Cómo Razonan Los Abogados.

Partiendo del título del libro del cual se desprende el presente ensayo Cómo Razonan Los Abogados, podemos deducir que no precisamente estamos ante una lección puramente doctrinal. Si bien a lo largo de la lectura nos percatamos que el autor Clarence Morris nos adentra a un mundo de consciencia, reflexión y análisis del cual en efecto somos parte, sin embargo, en el proceso de llegar a dichas virtudes cuántos en realidad estamos conscientes de ello. Dicho lo anterior, tales son las exposiciones planteadas sobre el razonamiento jurídico que debe asumir un abogado en el buen ejercicio de su profesión que le permita elaborar una defensa eficaz, debiendo haber determinado en primer plano los aspectos fundamentales en el caso y la manera en que deben de ser analizados.

Me permito comenzar admitiendo que lo que atrajo mi atención a principios de la lectura, cual fragmento es el siguiente: “La tendencia es a ser crédulos más que hipercríticos de una autoridad…”. Es claro y bien cierto lo acentuado por Morris que el razonamiento sigue un propósito, en nuestro caso es la solución de un problema que merezca la atención. Tomemos en cuenta que la mayoría de las veces los abogados teniendo como arma principal en un caso es el convencimiento hacia la autoridad y como apoyo en ésta misión, la persuasión. Derivado de esto, habiéndose realizado el debido proceso y haber llegado al objetivo del mismo, quién podrá acreditar, controvertir, simplemente estar de acuerdo o no con el criterio de resolución de la autoridad si no es el abogado mismo, cobijado con el análisis, la crítica y un pensamiento reflexivo.

Si bien hago mención en el párrafo anterior de lo cual es la finalidad de aquel que se denomine abogado; el llevar un litigio, ser representante de algún cliente en cuestiones legales, velar por su bienestar e intereses, es claro que debe en primer término para poder desenvolverse en dichas cuestiones adecuadamente contar con la preparación previa y adecuada de sí mismo. Esto es adquirir el conocimiento y experiencia jurídica. Bien es cierto y coincido en que es aquí donde debe prevalecer la iniciativa por parte del alumno de la licenciatura en Derecho para adentrarse en el rubro total de la misma ya que es bien sabido y por experiencia propia que no todo se enseña y se aprende durante el periodo de estudio para después encaminarse a la ejercicio de la profesión. Si bien hay habilidades con las que debe contar naturalmente el aspirante a ser abogado, mismas que se irán desarrollando y mejorando a lo largo de su preparación. Esto es a que cuando el abogado se pone a trabajar (haciendo referencia a lo que debería ser una buena preparación de un caso) no caiga en el supuesto de que “rara vez el cliente expone todos los hechos pertinentes de su problema, a menos que él lo inicie y le interrogue”, ya que “el abogado a menudo empieza por las conclusiones que desean sus clientes” olvidando en primer término iniciar o prepararse mediante principios generales, obteniendo así una mayor y mejor visión o perspectiva “casi total” que de algún modo sustenten o sean guía hacia la estructuración de un buen caso. Llegando a un punto en que indistintamente de cualesquiera que haya sido el método o estrategia de la cual se hiciere valer, la mayor parte de los casos que culminan en éxito

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