usurpar el papel de la lógica natural, al contrario lo cultiva, pues permite efectuar rápida y perfectamente razonamientos largos y complicados, demasiados difíciles para el simple buen sentido. Por otra parte, permite desenmascarar y definir las deficiencias de razonamiento que el buen sentido puede sospechar e incluso presentir, pero no rechazar ni rectificar.
La lógica cultiva el rigor y la precisión del pensamiento, por lo que pone remedio a aquellos sofismas burdos que tratan de embaucar a los hombres, haciéndolos caer en la inmundicia de la ignorancia.
La lógica depende de la legitimidad de distinguir la forma general de las ciencias de su contenido, esto es, del objeto particular de cada una: es decir, de la legitimidad de la abstracción por cuyo medio cada ciencia singular, incluida la filosofía, logra determinar su objeto. A su vez, la legitimidad de la abstracción se funda en la teoría de la sustancia.
Considerar la forma por separado de cualquier contenido particular, es procedimiento legítimo solamente cuando la forma sea, al mismo tiempo, la sustancia, esto es, la esencia necesaria de lo que se considera. Si la forma no tuviese validez absoluta que le confiere el ser y no fuese ella sola la sustancia de aquello de que es forma, considerarla aparte mediante la abstracción sería una falsificación injustificable. La abstracción se justifica solamente como consideración de la esencia necesaria de una cosa separada de sus particularidades contingentes. La lógica, como procedimiento analítico, esto es, resolutivo de la forma del pensamiento como tal, se funda, pues, en la metafísica como teoría de la sustancia, y se sostiene o cae con ella. Aristóteles considera la lógica como técnica indispensable para la investigación, tiene buen cuidado de añadir que la consideración de los principios silogísticos corresponde al filósofo y a quien especula sobre la naturaleza de cualquier sustancia. Así, él mismo reconduce la lógica a su supuesto indispensable: la teoría de la sustancia.
Esta teoría es el fundamento de la verdad de todo conocimiento intelectual. La forma es a la vez ratio essendi y ratio cognoscendi del ser: en tanto que ratio essendi es sustancia, en tanto que ratio cognoscendi es concepto. La forma garantiza la correspondencia entre el concepto y la sustancia y, por tanto, la verdad del conocimiento y la racionalidad del ser. Por esto Aristóteles puede decir que el ser y la verdad se hallan en relación recíproca. Pero el fundamento es la realidad y que la realidad no es tal porque la afirmación que le concierne sea verdadera, sino que la afirmación es verdadera por que la realidad es tal, como ella la expresa. En otros términos, la verdad del concepto se funda en la sustancialidad de la forma y no viceversa: la metafísica precede y fundamenta la lógica.
Aristóteles no quiso fundar la Lógica como ciencia formal en el sentido moderno del término, o sea, de ciencia sin objeto o sin contenido, constituida únicamente por proposiciones tautológicas. La lógica tiene un objeto y este objeto es la estructura de la ciencia en general que luego es la misma estructura del ser que es objeto de la ciencia. Precisamente sobre esta base, Aristóteles afirma que la lógica debe analizar el lenguaje declarativo, que es el propio de las ciencias teoréticas, en el cual tienen lugar las determinaciones de verdadero y falso según que la unión o la separación de los signos (en que consiste una proposición) reproduzca o no la unión o la separación de las cosas.
Ahora bien, continuamos con los predicamentos. Si una proposición la separamos rompiendo sus nexos que la une, separando el sujeto del predicado, se obtiene indudablemente obtendremos palabras sin conexión, carentes de todo vínculo con la proposición original, es decir, términos no combinados y que al combinarse dan origen a la proposición. De esto, Aristóteles afirma que “de las cosas que se dicen sin ninguna conexión, cada una de ellas significa la sustancia, la cantidad, la cualidad, la relación, el dónde, el cuándo, el estar en una posición, el tener, el hacer o el padecer”, esto es la categorías que se conocen a través de la Metafísica.
Vistos desde lo lógico son los géneros supremos a los que debe poderse atribuir cualquier término de la proposición. La categoría sustancia actúa siempre como sujeto y las demás como predicado o constituyen los modelos supremos de los predicados. Por lo que se sigue que estas segundas siempre harán referencia a la primera.
En sí mismos los términos, aislados de cualquier conexión, no tenemos verdad o falsedad. La verdad o falsedad jamás se halla en los términos tomados por separado, sino en el juicio de quien los vincula y en la proposición que expresa dicha conexión.
¿Cómo podemos conocer a los términos? A través de la definición (horismos), que quiere decir determinar qué es el objeto indicado por la palabra, más que explicar el significado de ésta. Por eso, Aristóteles formula
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