Crisis De Valores

¿Por qué hay crisis de valores en la sociedad?

La mayoría de la gente entiende por "crisis de valores" la ausencia de éstos; pero no es así. La característica esencial que informa lo que en la actualidad entendemos por crisis de valores radica en que no sabemos qué hacer con los valores que hemos guardado a lo largo de nuestra historia. Los valores que de generación en generación, nos eran inculcados desde niños han perdido ese valor y vamos desorientados en nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas.

Las personas de nuestro tiempo han perdido la voluntad de orientarse, es decir, de cultivar valores, de seguirlos y esto hace que vivamos en un mundo de caos, donde los niños no respetan a sus mayores, no ceden el asiento a madres embarazadas, no saludan a sus docentes, no piden permiso para salir,etc.

Nos preguntamos ¿Por qué esta sociedad no tiene capacidad para seguir cultivando valores? A medida que se formula esta pregunta, lo primero que le viene a uno a la mente son dos aspectos esenciales para nuestro desarrollo: la familia y la educación. Desde luego la familia es el primer espacio vital y natural del hombre en donde se aprende a relacionarse con sus semejantes; aprende sus primeras emociones y afectos; aprende el lenguaje y, por tanto, la comunicación; aprende los primeros valores esenciales para tener un comportamiento admirable, es decir, nos ayudan a tener una actuación consistente a cualquier situación.

El otro aspecto fundamental es el de la educación. En él tiene mucho que ver la sociedad en su conjunto y el poder del Estado en particular. Los gobernantes tienen el poder y los medios necesarios para impulsar la calidad en el aprendizaje académico y humano, tanto en la escuela como en la familia.

Lamentablemente, la experiencia nos ha enseñado que los políticos sólo se acuerdan de la familia y de la educación para satisfacer sus intereses electorales. Si no fuera por instituciones de la sociedad civil y del sector privado, nuestra sociedad no tendría siquiera la esperanza de ser mejorada. Sin embargo, todavía se puede recuperar el camino. Para ello necesitamos que cada ciudadano, desde la función que ejerce en la sociedad, tome conciencia y reflexione sobre los efectos que dejan sus actitudes en la construcción de un país más justo donde se respete la dignidad del ser humano.

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