Corrupcion

La corrupción puede ser vista como uno de los mayores obstáculos en el cumplimiento de la obligación estatal de promover y proteger a los derechos de los hombres. Pero; ¿Qué es la corrupción?

Básicamente es una falta moral grave, que supone carencia de honestidad, egoísmo y fundamentalmente es generadora de injusticias.

Según Transparencia Internacional, que es una ONG cuya función es supervisar y difundir crímenes corporativos y corrupción política en el desarrollo internacional, la corrupción es el mal uso del poder encomendado (puede estar en el sector público o privado) para obtener beneficios privados (que no necesariamente son beneficios personales).

Entonces; ¿Se podría decir que la corrupción en las funciones públicas pone en riesgo nuestros derechos?

Ciertamente, los ejemplos se pueden encontrar en casos concretos que impiden al Estado garantizarle a los ciudadanos derechos fundamentales como la vida (cuando se les niega asistencia médica a los enfermos o se permite la construcción de edificios o productos defectuosos y peligrosos), el desarrollo integral que la Constitución establece luchando contra la pobreza, delincuencia y analfabetismo; la libertad, la justicia, la seguridad y la paz. Sistemas políticos corruptos niegan el derecho fundamental a la participación democrática. Este flagelo en el sistema judicial no sólo niega el derecho a la igualdad frente a la ley, sino a las mismas garantías judiciales.

Por todas estas cuestiones planteadas anteriormente consideramos a la corrupción como un problema filosófico porque debería tener una reflexión más profunda en nuestra sociedad al tratarse sobre un asunto que nos afecta en nuestra vida. ¿Cómo nos afecta? Además de lo ya mencionado, impactando en diferentes niveles como el económico, provocando que las cosas o bienes y fundamentalmente los servicios que debe presentar el Estado a la población (tales como el agua potable, carreteras, energía eléctrica, etc.)sean más caros; el político de modo que no todos tengamos acceso a los cargos de decisión, manteniendo la desigualdad social, separando cada vez más a los ricos de los pobres, sin permitirnos alcanzar un nivel digno de vida; ayuda a la existencia de redes de complicidad entre grupos minoritarios con poder, que contribuyen a que no se sancionen a los que comenten delitos y mantener así la impunidad; y por último el social, limitando el papel del Estado como entidad que da respuesta a las necesidades y demandas de toda la población, ya que actúa a favor únicamente de los que conservan influencia, dinero y poder, afectándonos al resto de los ciudadanos.

Al saber cómo nos puede perjudicar nos surgió otro interrogante: ¿Cuáles son sus consecuencias? Puede estropear la credibilidad y la legitimidad de los gobiernos, propagar un pensamiento patrimonialista o hereditario del poder, reducir los ingresos monetarios e impedir que los escasos recursos públicos cooperen al desarrollo y bienestar social. También revitaliza una cultura de la corrupción y contribuye a su proliferación, permite la aprobación y operación de leyes, programas y políticas, sin sustento o legitimidad popular.

Sin embargo para entender sus consecuencias y el porqué de la tolerancia a este problema nos preguntamos ¿Cuáles son sus orígenes? Para responder a nuestra duda investigamos y descubrimos que hay diversas causas, entre ellas hay una

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