Carta A Un Joven Profesor
Enviado por Lilyfg • 6 de Marzo de 2014 • 1.018 Palabras (5 Páginas) • 411 Visitas
“CARTA A UN JOVEN PROFESOR”
(Capítulo III, IV, V, VI)
PHILIPPE MEIRIEU
Nuestro proyecto de transmisión no puede conciliarse con las presiones sociales que sufre la escuela:
Desde hace unos años se viene hablando de la necesaria profesionalización del cuerpo docente. En cuanto a la historia de la pedagogía, los que inventan los métodos pedagógicos más originales y más prometedores, son la experiencia de Pestalozzi, los cuestionamientos de Makarenko, sobre la forma de castigar sin excluir, el espíritu absorbente del niño de María Montessori o bien comprender el carácter estructurante de la ley en la clase con Fernand Oury. En cuanto a la pedagogía ginebresa también resulta necesario estudiarla puesto que así nos permitimos comprender cómo nació la Educación Nueva y en segundo lugar porque esta lectura permite que emerjan muchos de los planteamientos sobre nuestros envites educativos actuales. Con el proyecto de hacer posible el surgimiento de una verdadera democracia ofreciendo a todos los alumnos los medios para comprender el mundo y ocupar un lugar en él.
A partir del momento en que la democratización del acceso al saber se convierte en un asunto de Estado, la escuela pasa inevitablemente a manos de los administradores. Y los administradores gobiernan como si pudieran, con total legitimidad, decidir dónde, cuándo, cómo y para quién se producirá el acto pedagógico. Por ello, tenemos que adueñarnos del proyecto de escuela o de centro de enseñanza para poner en su punto de mira el acto pedagógico. Hay que entregarse a proyectos que apoyan nuestro deseo de enseñar y suscitan la voluntad de aprender de los alumnos.
Se ha terminado por confundir el acto pedagógico con sus representaciones institucionales. En definitiva, hemos hecho demasiado fuera cuando quizás deberíamos de haber hecho más dentro.
Queremos ser eficaces de verdad pero no a cualquier precio:
En la vida cotidiana, todos vamos en busca de la eficacia. Y lo que denominamos didáctica no es nada más que la búsqueda mediante la cual intentamos entender cómo funciona la cabeza de un alumno para que asimile, lo mejor posible los conocimientos del programa haciendo un esfuerzo por comprender. El objetivo consiste en hacerles descubrir mediante el análisis de materiales lo que tienen en común. Es decir, para que los alumnos se forjaran un concepto, había que ponerlos en situación hasta el punto de que ellos mismos encontraran las características a partir de la comparación de varios ejemplos. El objetivo de la enseñanza en el instituto reside en acostumbrar a los alumnos a encontrar por sí mismos información en los documentos. Ya no se trata de ofrecer a los alumnos un balance de conocimientos, sino de mostrar por qué vías la mente ha logrado adquirirlos. La didáctica elimina cualquier posibilidad de encuentro auténtico entre las personas vivas e instala en la clase una maquinaria escolar que podría hacer que el profesor fuera innecesario. Por tanto, no quiero la eficacia a cualquier precio, no si me obliga a renunciar a los valores que considero propios del acto educativo. En definitiva el acto pedagógico no puede estar programado por nadie.
En el centro de nuestra profesión: la exigencia
En la práctica del día a
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