BIOPOLITICA - SOCIEDAD DE CONTROL

POST-SCRIPTUM SOBRE LAS SOCIEDADES DE CONTROL – Gilles Deleuze

Gilles Deleuze (París, 18 de enero de 1925 - París, 4 de noviembre de 1995) fue un filósofo francés, considerado entre los más importantes e influyentes del siglo XX. Desde 1960 hasta su muerte, escribió numerosas obras filosóficas sobre la historia de la filosofía, la política, la literatura, el cine y la pintura.

Entre sus libros más famosos están los dos volúmenes de Capitalismo y esquizofrenia: Mil mesetas y El Antiedipo. Dentro de la política, Deleuze es considerado un filósofo anarquista, o como un marxista en su sector más libertario, veía imposible hacer filosofía política sin centrarse en el análisis del capitalismo. Al final de su vida Deleuze preparaba un escrito inconcluso titulado La grandeur de Marx.

Deleuze comienza refiriendo a Foucault y su análisis de las sociedades disciplinarias, que a su vez sucedían a las sociedades de soberanía, y la transición progresiva entre ambos modelos; para exponer la actual crisis de los lugares de encierro y concluir que las sociedades de control están reemplazando a las sociedades disciplinarias.

Las sociedades disciplinarias fueron aquellas que se vieron durante los siglos XVIII Y XIX las cuales se basaban principalmente en el encierro de los ciudadanos, los cuales eran expuestos a unas etapas normales desde el inicio de sus vidas. Dice Deleuze: “El individuo pasa sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela, después el cuartel, a continuación la fábrica, cada cierto tiempo el hospital y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia”.

Pero va a existir una transformación de ese tipo de sociedad en donde todos los centros de encierro atravesarían una crisis generalizada, pretendiendo realizar una serie de reformas necesarias, pretendiendo mantener a la población ocupada con un telón de humo, para poder instaurar lo que son las sociedades de control. Nos quieren mostrar una supuesta libertad, una supuesta participación igualitaria en donde no existe el temor. “Foucault ha analizado a la perfección el proyecto ideal de los centros de encierro, especial-mente visible en las fábricas: concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo efecto debe superar la suma de las fuerzas componentes. Pero Foucault conocía también la es-casa duración de este modelo: fue el sucesor de las sociedades de soberanía, cuyos fines y funciones eran completamente distintos (gravar la producción más que organizarla, decidir la muerte más que administrar la vida)”

Foucault analizó muy bien el proyecto ideal de los lugares de encierro, particularmente visible en la fábrica: concentrar, repartir en el espacio, ordenar en el tiempo, componer en el espacio-tiempo una fuerza productiva cuyo efecto debe ser superior a la suma de las fuerzas elementales. Lo que Foucault también sabía era la brevedad del modelo: sucedía a las sociedades de soberanía, cuyo objetivo y funciones eran muy otros (recaudar más que organizar la producción, decidir la muerte más que administrar la vida); la transición se hizo progresivamente, y Napoleón parecía operar la gran conversión de una sociedad a otra.

Pero las disciplinas a su vez sufrirían una crisis, en beneficio de nuevas fuerzas que se irían instalando lentamente, y que se precipitarían tras la segunda guerra mundial: las sociedades disciplinarias eran lo que ya no éramos, lo que dejábamos de ser.

La misma evolución tecnológica va a expresar las nuevas formas sociales de mutación en el capitalismo, siendo en el siglo XIX de concentración para la producción, teniendo un mercado conquistado por formación de disciplina y contemplando a un hombre encerrado. Mientras que actualmente el capitalismo es puede asimilar un tanto disperso, con un rasgo claro de superproducción, con una notable compra de productos ya terminados; la incursión de la administración y la empresa, siendo un mercado conquistado por el control, y en donde su alma es el marketing, como instrumento de control social.

Van a existir nuevas formas de manipulación, en donde al ser humano se ve como un código. Existirá gran influencia por los medios de comunicación, los cuales son armas de manipulación masiva, promoviendo el consumo deliberado y compulsivo, de estatus por adquisición de productos y de superficialidad. Se está invitando en todo momento al consumismo absurdo, distorsionado nuestra propia imagen y gustos. Se está construyendo un hombre plástico, en donde la belleza sólo se mira como un espejismo hecho para vender.

En el caso de la escuela se tiene que aceptar lo que otros imponen, que desde su misma creación, sólo invita a ignorar, repetir y obedecer, que fue pensada por los mismos que dominan el mundo, burócratas, dictadores y banqueros, y nosotros la aceptamos como muchos a los cuales se les hizo creer que eran libres e independientes, pero lo único que espera es que cada individuo sólo produzca y consuma para poder sostener este sistema. La escuela debe ayudarnos a crecer y desarrollarnos, pero la escuela sólo sirve para aprobar un examen y graduarnos como esclavos, la escuela se ha convertido en repetir lo establecido y acallar quienes somos, es hacer lo que otros me exijan. La escuela no piensa en seres humanos, somos

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