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Capitulo 4 Utilitarismo


Enviado por   •  11 de Julio de 2013  •  527 Palabras (3 Páginas)  •  413 Visitas

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Los primeros principios de nuestro conocimiento o aquellos que determinan nuestra conducta no pueden ser demostrados.

El utilitarismo mantiene que la felicidades lo único deseable, que todo lo demás se desea como medio de alcanzarla. La prueba aportada por Mill: la prueba de que algo es visible es que la gente lo vea, la prueba de que algo es audible es que la gente lo oiga y la prueba de que algo es deseable es que la gente lo desee. Cada persona desea su propia felicidad y el conjunto de todas las personas desean la felicidad general. Esta confusión entre “deseado” y “deseable” ha sido duramente atacada y los críticos del hedonismo universal o utilitarismo han encontrado en esta argumentación dos falacias:

1. Falacia de la composición: de la felicidad que cada uno desea para sí no puede concluirse que todos deseen la felicidad general.

2. Falacia naturalista: denunciada por Moore en el capítulo IV de sus Principia Ethica: no puede derivarse ningún juicio de valor relativo a lo que es deseable a partir de un enunciado descriptivo referente a lo que es deseado.

Estos críticos comparten una concepción semejante de la naturaleza humana: parten del supuesto de que los seres humanos somos seres cuyas capacidades de goce residen únicamente en la promoción de sus intereses individuales. De este modo sería posible que fuera deseado por la inmensa mayoría de los miembros de una comunidad el éxito individual a costa del sufrimiento ajeno y, en cambio, eso no significa que sea deseable.

Mill sólo habría pecado de cierta vaguedad e imprecisión al no expresar de forma suficientemente explícita que lo deseable no es lo que desea cualquier individuo o conjunto de individuos, sino lo que los hombres moralmente desarrollados desean.

Para demostrar que la felicidad general es el único criterio, que no deseamos ninguna otra cosa como fin último salvo el placer y la exención del dolor - contra quienes sostienen que existen otros fines de las acciones humanas como la virtud - Mill precisará que no existe un deseo originario en el ser humano de ser virtuoso salvo que el serlo le procura placer y le evita el dolor que se derivaría de no serlo. La virtud es entre otras cosas originariamente un medio para alcanzar un fin, pero por asociación con él llega a ser deseado intensamente por sí mismo pasando a formar parte del propio fin. La experiencia corrobora que deseamos lo que nos procura placer y sentimos aversión hacia todo lo que nos procura displacer.

Contra los que sostienen que el criterio moral que condiciona nuestros actos puede disociarse del placer o dolor que éstos nos puedan procurar, Mill establece que esto ocurre a causa del hábito. La voluntad es hija del deseo y abandona el dominio de su progenitor sólo para pasar a depender del hábito. Las personas con voluntad férrea de obrar correctamente con independencia del placer o dolor que puedan

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