Como la humanidad, que debemos hacer con la religión o las religiones
Enviado por belldandy1231 • 13 de Diciembre de 2015 • Síntesis • 2.295 Palabras (10 Páginas) • 66 Visitas
Como la humanidad, que debemos hacer con la religión o las religiones
Lo que la humanidad debe hacer con la religión es olvidarla, o unificarlo con el fin de dejar tantas limitaciones mentales, ser libre de pensamientos y simplemente ayudarse.
Las religiones con el transcurrir del tiempo no nos ha llevado a ningún lado es simplemente la excusa perfecta para iniciar una guerra, y como son todas las guerras sin sentido y que solo deja destrucción.
El hombre siempre ha sentido hambre de poder y las religiones está colmada con esas insatisfacciones, por lo que se debe insistir en abolir todo ese velo de ignorancia despertar y salir de esa esclavitud imaginaria, para poder surgir nuevamente y ser por fin libre.
La historia del ateísmo no ha empezado en este último siglo, en realidad para adentrarnos en los orígenes de esta ideología tendríamos que alejarnos hasta el siglo VI AC, donde por primera vez se conocen casos de personas que no aceptaban a la espiritualidad en su vida, ni vieron necesario la búsqueda de un dios al que acudir. La expresión ateo, tuvo su origen en la antigua Grecia, donde se utilizaba para acuñar a cualquier persona que no mostrara respeto por las deidades, lo cual por otro lado en la mayoría de los casos, tenía consecuencias legales pues conllevaba la pena de muerte. Algo similar sucedió posteriormente en la Roma imperial, y curiosamente fueron los cristianos los primeros en ser acusados de ateísmo por no venerar a los dioses, lo cual indicaba que el término estaba más relacionado con el rechazo a la religión estatal que con las no creencias religiosas de las personas.
Se menciona a un tal Diágoras de Melos, como el primer ateo reconocido. Se dice que este blasfemaba y se burlaba de los rituales religiosos y de las cualidades de los dioses del panteón griego. A Aristóteles se le atribuye una teoría conocida como la “Generación espontánea”, en la que sin necesidad de Dios, la vida se estaba originando continuamente, y de la materia aparentemente inanimada como el fango después de una lluvia, surgían por ejemplo mosquitos, gusanos, ranas, etc.
Existe una teoría sobre el nacimiento del ateísmo en la que se afirma que este nació de la manos del materialismo, a partir del desarrollo que dieron griegos y fenicios al comercio, al cambiar el trueque por el uso del dinero, esto empezó a dar un poder mayor a quien lo poseía, ahora no dependía ya tanto de cosechas o cosas atribuibles a las deidades, sino del bien hacer de los comerciantes, esto dio paso al escepticismo y al pensamiento racional. Pero en cualquier caso, se sabe que los navegantes y comerciantes fenicios y griegos eran muy supersticiosos y dados a las deidades, así que si bien puede haber algún fondo en ello, no fue el principal motivo que originó la incredulidad.
Historia del teísmo
Este término designa toda concepción filosófica que admite la existencia de un absoluto personal Y trascendente (Dios), oponiéndose por tanto no sólo al ateísmo (negación de Dios), al deísmo (afirmación de un Dios personal, pero alejado de la naturaleza y de la historia, y de la consiguiente imposibilidad del milagro), al panteísmo (identificación de Dios con el todo), sino más radicalmente todavía al nihilismo y a la proclamada muerte de Dios como acontecimiento de la época que caracteriza a la posmodernidad filosófico-teológica. La tarea de la superación del nihilismo, dada la actualidad y la hegemonía cultural asumida por esta perspectiva filosófica, tiene que ser asumida en nuestros días, a pesar de su dificultad, como un tema primordial de las filosofías teístas. Tradicionalmente el teísmo filosófico se compromete en la construcción de una teología filosófica, es decir, de un discurso sobre la existencia y sobre la esencia de Dios que contiene los argumentos (o las vías) que llevan a la razón humana a admitir esa realidad como principio y fundamento trascendente del universo y de la historia. La cristiandad filosófica medieval ha elaborado dos itinerarios fundamentales para la «teología racional" o «natural" El primero llega a la afirmación del absoluto trascendente a partir de la experiencia del cosmos como un todo limitado, relacionado con el infinito, cuyas huellas contiene. Este itinerario caracteriza, por ejemplo, al Monologion (exemplum meditandi de ratione fidei) de san Anselmo y a las famosas cinco vías de santo Tomás de Aquino, donde el pensar creyente adopta y transfigura las categorías aristotélicas incluyéndolas en una metafísica del éxodo de vigor excepcional. El segundo itinerario toma en consideración la presencia de la idea de lo absoluto (aquello de lo cual no se puede concebir algo mayor) en la mente humana y de ella saca intuitivamente la existencia de Dios. Se trata del llamado argumento ontológico, elaborado por san Anselmo en su Proslogion ( Fides quaerens intellectum).
La modernidad filosófica, antes de llegar al resultado kantiano que, negando la posibilidad del conocimiento de Dios por parte de la razón pura, relega dicho conocimiento al papel de postulado de la razón práctica, sufre de manera exagerada la fascinación del argumento anselmiano, como ha demostrado puntualmente D. Heinrich en su descripción de las vicisitudes del argumento ontológico en la modernidad. En Descartes -por ejemplo- gracias a la demostración a priori de la existencia de Dios, el teísmo se convierte en teocentrismo, dado el papel central y salvífico de la idea del absoluto que se da al «cogito» y que de otra manera permanecería encerrado en una fortaleza inaccesible desde fuera e infranqueable desde dentro.
En el pensamiento posmoderno el teísmo filosófico tiende a veces a conjugarse con el fideísmo, o sea, con la renuncia al ejercicio de la razón natural frente a lo Trascendente -pensemos en la fórmula del "teísmo existencial" o «existencialismo teísta» que tanto le gustaba a Stefanini-, cuya existencia se admite sin embargo gracias al don de la fe. Revive de esta forma la contraposición radical entre el Dios de los filósofos y el Dios de Jesucristo (o, si se quiere, de la Escritura), que recordaba el Memorial de Pascal, el cual, por otra parte, en el famoso fragmento sobre el infinito-nada, sugiere que es razonable apostar por Dios contra el absurdo de la opción opuesta. La asunción por parte de la teología de semejante actitud filosóficamente derrotista lleva consigo la recaída en el «positivismo teológico n y el consiguiente abandono de toda apologética, así como una acentuación de la actitud apofática, por la que de Dios más bien (o solamente) podemos decir lo que no es que lo que es.
El deísmo
Es una filosofía que deriva la existencia y la naturaleza de Dios de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas como la revelación directa, la fe o la tradición. La mención de Dios en este artículo se refiere más a un Creador u Organizador que al Dios Abrahámico.
Así, uno de los principales postulados de esta filosofía religiosa está basado en la creencia de que Dios existe y creó el universo físico, pero no interfiere con él (postulado que incluye a la evolución teísta). Este postulado se relaciona y origina con una filosofía y movimiento religioso que deriva la existencia y naturaleza de Dios por la razón. Por ello no toma posición sobre lo que hace Dios fuera del universo, en contraste con el fideísmo que se encuentra en muchas enseñanzas del cristianismo, islamismo y judaísmo, que sostiene que la religión depende tanto de la revelación de las sagradas escrituras o del testimonio de otra gente.
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