Autonomía y Heteronomía

Autonomía y Heteronomía

La autonomía y la heteronomía son conceptos que se asocian íntimamente a la acción humana, debido a que ambas reflejan los actos que un individuo toma por su cuenta o bajo la influencia de otros factores externos a él.

Primeramente, se puede hacer una distinción entre estos dos conceptos y como se pueden identificar en sociedad. Un individuo autónomo siempre se verá regido por valores propios de sí mismo, sin dejarse llevar por la opinión de los demás. Por otro lado, las acciones de un individuo heterónomo siempre se verán influenciadas por diversos factores que pueden o no coincidir con sus normas morales.

Teniendo esto claro, nos es posible identificar que la mayoría de los ciudadanos de bien que conforman las sociedades se rigen por conductas propias, actúan según la formación educativa que han adquirido y los valores que han adaptado para sí mismos, mejorando así el entorno en el cual residen. Pero ¿cómo podemos alcanzar dicho estatus? ¿qué debo hacer para poder ser considerado un individuo autónomo?

La respuesta a las preguntas anteriores se puede responder con una sola palabra: responsabilidad.  Este valor juega un papel fundamental en el individuo autónomo ya que es a partir de este mediante el cual pueden desarrollarse otros valores, como la disciplina y la honestidad, que nos permiten encaminarnos hacia nuestro objetivo de mejorar nuestra calidad de persona. Debemos adoptar la responsabilidad como valor social para así adoptar un sentimiento de compromiso con los demás, uno que nos lleve a realizar nuestros actos siempre a favor de la paz y el bienestar social. Si lo anterior se lleva a cabo, empezaremos a desarrollar una gran fuerza de voluntad, misma que nos hará sentir la obligación de proceder siempre a favor de la comunidad.

Además de la responsabilidad, la conciencia toma una gran importancia en la formación de la autonomía. La conciencia es un estado mental que solamente resulta accesible al sujeto propio, debido a que le permite analizar la percepción que tiene de sí mismo. Además, mediante la conciencia se pueden interpretar y reflexionar sobre los estímulos obtenidos del medio externo, para así nutrir sus valores y su percepción sobre la realidad.

Para lograr analizar si nuestras acciones son de una persona autónoma u heterónoma, es necesario realizar un juicio moral. Esto significa que se deben evaluar nuestros comportamientos y determinar si son positivos o negativos, desde un punto de vista de los valores morales propios. Estos valores van a desarrollarse mediante la experiencia propia y la educación que recibamos, aunque también puede que resulten influidos por distintas instituciones, como la familia, los grupos de amigos, la escuela e incluso la religión.

Lo anterior es debido a que las personas que viven en una misma comunidad se ven moldeadas moralmente por las leyes que les son impuestas, logrando así que tengan una percepción general común sobre lo que es considerado correcto e incorrecto.

Un ejemplo de lo anterior es el divorcio, que era ilegal cuando la mayor parte de la sociedad lo consideraba un acto inmoral, pero que actualmente ha sido legalizado en muchas sociedades.

La autonomía, según el gran filósofo y científico alemán Immanuel Kant, es una consideración de que las normas morales le son impuestas al ser humano por su propia razón, aboliendo otros factores externos a él. Kant también señala la existencia de 4 tipos de juicios fundamentales: a) a priori: que la verdad no depende de la experiencia; b) a posteriori: es necesario comprobar la veracidad de las cosas; c) analíticos: cuando el predicado ya se incluye en el sujeto; d) sintéticos: cuando el predicado agrega información valiosa al sujeto.

...