COMUNICACIÓN SOCIAL ÉTICA Y MORAL
Enviado por Nicky Fierro • 20 de Febrero de 2018 • Documentos de Investigación • 2.567 Palabras (11 Páginas) • 231 Visitas
UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO
COMUNICACIÓN SOCIAL
ÉTICA Y MORAL
Nombre: Jessica Alejandra Chiguano.
Curso: 4to “A”
Docente: Christian Miranda.
Fecha: Ambato, 09 de noviembre de 2017.
No te vayas Chavito
El arrepentimiento como discurso moral
Introducción
Este trabajo tiene como objeto el estudio de la moral dentro de El Chavo del 8 el cual es un programa infantil de México ya lleva al aire desde el 20 de junio de 1971, desde entonces varias generaciones no han dejado de verlo. De hecho, cada vez que lo miran, vuelven a reír, pese a que las escenas o episodios los repitan varias veces, pues a la gente le encanta la forma tan sencilla de hacer humor, sin insultar o que trate de ofender a alguien en particular.
El Chavo del 8 es un niño pobre, huérfano e incluso sin nombre ni apellido, todos lo conocen por su apodo, sus vecinos o amigos de la vecindad tienen diferentes características; hay un niño rico, mimado hijo de una viuda rica que cree sus vecinos no son de su clase, otro que en lo posible evita trabajar, la chilindrina, que utiliza lentes, es muy astuta y muy en el fondo está enamorada del Chavo, entre otros.
La vecindad es un lugar pequeño en que viven todos los personajes, es un típico vecindario mexicano en donde el Chavo y sus amigos realizan sus travesuras y se crean malentendidos y discusiones que no dejan de tener su tono de comicidad. El 28 de noviembre de 2014, falleció Roberto Gómez Bolaños quien encarnara al Chavo y varios personajes más con su seudónimo Chespirito, dicho suceso no disminuyó la audiencia y popularidad de sus programas, todo lo contrario, los incrementó, por lo tanto, en la actualidad sigue tan vigente como antes.
Casi todos los programas de Chespirito, especialmente El Chavo, circulan en la red, en Youtube, se cuentan por millones, las visitas a cada escena, lo que sin duda le aseguró un excelente lugar en la cultura latinoamericana e incluso a nivel mundial, pues hay registros de haber sido traducida a varios idiomas.
Para analizar este caso en el presente ensayo se consultarán las obras de Barbero, (2002) en: “La Telenovela desde el reconocimiento y la anacronía”; Rincón, (2006) en: “Narrativas mediáticas”; Bourdieu, (2000) en: “Las formas de capital”; Reguillo, (2012) en: “Culturas juveniles”; Monsiváis, (2002) en: “El melodrama. No te vayas, mi amor, que es inmoral llorar a solas”.
Desarrollo
Según la crítica, todos los personajes se burlan siempre entre sí, buscan los defectos físicos de alguien para reírse, sin importar si es un niño o un adulto, si un alumno sabe más, que conteste todo con inteligencia y critica, no es un motivo de reconocimiento sino de mofa. De este modo para quienes ven desde este enfoque la serie, el Chavo resulta ser una muy mala influencia, pues alienta la pereza, la altanería, la soberbia y el conformismo; en donde, se revela la condición de muchos pueblos latinos y desde luego una realidad mexicana que a nadie le resulta halagadora.
Las culturas mediáticas generalizan en la sociedad un gusto, una sensación individual del placer, un procedimiento colectivo, que expresa sensación de pertenecer a algo y de compartirlo con otros. He ahí su valor: nos hace miembros de la misma comunidad de referentes colectivos la comunicación mediática produce una cultura que se caracteriza por ser más de narraciones y afectividades, que de contenidos y argumentos. (Rincón, 2006, págs. 17-18).
Resulta ser que en un episodio específico del Chavo del 8, titulado ¡No te vayas Chavito! todos, incluidos niños y adultos, culpan al Chavo de sus problemas, tras varias situaciones provocadas por ellos mismos, al final distraídos en una discusión entre todos, el Chavo toma la decisión de irse de la vecindad, la primera en darse cuenta de ello es la Chilindrina quien le ruega: ¡No te vayas Chavito! Luego todos los demás repiten en coro la misma frase. Finalmente, Don Ramón, para persuadirle que no se vaya, le regala muchos globos inflados, que elevan al Chavo sin que pueda evitarlo Don ramón quien trata de ayudarle a bajarse.
Estas culturas mediáticas no responden a lo popular antropológico (el folklore y las tradiciones) ni a lo culto (sublime de las grandes artes), y tampoco encarnan lo ilustrado (la razón y el argumento) ni lo espiritual eterno (el dios sentido de todo); solo expresan y reflejan el gusto medio, el más común a todos. Las culturas mediáticas son y responden a lo más común, a lo que más junta, a lo que más se identifica con la clase media; es pura “medianía” entre todo; “medianía” entre artes y modas, entre filosofías y estilos, entre discursos y formatos, entre sujetos y masas, entre razones y sentimentalidades. (Rincón, 2006, pág. 21).
Con el objeto de lograr un momento dramático profundo y con la clara intención de conmover al público, el Chavo, cruza el patio de la vecindad con una actitud de tristeza, dando pasos cortos, llevando sobre sus hombros, un pañuelo grande atado a un palo de escoba, con el contenido que parece ser sus efectos personales, que de por sí se nota con claridad que son pocos.
Estamos afirmando que la televisión no funciona sino en la medida en que se asume y al asumir legitima demandas que viene de los grupos receptores; pero a su vez no puede legitimar esas demandas sin resinificarlas en función del discurso hegemónico. Desde esa perspectiva el objetivo de un acercamiento cultural a la televisión es el de investigar las mediaciones en las cuales se materializan las construcciones que viene de la lógica económica e industrial en su articulación con las demandas y los modos de ver de diferentes grupos sociales (Barbero, 2002, pág. 62).
Todos parecen mostrase arrepentidos de haber culpado al Chavo de sus problemas, en el fondo saben que hicieron mal y fue injusto todos cuando le recriminaron, saben muy bien que le aprecian y tratan de enmendar su error. Es así que sus rostros denotan tristeza por su decisión y en tono melancólico le piden que no se vaya. De acuerdo a Barbero se comprende lo siguiente:
Mirando desde la televisión, el tiempo del ocio cubre todo la forma del tiempo de trabajo: la articulación del fragmento a la serie. El poder se articula directamente al tiempo porque en él es donde se hace visible el movimiento de uniformación que atraviesa la diversidad de lo social. (Barbero, 2002, pág. 66).
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