Critica De La Cultura
Enviado por Anasim • 30 de Septiembre de 2014 • 1.458 Palabras (6 Páginas) • 248 Visitas
Hacia la (re) construcción de un concepto de cultura y de la crítica cultural
Gonzalo Portocarrero
RESUMEN
El lenguaje es a la vez cárcel y apertura. Cárcel porque dentro del lenguaje estamos constreñidos a pensar dentro de los significados condicionales de las palabra. Gracias a la creatividad podemos abrir el lenguaje, recrearlo en función a nuestras necesidades, lograr que sea más veraz, que dé mejor cuenta del mundo. En el uso imaginativo del lenguaje convergen la inercia del pasado con la creatividad del presente, en este encuentro caen en desuso los términos y las expresiones que ya no se corresponden con las sensibilizaciones o creencias presentes. Por otro lado, gracias a las capacidades imaginativas surgen los nuevo significados, afines a los cambio de la época.
La creatividad que desestabiliza y recrea el lenguaje está en los individuos y las colectividades. Aunque al final son siempre los individuos los que imaginan lo nuevo, quizá lo más importante es que los cambios sean asumidos por otros. El uso cotidiano del lenguaje decide la fortuna de las innovaciones, su incorporación al dominio público y este proceso de divulgación la idea original suele ser enriquecida. Sea como fuese hay muchos factores que pueden llevar al cambio del lenguaje. En esta ocasión, está la cultura, subrayando la importancia de dos hechos:
o El afán de dominación que el uso convencional de la palabra encubre y cristaliza.
o La reflexividad crítica; es decir, la capacidad de razonar, identificando incoherencias.
El término “cultura” se ha ido redefiniendo en un diálogo o polémica; es decir; por una racionalidad que pretende estar desinteresada de lo práctico, de sus consecuencias mundanas, movida únicamente por la búsqueda de la inteligibilidad, por el afán de cristalizar un concepto útil para la comprensión de la vida humana.
Usos del término “Cultura”
1. Un primer sentido del término cultura se refiere a la educación formal y a la sofisticación o refinamiento del gusto. Entonces el hombre culto se define en oposición al hombre inconstante. Pero, en los últimos años, bajo la influencia de las Ciencias Sociales y la sensibilidad democrática, este significado ha sido muy criticado. Se señala que tiene tres premisas o supuestos tácitos que resultan inadmisibles, por su elitismo, antinaturismo y materialismo. En efecto, el elitismo es claro pues en este uso patente que se niega la dignidad de cultura a las creencias, usos y costumbres, formas de vida; que se alejan de un paradigma que se postula asimismo como auténticamente humano. La alta cultura, las grandes conquistas de la civilización que se pretenden como lo único valioso y estimable: las bellas artes, la música clásica, la gran literatura, la ciencia, la caballerosidad; y también espacios donde ellas reinan: las universidades, los museos, los teatros, las salas de concierto.
Desde una perspectiva de este tipo el pueblo es ignorante, dominado por una espontaneidad no cultivada que lo lleva a ser inevitablemente pueril e inconsciente, burdo y primitivo. Pero aún más cerca de la naturaleza y mucho más lejos de la cultura aparecen los pueblos no occidentales, valorados, ellos sí, como salvajes o bárbaros, definitivamente incapaces de realizar algún aporte al desarrollo de la cultura y la civilización. Entonces el elitismo, en cuestión se transmuta en un etnocentrismo que tiende a biologizar las diferencias entre los pueblos; el elitismo se democratiza fundamentando una actitud racista que puede hermanar a los grupos privilegiados y a las masas en un común sentimiento de superioridad sobre los toscos extranjeros.
2. En el segundo supuesto el término “cultura” es la celebración de la razón entendida como autodominio y mesura y, paralelamente, como necesario complemento, la desconfianza hacia lo natural e impulsivo. El hombre culto es libre y moral, su reflexividad y buen gusto dominan lo grosero de sus apetencias y lo incondicional de su egoísmo. En general, la naturaleza interior y exterior, aparece como un dominio a ser conquistado, aprovechado mediante la ciencia y la tecnología, la educación y la cultura. El hombre educado, culto, ha triunfado sobre sus impulsos, de forma que sus expresiones y maneras denotan su señorío su ecuanimidad equilibrada y serena, y su autocontrol, lo proyecta al futuro como gestor de su destino.
3. El tercer supuesto de este discurso es el materialismo pues lo cultural queda definido como un refinamiento que es una suerte de lujo para las personas con sensibilidad y recursos. No deja de ser curioso que la cultura valorada como lo más excelso y distintivamente
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