Carta A Un Joven Profesor

CARTA A UN JOVEN PROFESOR

El alumno en el centro del sistema es un principio que muestra sentido común en una sociedad laica y democrática que desea transmitir a sus hijos fundamentos de la ciudadanía, por supuesto siempre quedan unos ignorantes que piensan que esta fórmula es un sustitutivo del 68, pero dejemos de lado la ignorancia implícita en la reflexión de todos los grandes pesadores de la escuela moderna de este ámbito, dejando de lado el esquematismo que se atribuye al pedagogo que imagina poder obtener del niño un trabajo escolar sin la mayor dificultad, sabemos bien que esto no es cierto, pues un buen profesor sabe que debe conjugar al mismo tiempo la motivación y el trabajo del alumno. Hablamos de manera simétrica y sabemos que el profesor tiene que buscar la manera de que al alumno lo motive en el trabajo, se debe empeñar en que el alumno desempeñe un trabajo que demuestre la motivación, la exigencia es un arma fundamental para el profesor pues esto hace que el alumno deje la mediocridad y piense en la realidad que debe desempeñar como un buen alumno, existe algo fundamental para mí en este trabajo, me dice que he acabado por convertir en el vector de nuestras actividades profesionales, es que a partir de que se trabaja con la máxima exigencia, cualquier actividad humana lleva en si toda la inteligencia humana, la escuela incluye cierto tipo de relación tanto con los conocimientos que enseña y los alumnos que escolariza, que la hace especial entre los múltiples modos de reagrupamiento ideados por el hombre. En efecto la escuela no es un lugar de acogida o de paso, es el marco educativo especifico en el cual todo debe tener sentido de manera coherente. Un centro escolar, no es tan solo un centro de cursos y reuniones más o menos bien dispuestas. Es una institución en la cual las relaciones entre las personas, el conjunto de la gestión diaria y todo el entorno material.

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