Como Lograr Una Mejor Versión De Ti
Enviado por betty_morgado09 • 4 de Febrero de 2014 • 4.547 Palabras (19 Páginas) • 245 Visitas
Cómo lograr una mejor versión de ti. - Columnas
¿Qué te dices a ti mismo? En esos eternos auto-diálogos, lo que diariamente una persona se dice a sí misma en el alto volumen del silencio de sus pensamientos, ahí radica gran parte de tu futuro. Descubre y sabe esto: «Para lograr una mejor versión de ti, tus pensamientos tienen que ir en esa dirección todo el tiempo». Y tus pensamientos muchas veces serán esos auto-diálogos que mantienes contigo a lo largo del día. ¿Qué te dices a ti mismo cotidianamente? Sólo hay dos opciones: cosas malas acerca de ti, o cosas buenas. ¿Quieres lograr una mejor versión de ti mismo? Habla bien de ti, contigo, todo el tiempo.
Cada vez que doy consulta y mis pacientes me permiten hurgar en sus mentes y en su corazón, descubro con cierta lógica que muchos de ellos, deprimidos, ansiosos, preocupados, suelen decirse a sí mismos, argumentarse e incluso contra-argumentarse solo versiones negativas de sus personas o de sus actos. Cosas tales como: «Nunca voy a lograr llevar un matrimonio feliz y más me vale irme acostumbrando...» o «Me está costando muchísimo trabajo bajar de peso y ya me estoy desesperando la verdad. No sé si me darán ese trabajo y ese aumento de sueldo. Estoy preocupado por esta enfermedad que me tocó. No soy atractiva, estoy gorda y fea. Me arrepiento de haber engañado a mi pareja. Yo no tengo tanta suerte como aquel. Yo no soy la consentida. Yo no soy el preferido de mi jefe, porque la verdad sí tiene preferidos. No veo para cuándo voy a salir de esta deuda. Mi negocio no está creciendo como me lo imaginaba. Cada vez se me están poniendo más difíciles las cosas. Ya no aguanto a esta. La verdad yo nunca quise casarme con este, pero bueno, ya estoy aquí y ya son años los que estamos cumpliendo de casados, a todo uno se termina acostumbrando. No sé si pase el examen y tengo miedo a reprobar. Qué les voy a decir a mis padres cuando sepan lo que hice. No sé cómo voy a pagar eso...», y un sinfín de etcéteras, todos pensamientos agoreros, derrotistas, malagüeros, llenos de incertidumbre, que te dices tú a ti mismo. Ahora imagina cómo vas a lograr una mejor versión de ti mismo si dentro tuyo solo escuchas cosas como esas.
He notado que muchas personas que tienen esos auto-diálogos internos tan negativos y tan frecuentes, suelen ser personas que en su infancia fueron influenciados por personas que les dijeron quiénes eran y los definieron a muy bajos niveles. Papás o mamás o maestros o amigos o figuras de autoridad que escucharon decirles cosas como: «¡Pero qué tonto eres!», «Tu solamente te equivocas», «De verdad que no das una», «Ya deja de comer tanto, mira qué gorda te estás poniendo», «Tú no eres bueno para ese deporte», etc. Y el problema es que... ¡se lo creyeron! Palabras que les aventaron como semillas, y echaron raíces en su tierra, tierra fértil para quien no ha descubierto quién es realmente. Yo creo que todos hemos pasado por esas definiciones que algunas personas dieron de nosotros, pero la diferencia es que unos se lo creyeron y con ello crecieron y otros no lo creímos e incluso buscamos definiciones de nosotros mismos de muchísimo mayor nivel y verdad y esas mejores versiones fueron lo que creímos. Si tú no tuviste la dicha de tener un papá o una mamá o un maestro o figura de autoridad que hablara maravillas de ti y te definiera en altos niveles, permíteme darte una ayuda diciéndote quién eres realmente. Pon mucha atención y concéntrate en la definición más certera de ti que ahora mismo te daré: «Eres hijo de Dios Altísimo. Has sido coronado o coronada con la gloria y la honra de Dios. Puedes hacer todo depositando tu fe en Él. ¡Tienes gran potencial! Desbordas creatividad. No hay nada que haya depositado Dios Todopoderoso en tu corazón que no puedas lograr. Tienes más que suficiente coraje, arrojo, fuerza y capacidad. El favor de Dios te rodea dondequiera que vayas. Todo lo que toques prosperará, lo que incluye tu divina capacidad para tocar tu propia vida con lo que te dices de ti. Has sido bendecida o bendecido, aprobada, aprobado por el mismísimo Dios Todopoderoso, de tal manera, que ninguna maldición humana ni siquiera alcanza a tocarte en la más nimia forma. Eres creación de Dios mismo. Eso es lo que eres en verdad. Así que ya... ¡yérguete, levanta la cabeza confiado, y comienza a decirte a ti mismo la gran verdad sobre tu más auténtica identidad: «Soy victorioso. Soy capaz. Fui creado por Dios y Él mismo me ha dotado de grandeza y se complace plenamente en mí». (Vuelve a leer esto, sintiéndolo).
Pensar en la verdad, pensar hablándote a ti mismo de esta manera, es la única forma de que logres una mejor versión de ti mismo, es –literalmente– irte descubriendo. Tú tienes la capacidad de autodefinirte con la verdad de quien eres realmente, y tú tienes el poder para creerlo. Al creerlo así, actuarás naturalmente en consecuencia y verás el milagro en el que te conviertes. ¡Ah!, y si tu nueva conciencia de ti mismo no coincide con lo que los demás piensan de ti, siéntelo mucho... por los demás. Ellos sí son incapaces de ver lo que tú ahora al fin sabes. ¡Mira quién resultó ser el incapaz!
Yo, por ejemplo, durante años (y para colmo en plena adolescencia) tuve el pensamiento de creer que no era nada atractivo, un pensamiento del que, lógicamente, poco he hablado y confesado. Y para colmo, mantenía auto-diálogos en mi interior que justificaban con creces ese pensamiento, tenia los argumentos más sólidos basados en evidencias que mantenían esa idea de mí, argumentos que se basaban, en aquel entonces, en comparaciones que hacía con imágenes de otros que siempre percibí como más atractivas que yo, o mejor dicho, atractivas, ya que yo no me pensaba así. El resultado, durante años, fue en perfecta concordante consecuencia a ese pensamiento y auto-diálogos que diario tenía. Cero vida de relación. Yo siempre veía atributos físicos atractivos en personas, atributos que yo no encontraba ni uno en mí. Hoy, luego de diariamente estar reinventándome, creando con frecuencia una nueva conciencia de mí, ¡hoy vivo todo lo contrario! ¡Qué impresión tan enorme me he llevado! Si te contara lo que viví hace años y lo que vivo hoy en cuestión de atracción física y social, no lo podrías creer. Y lo único que cambié fueron mis auto-diálogos internos acerca de la idea de quien soy realmente. Pasé de pensar lo que yo creí que era y como yo me veía, a lo que Dios sabe que soy y como Él me ve, y le creí finalmente más a Él. Desde ese momento –relativamente reciente, por cierto–, he empezado a vivir por primera vez en mi vida eso que solo veía en las niñas más guapas y en los hombres galanes de mi época de adolescencia, pero ahora en mí. Noto perfecto cuánta gente se me queda viendo cuando camino por las calles
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