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Autonomia Y Heteronomia


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  798 Palabras (4 Páginas)  •  1.715 Visitas

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Para conocer y juzgar la bondad o maldad moral de las acciones que realizamos y vemos día a día, utilizamos aquella capacidad que poseen todas las personas, la llamada conciencia moral. Esta conciencia moral mueve y orienta nuestra conducta en la dirección que consideramos más correcta, lo que el lenguaje popular habla de una especie de voz interior, la voz de la conciencia que inspira, obliga y sanciona la moralidad de nuestras acciones. La voz de la conciencia es como un juez interior que nos obliga, que nos aplaude o nos sanciona, que nos indica cuándo actuamos de forma correcta o incorrecta. Sobre esto, Kant afirma:

“Todo hombre tiene conciencia y se encuentra observado, amenazado y, en general, sometido a respeto por un juez interior; y esa autoridad que vela en él por las leyes no es algo producido arbitrariamente por él mismo, sino inherente a su ser.”

A la hora de juzgar sobre la bondad o maldad de nuestras acciones la conciencia se sirve de principios en virtud de los cuales la persona rige su vida. A veces no sabemos muy bien cuáles son nuestros principios, pero lo cierto es que cualquier persona se atiene a ciertos principios, se dé cuenta o no de ello. Estos principios pueden venirle impuestos o dárselos ella misma, racional y libremente. Así pues podemos hablar de dos tipos de conciencia:

La conciencia heterónoma o heteronomía moral, que proviene del griego "heterónomos" (dependiente de otro), se refiere a la conciencia que se guía por principios que vienen impuestos desde el exterior, de fuera, no emanan de la reflexión racional. Una persona es heterónoma cuando su conciencia se guía por: Los dictados del instinto o las apetencias, la tradición asumida de forma acrítica, la autoridad de otros, sean personas concretas, sea una mayoría, por obtener un premio o evitar un castigo, la moda o los usos sociales vigentes. Si una persona acepta los principios emanados de cualquiera de estos cinco supuestos sin haber reflexionado sobre tales principios y sin haber decidido si su orientación es buena, entonces es una persona heterónoma.

En cambio la conciencia autónoma o autonomía moral, que del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma", esta alude a aquella conciencia que impone sus propios principios. Cuando la persona se los impone a sí misma, haciéndolo de forma reflexiva y sin coacciones, en términos generales, la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Una persona es autónoma cuando es su propia conciencia la que propone las normas morales que deben guiar sus acciones, habiendo reflexionado y decidido sin coacciones. Es decir, cuando los principios que guían sus acciones han sido asumidos de forma racional, crítica y reflexiva, de tal modo que sus acciones las realiza porque le parecen buenas y correctas y no por miedo al castigo, por obtener un premio, por crearse buena fama, porque se lleva,

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