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BRUXISMO EN NIÑOS, UN TRANSTORNO PSICODENTAL


Enviado por   •  4 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  2.925 Palabras (12 Páginas)  •  309 Visitas

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BRUXISMO EN NIÑOS, UN TRANSTORNO PSICODENTAL.

INTEGRANTES:

NATALIA PARADA BETANCOURT

JHIRLENA PAOLA MERCADO MONTES

LINA MARCELAURANGO ZAPATA.

        

NSC.

EFRAIN DE JESUS BUELVAS HERNANDEZ

ODOTOLOGIA IV SEMESTRE.

MONTERIA_ CORDOBA.

  1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

El bruxismo es una actividad muscular mandibular repetitiva, caracterizada por apriete y rechinamiento dentario. Se considera un fenómeno regulado por el sistema nervioso central, principalmente e influido por factores periféricos. Tiene 2 manifestaciones circadianas distintas: puede ocurrir durante el sueño -indicado como bruxismo de sueño- o durante la vigilia -indicado como bruxismo despierto-. El bruxismo es mucho más que solo el desgaste que podemos observar en los dientes: de hecho, se asocia con dolor orofacial, cefaleas, trastornos del sueño, trastornos respiratorios durante el sueño como el síndrome de apnea e hipoapnea del sueño, trastornos del comportamiento o asociados al uso de fármacos. Además, se ve influido por factores psicosociales y posturales, lo que indica que parafunciones oromandibulares, los trastornos temporomandibulares, la maloclusión, los altos niveles de ansiedad y de estrés, entre otros, podrían influir en la ocurrencia de bruxismo. Su etiología es considerada hoy como multifactorial. Su detección temprana, diagnóstico, tratamiento y la prevención de sus posibles consecuencias en los pacientes es responsabilidad del pediatra y del odontólogo. El objetivo de esta revisión es actualizar los conceptos sobre esta patología y alertar a los profesionales de la salud sobre su detección precoz y su manejo oportuno. (Reyes et all. 2015) .

El bruxismo se define como una actividad motora oral consistente en el apriete o rechinamiento involuntario, rítmico o espasmódico no funcional de los dientes. Se recomienda hacer la distinción entre bruxismo despierto o en alerta y bruxismo de sueño o dormido bruxismo,  puesto que estas 2 manifestaciones circadianas de bruxismo corresponden a eventos fisiopatológicos diferentes. Desde el punto de vista etiopatogénico, el bruxismo se puede clasificar como primario/idiopático cuando no hay comorbilidades médicas asociadas, y de tipo secundario/iatrogénico cuando se relaciona con enfermedades médicas o provocadas por la ingesta de determinados medicamentos. (Bahali, et all 2014).

Factores psicosociales, como el nivel de estrés y tipos de personalidad, han sido incluidos en la etiología del bruxismo, indicándose como factor de riesgo para el desarrollo del bruxismo en niños, encontraron una alta asociación entre catecolaminas presentes en la orina de niños de entre 6 y 8 años,  utilizaron la Escala de Conners para Padres y el Cuestionario de Personalidad para Niños, en 52 niños de 8 a 11 años: los niños con bruxismo  presentaban altos niveles de ansiedad, rasgos de personalidad con tendencia al neocriticismo y desórdenes temporomandibulares ; similares resultados describen de donde se señala que los niños con bruxismo  tienen un puntaje mayor en la escala en el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo en Niños, observaron a un grupo de niños entre 5 y 13 años con trastorno hiperkinético y a un grupo control, hallando mayor frecuencia de parasomnias como somniloquía, enuresis,  pesadillas, miedo a la oscuridad, retrasando la conciliación de sueño. Esto mismos resultados han sido descritos en niños que presentan trastorno por déficit atencional con hiperactividad. (Gomez et all 2014).

Con base en la información anterior surge la necesidad de implementar el control del bruxismo en niños.

2- JUSTIFICACION.

Antes de planificar una aproximación terapéutica, se debe establecer en primer lugar el diagnóstico; si se tratara de un bruxismo  primario es más adecuado hablar del manejo del mismo, y en caso de bruxismo secundario podríamos hablar de tratamiento puesto que, de solucionar la causa, este fenómeno podría resolverse. En cuanto al manejo de BS primario en niños, existe controversia entre los clínicos en cuanto a la conducta terapéutica a seguir. Se considera que debe haber un desgaste o atrición fisiológica normal de las piezas temporales entre los 3 y 5 años, para permitir el crecimiento y desarrollo de los maxilares. Considerando además que la prevalencia de bruxismo disminuye con la edad en todas las investigaciones alrededor de los 9 a 10 años, confirmaría la creencia de que la mayoría de los niños que bruxan no continuarían bruxando durante la adolescencia y la adultez; esto faculta a los clínicos a adoptar una conducta observacional, no intervencionista en los niños. Sin embargo, actualmente se ha visto a niños con signos y síntomas de trastornos temporomandibulares como dolor y limitación de apertura mandibulares. En estos casos, el bruxismo debería ser manejado para aliviar estos síntomas. Por otra parte, la persistencia de bruxismo y el desgaste que se puede observar en las piezas dentarias definitivas ya no es considerada normal, aunque también hay que tener en consideración que este desgaste dentario podría producirse por efecto de la corrosión dental debido a una alta ingesta de alimentos o bebidas ácidas (Restrepo et all 2009)

Para el tratamiento del bruxismo han sido propuestos algunos fármacos, tales como el propranolol, la bromocriptina y la amitriptilina, pero no han demostrado ser efectivos. Algunos reportes con fármacos antidepresivos como el citalopram, la paroxítona, la fluoxetina, la venlafaxina indican que inducen bruxismo secundario mientras que el clonazepam lo disminuye por su efecto relajante muscular. Se han observado buenos resultados con buspirona, pero son estudios de corto plazo. Las inyecciones de toxina botulínica pueden ser efectivas, pero es un tratamiento muy invasivo en niños. Existen reportes recientes con el uso de hidroxicina indicada en niños por periodos de 2 meses, que indican que mejora el bruxismo, sin reporte de efectos adversos observados4. Sin embargo, es necesario desarrollar más estudios a largo plazo para avalar su indicación (Yalcin et all 2014).

  1. MARCO TEORICO.

3.1- Antecedentes.

El bruxismo puede ocasionar serias consecuencias en los niños no sólo relacionadas con el desgaste dentario, fatiga o dolor, sino que también afecta la calidad del sueño, durmiendo menos horas de las recomendadas para su edad y altera el descanso  provocando una disminución en su rendimiento académico (Lam et al., 2011).

A nivel nacional.

En Colombia, Pérez, M. & Cols., (2008) publican el trabajo titulado "Prevención de maloclusiones a partir de la promoción de la lactancia materna y la educación para el control de hábitos" en el que se expone que los niños alimentados de forma natural (por medio de lactancia materna) desarrollan en forma normal su cara y cráneo, porque las funciones de deglución, masticación y los reflejos orales están dentro de los parámetros normales. En contraste, el desarrollo máxilo-mandibular se ve alterado en aquéllos niños que recibieron alimentación artificial (tetero o biberón) o por el uso del chupón en quienes se crea un desequilibrio funcional, que afecta todos los tejidos orales y periorales del infante y como consecuencia directa produce maloclusión. Favorecer entonces la práctica de la lactancia materna, promueve el bienestar completo del niño y permite el desarrollo armónico de las estructuras faciales y craneales en el infante. Crea a su vez, patrones normales de deglución, masticación, respiración, y fonación con una normoclusión. La alimentación por biberón (o tetero), representa un factor de riesgo comprobado, que altera la posición normal de la lengua y de la mandíbula y a su vez modifica el patrón funcional, generando una maloclusión como consecuencia directa. Por lo tanto la promoción de la lactancia materna genera salud y bienestar en los niños. La lactancia materna además de presentar numerosos beneficios a todos los niveles, perceptibles tanto para la madre, el hijo, como para la familia; también favorece el desarrollo normal de la cara y del cráneo, proporciona el equilibrio funcional donde la posición lingual y de los tejidos periorales genera arcos dentales adecuados sin apiñamiento dental y aleja al paciente de la posibilidad de presentar maloclusión.

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